Mariscos de nuestras costas. Los cirrípedos

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El Percebe

El percebe (Pollicipes pollicipes) es uno de los mariscos más apreciados en nuestro país, que a pesar de las elevadas cotizaciones que alcanza en el mercado presenta una demanda que sobrepasa con mucho la producción nacional. Tanto es así, que se ha recurrido a su importación de otros países de nuestro entorno, como Francia, Portugal, o Marruecos, o incluso de Canadá, al otro lado del Atlántico, donde no es tan apreciado por los consumidores.

Las principales zonas de producción percebera del litoral español se encuentran en las costas gallegas y cantábricas, donde la pesca del percebe realizada de forma artesanal, manualmente, es una labor dura y peligrosa que se lleva a cabo en los escarpados acantilados, batidos casi constantemente por las olas, aprovechando las bajamares y los periodos de mar en calma.

Morfología

El percebe es un crustáceo cuya morfología, en estado adulto, no recuerda en absoluto a la de los típicos crustáceos, por lo que durante mucho tiempo no fue considerado como tal e incluido en otros grupos animales, como los moluscos.

En el cuerpo del adulto se distinguen dos partes bien diferenciadas:

  • El pedúnculo, cilíndrico, musculoso, provisto de un tegumento fuerte y flexible cubierto de diminutas escamas, y fijado fuertemente por un extremo al sustrato.
  • El capítulo, también llamado "uña", de forma triangular y constituido por cinco grandes placas calcáreas, acompañadas por un número variable de placas más pequeñas localizadas en la base de las grandes y que forman la zona de unión con el extremo libre del pedúnculo.

En el interior de la concha formada por el capítulo se encuentra el cuerpo del animal, en el que destaca el tórax, provisto de seis pares de apéndices birrámeos cubiertos de numerosas sedas, los cirros, tras los que se encuentra un largo pene y un abdomen reducido, en cuyo extremo se abre el ano.

Por delante de los cirros se encuentra la boca, rodeada de varios apéndices masticadores, y el músculo aductor que, al contraerse, cierra la abertura de la concha formada por las placas del capítulo.

La parte del cuerpo anterior a la boca, en la que se encontrarían las antenas, se ha transformado en el pedúnculo, y las antenas en órganos de fijación que segregan un cemento que mantiene pegado al animal al sustrato sobre el que vive.

En un animal tan modificado, los apéndices torácicos, los cirros, han perdido su original función ambulacral, y ahora contribuyen a la captura del alimento, batiendo el agua y formando como una especie de red que retiene a las particulas y microorganismos de que se alimenta.

Clasificación y distribución geográfica

Los percebes son crustáceos maxilópodos incluidos en el Orden Cirripeda, grupo Thoracica.

En nuestras costas se encuentra una especie, Pollicipes pollicipes, caracterizada por:

  • Pedúnculo de color negro, cubierto de diminutas escamas imbricadas.
  • Capítulo formado por cinco placas calcáreas grandes, de color grisáceo, cuyos bordes libres son de un intenso color rojo, y un número variable de placas más pequeñas que forman dos o tres hileras en la base de las grandes, constituyendo la zona de unión con el pedúnculo.

Su distribución geográfica se extiende por el Atlántico Noreste, desde las costas de Noruega hasta las de Marruecos.

Hábitat y comportamiento

Los percebes habitan en la zona intermareal de las costas rocosas y acantiladas fuertemente batidas por el oleaje, ocupando una zona comprendida entre el nivel superior de la pleamar hasta dos o tres metros por debajo del nivel inferior de la bajamar.

Por lo general viven formando agregados muy densos de cientos o miles de individuos, en los que se encuentran individuos de todas las edades y tamaños, puesto que es muy corriente que los individuos juveniles se fijen sobre el pedúnculo de los adultos. Estos agregados llegan frecuentemente a formar franjas de entre 5 a 9 metros de ancho a lo largo de los acantilados.

Los individuos que viven en las zonas más expuestas y abiertas, por tanto más batidas por las olas, tienden a desarrollar un pedúnculo más corto, grueso y musculoso que los individuos que habitan en zonas más protegidas como grietas y cuevas, quienes tienden a presentar pedúnculos más largos y delgados, menos musculosos y con alto contenido acuoso, cuya mitad inferior suele ser de color amarillento o anaranjado.

Estas características permiten diferenciar dos tipos de percebes:

  • el "percebe de sol", correspondiente al que habita en zonas expuestas, que es muy apreciado por los consumidores y alcanza las mejores cotizaciones
  • el "percebe de sombra", también llamado "aguarón", correspondiente al que habita en zonas protegidas, menos apreciado por su elevado contenido en agua, que alcanza cotizaciones inferiores.

El alimento de los percebes adultos consiste en presas vivas, por lo general zooplancton, aunque ocasionalmente pueden ser de mayor tamaño -pequeños moluscos, incluso pececillos- capturadas mediante la extensión y batido de los cirros, que una vez capturada la presa se contraen y la llevan hasta la boca.

El ritmo de extensión y contracción de los cirros depende de varios factores entre los que se cuentan el movimiento del agua y la abundancia de alimento que este aporte.

