Iglesia de El Salvador de Simancas

La Iglesia de San Salvador de Simancas se encuentra en el extremo norte de la zona más elevada de la villa, a poca distancia del Castillo de Simancas. La antigua iglesia románica se cree que fue pasto de las llamas en el siglo XVI, al iniciarse la guerra de la Comunidades. Únicamente perdura la torre de aquel templo, datada en el siglo XII, hoy día embebida por la iglesia actual. Un incendio en 1578 provocó una reforma en la cual se añadió un cuerpo de ladrillo en el que se añadieron las campanas.

La torre está dividida en tres cuerpos elaborados en sillería de hiladas de diferente altura. El primero es el mayor y aparece dividido en dos pisos; en el inferior se encuentra la primitiva puerta de acceso al templo, hoy cegada pero iluminada por una aspillera; la puerta es de arco de medio punto y su rosca aparece recorrida por molduras lisas; en el interior el pórtico se cubre con una bóveda de cañón sencilla, de eje paralelo al eje de la iglesia. El segundo piso de este primer cuerpo presenta también una bóveda de cañon; está abierto al interior de la iglesia y ocupado por una sillería de traza sencilla; al exterior presenta una ventana románica de arco de medio punto, rosca con baquetón y extradós con chambrana de cinco filas de tacos.

El segundo cuerpo se independiza mediante líneas de imposta de ajedrezado. Presenta una ventana geminada en cada frente, de las que sólo se ven las de la parte libre. Un grueso pilar hace de parteluz; presenta un capitel decorado con una figura humana con los brazos extendidos sujetando por la boca a dos leones, y cimacio taqueado; a los extremos aparece una columnilla acodillada, con capiteles decorados con motivos vegetales.

El tercer cuerpo es muy parecido al anterior, estando limitado por líneas horizontales de imposta decoradas con tacos. La ventana geminada muestra las columnas con capiteles lisos; tampoco falta aquí la prolongación de los cimacios en una línea de imposta intermedia decorada con ajedrezado.

El resto de la iglesia es del siglo XVI, de estilo tardogótico con influencias renacentistas. Como curiosidad, hay una vieira en su fachada, y en el interior el retablo de Santiago, ya que forma parte del Camino de Santiago. El interior es de planta de salón, con tres naves cubiertas en todos sus tramos con bóvedas de crucería estrellada. Conserva importantes retablos, tallas, pinturas y una colección de orfebrería litúrgica de plata, de los siglos XVI y XVIII. Son de destacar La Piedad, de Francisco de la Maza, (considerada entre las mejores obras de este discípulo de Juan de Juni), dos retablos (el Mayor plateresco, y el de la Resurreción renacentista), así como una cruz procesional labrada en plata.