No parece que los percebes muestren ritmos de actividad ligados ni al ciclo de las mareas, ni al de luz - oscuridad, por lo que permanecen activos mientras se encuentran sumergidos o les llegue suficiente humedad de las salpicaduras.

Reproducción

Los percebes se encuentran entre los escasos crustáceos hermafroditas, es decir, aquellos en los que un mismo individuo presenta gónadas masculinas y femeninas.

No obstante, no se da la autofecundación y la fertilización tiene siempre lugar entre individuos distintos: el individuo que actúa como macho extiende el pene y lo introduce en la cavidad del capítulo de un individuo cercano, depositando el esperma en su interior. El receptor, una vez depositado el esperma, cierra la abertura del capítulo para impedir su salida, e inicia la puesta.

Los óvulos se almacenan en un par de sacos segregados por las glándulas oviductales, los ovisacos, donde son fertilizados, y quedan enganchados en unas estructuras denominadas frenae que los fijan a los lados del prosoma e impiden que se desplacen durante la actividad de los cirros, donde permanecen hasta el momento de la eclosión.

Parecer ser que cada individuo puede realizar varias puestas al año.

Tras el periodo de incubación, del huevo emerge una larva que llevará una vida planctónica, la larva nauplius, la más simple de las larvas de los crustáceos, caracterizada por la posesión de tres pares de apéndices (primeras antenas, segundas antenas y mandíbulas), así como por presentar dos cuernos frontales en el extremo anterior del caparazón y una espina caudal.

La larva nauplius pasa a través de seis estados, separados por sus correspondientes mudas, nombrados con números romanos (nauplius I, II, III, IV, V y VI), de los que el primero no se alimenta, viviendo de los restos de las reservas que almacenaba el huevo al inicio del desarrollo. El resto de los estados naupliares (II a VI) son planctótrofos, alimentándose del fitoplancton que capturan con las corrientes generadas por el batido de antenas y mandíbulas.

Estas larvas son fotopositivas, es decir, se dirigen siempre hacia la luz, por lo que nadan continuamente en aguas superficiales, evitando así a los organismos filtradores bentónicos, incluidos los miembros adultos de su propia especie.

Durante el tiempo que dura la fase nauplius, la larva almacena sustancias de reserva que utilizará como fuente de energía en la siguiente fase larvaria, durante la que no se alimenta y que finaliza con los procesos de fijación al sustrato y metamorfosis.

La muda del nauplius VI da origen a un nuevo estado larvario, la larva cipris, muy diferente en estructura y comportamiento.

Durante la muda, ha tenido lugar una reestructuración completa del cuerpo larvario, caracterizada por:

  • formación de un caparazón bivalvo.
  • aparición de los seis apéndices torácicos.
  • transformación de las primeras antenas, que modifican su estructura y función.
  • atrofia de las segundas antenas y de las mandíbulas.
  • aparato digestivo no funcional.

Aunque la larva cipris continua llevando durante algún tiempo una vida planctónica, no se alimenta y rápidamente, utilizando para ello sus primeras antenas ahora transformadas en un órgano explorador, se dedica a la búsqueda de un sustrato adecuado para su fijación y posterior metamorfosis.

Una vez encontrado ese sustrato, se orientan hacia el lado opuesto al de la luz incidente y se fijan a él mediante el extremo de las antenas, consistente en un disco adhesivo que comunica con unas glándulas especiales que segregan una sustancia adhesiva que actúa como cemento.

Una vez fijadas, las larvas inician su metamorfosis, durante la que reorientan su tórax, girandolo 90º en el plano vertical, desechan el caparazón de la larva cipris y comienzan a formarse las placas del capítulo, asumiendo ya la forma adulta.

Sistemas de pesca

La pesca del percebe es una labor artesanal y se realiza de modo manual utilizando un utensilio denominado bistronza o cavadoira, mediante el que se raspa la superficie de la roca, despegando así a los percebes. Esta herramienta consiste en una pieza metálica corta, terminada en una pequeña lámina triangular de bordes cortantes, unida a un mango de madera de longitud variable.

Frecuentemente se utiliza como herramienta auxiliar un truel, que se situa debajo de la zona que se está raspando, con el fin de recoger los percebes desprendidos, por lo general fuera del alcance directo del pescador.

Dadas las características de las zonas donde suele encontrarse el percebe : repartidos por las anfractuosidades de bloques desplomados al pie de acantilados rocosos muy batidos por el mar, la labor del percebero es muy arriesgada, siempre al alcance de la marejada, tanto si la realiza a pie, descolgándose por la pared del acantilado, como si lo hace desde una embarcación, cuando la zona no es accesible a pie.

Estado actual de la pesquería

La fuerte explotación a que han estado sometidas las poblaciones nacionales de percebe, unido al desconocimiento casi absoluto sobre su biología, han llevado al establecimiento de una serie de medidas reguladoras por la Administración entre las que se incluyen periodos de veda, tallas mínimas de captura y cupos de captura diarias por mariscador.

En el Principado de Asturias, la Consejería de Medio Rural y Pesca ha regulado la pesquería de percebe mediante el establecimiento una veda anual comprendida entre el 1 de Mayo y el 30 de Septiembre de cada año, así como mediante el desarrollo de una serie de Planes de Explotación por zonas geográficas, haciéndolas coincidir con las zonas de influencia de las distintas Cofradías de Pescadores, a las que se implica en el desarrollo y control de la marcha del Plan.

Estos Planes incluyen disposiciones sobre los requisitos que deben de reunir las personas que deseen dedicarse a la pesca del percebe en la zona -incompatibilizando esta actividad con otras actividades pesqueras-, contemplan la posibilidad de establecer vedas parciales en determinadas áreas durante el periodo de explotación, y determinan la talla mínima de captura (el 60% en peso de los individuos que formen cada piña debe de presentar una longitud mínima de 18 mm de longitud rostro-carenal) y el máximo de captura diaria por mariscador (variable según la época y zona de pesca, con un máximo de 8 kg/día).

1992/93 1997/98 2007/08 2012/13 2014/15
Número de perceberos 8 189 261 211 210 <202/td>
Capturas (kg) 2.283 57.068 64.369 55.000 45.000 50.000
Precio €/kg 13,2 29,7 40,3 23,4 24,9
Cofradía Incorporación plan de explotación Número de perceberos
1992/ 93 1997/98 2002/03 2007/08 2012/13 2018/19
Ortiguera 1992/93 8 14 14 11 13 13
Tapia-Figueras 1994/95 0 33 31 30 27 24
Luarca 1994/95 0 56 55 50 45 42
Viavelez 1994/95 0 18 15 13 11 10
Puerto de Vega 1994/95 0 21 28 22 20 17
Luanco-Peñas 1996/97 0 47 51 50 42 39
Oviñana-Cudillero 1998/99 0 0 67 62 55 55
S. Juan de la Arena - Avilés 2018/2019 0 0 0 0 0 25
8 189 261 238 213 225

El desarrollo de los Planes de Explotación ha tenido como consecuencia una subida espectacular en la producción, la consecución de altos precios en primera venta, con el consiguiente aumento en los ingresos de los mariscadores, así como que un recurso que hace poco más de dos décadas solo era explotado por no más de una docena de profesionales pueda hoy proporcionar medios de vida a más de doscientas familias.

Especies similares

Ocasionalmente se encuentra en nuestros mercados una especie de percebe muy similar a la de nuestras costas, pero procedente de un área geográfica tan alejada como es la costa nororiental de Norteamérica. Se trata de la especie Pollicipes polymerus, comercializada bajo la denominación de percebe canadiense, cuyo rango de distribución abarca las costas pacíficas de Canada, Estados Unidos y México.

Morfológicamente se diferencia del percebe europeo por alcanzar una mayor talla (algunos individuos llegan a medir una longitud de 30 cm), presentar un mayor número de placas en el capítulo, cuyos bordes carecen de la viva coloración roja característica del percebe europeo, y una coloración corporal general más apagada.

Los ejemplares comercializados suelen ser de gran tamaño y buena apariencia, aunque su contenido en agua es bastante elevado y si bien para el gusto de los entendidos este hecho les resta calidad, suelen alcanzar cotizaciones elevadas.

En nuestras costas es frecuente encontrar otras especies de cirrípedos pedunculados que, aunque no son comestibles y carecen de valor comercial, son a veces confundidas con los verdaderos percebes. Se trata de los llamados "percebes de la madera" o anatifas, que viven en aguas oceánicas, fijados sobre objetos flotantes como botellas, plásticos, troncos, etc. y que frecuentemente son arrojados por la mar a las playas.

Aunque parecidos a los percebes comestibles, se distinguen de ellos con facilidad debido a que su capítulo está constituido únicamente por cinco grandes placas calcáreas, de color blanquecino, y presentar un largo pedúnculo liso, sin escamas, de hasta 80 cm de longitud, de color pardo herrumbre y un elevado contenido en agua.

La especie más frecuente en nuestras costas es Lepas anatifera, aunque también se pueden encontrar ocasionalmente otras dos: Lepas ansifera y Lepas fascicularis.

Curiosidades

En la Edad Media se suponía que las crías de oca provenían de los percebes, de ahí el nombre vulgar con que suelen ser denominados los percebes pedunculados en los países de habla inglesa: "goose-barnacles" (goose = oca, en inglés).

Debido a este supuesto origen, las ocas eran considerados animales de sangre fría y, por tanto, equivalentes a pescados o mariscos, por lo que podían ser comidos los viernes de Cuaresma sin cometer pecado por faltar al precepto de no comer carne.

El Papa Inocencio III puso fin a esta tradición alrededor del año 1200.

Casto Fernández Ovies

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Citar como

Fernández Ovies, C. L.. "Mariscos de nuestras costas. Los cirrípedos". asturnatura.com [en línea] Num. 742, 17/06/2019 [consultado el 6/4/2024]. Disponible en https://www.asturnatura.com/temarios/biologia/mariscos/cirripedos.
ISSN 1887-5068

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