Catedral de Valencia

Catedral de Valencia

La Iglesia Catedral-Basílica Metropolitana de la Asunción de Nuestra Señora de Valencia, llamada popularmente la Seu en valenciano, es sede del arzobispado de Valencia y está dedicada por deseo de Jaime I —siguiendo la tradición del siglo XIII— a la Asunción de María. Fue consagrada el año 1238 por el primer obispo de Valencia posterior a la Reconquista, Fray Andrés de Albalat. El gótico valenciano es el estilo constructivo predominante de esta catedral, aunque también contiene elementos del románico, del gótico francés, del renacimiento, del barroco y neoclásico. En su interior se venera el Santo Cáliz, fechado del siglo I, y dado a la catedral por el rey Alfonso el Magnánimo en 1436. Contiene algunas de las primeras y mejores pinturas del Quattrocento de toda la Península Ibérica, que llegaron de Roma a través de artistas contratados por Alejandro VI. Este último Papa valenciano, cuando aún era el cardenal Rodrigo de Borja, hizo la petición para elevar la sede valentina al rango de Metropolitana, categoría que le fue otorgada por el papa Inocencio VIII en 1492.

Historia

El emplazamiento de la catedral ha sido lugar de culto desde la época romana, ya que allí se encontraba un templo dedicado a Júpiter o Diana, del que aun hoy se pueden ver en pie las columnas, en el Museo de la Almoina, junto a la Catedral. Sobre ese templo se erigió la catedral valenciana, durante la época visigoda. Con la conquista árabe, el lugar se volvió sede de la mezquita de Balansiya (Valencia en árabe); hasta que en el siglo XIII, volvió a ser iglesia cristiana, tras la conquista de la ciudad por Jaime I.

La estructura principal de la Catedral de Valencia se alzó entre los siglos XIII y XV, por lo que es principalmente de estilo gótico. Sin embargo, su construcción se prolongó durante siglos,​ razón por la cual hay una mezcla de estilos artísticos -que van desde el temprano románico, hasta el sutil renacimiento, el barroco recargado y el más contenido neoclasicismo- que es la característica más relevante de la catedral de Valencia y que la convierte en una joya de la arquitectura universal.

Las excavaciones en el adyacente Centro Arqueológico de la Almoina han desenterrado restos de la antigua catedral visigoda del siglo V, la cual, más tarde, pasó a ser mezquita.​ Hay constancia documental de que hasta décadas después de la conquista cristiana (1238) la mezquita-catedral permaneció en pie –incluso con las sentencias alcoránicas en las paredes-, hasta que finalmente el 22 de junio de 1262 fray Andreu d’Albalat​ resolvió derribarla y construir en su lugar una catedral, en correspondencia con los planos del arquitecto Arnau Vidal.

Se empleó para levantarla material de las vecinas canteras de Burjasot y Godella, pero también de otros lugares más alejados como Benidorm y Jávea, de donde llegaron las piedras en barco.

Otras razones que explican la simplicidad y sobriedad de la catedral de Valencia son que fue construida con celeridad para marcar el territorio cristiano frente al musulmán, y que no fue una obra suntuaria de ningún monarca, sino una construcción eminentemente ciudadana sufragada por la burguesía local.

Construcción

Aunque el recorrido por el interior de la catedral es muy rico y nos lleva de unos estilos a otros casi sin solución de continuidad, se trata de un edificio de planta gótica de tres naves con crucero cubierto con cimborrio, girola y ábside poligonal.

La catedral, que se iba haciendo a medida que la mezquita se derribaba, contaba ya al final del siglo XIII con el deambulatorio o girola con sus ocho capillas y con la puerta románica de la Almoina, situada en el brazo oriental del crucero.

Entre 1300 y 1350 se cerró el transepto o crucero por su lado oeste con la construcción de la puerta gótica de los Apóstoles. También se construyeron tres tramos de las tres naves -una central y dos laterales-, y se inició el cimborrio.

La antigua Sala Capitular (hoy Capilla del Santo Cáliz) (1356-1369), donde se reunían los clérigos para deliberar los asuntos internos, y la torre campanario del Micalet (1381-1425) se levantaron inicialmente separadas del resto de la iglesia, pero en 1459 los maestros Francesc Baldomar y Pere Comte iniciaron la ampliación de las naves de la catedral en un tramo más, conocido como Arcada Nova o Arcada de la Seu, y la unieron definitivamente tanto con la sala capitular como con el Micalet. Desde aquel momento la catedral mide 94 metros de largo por 53,65 de ancho en el transepto.

Los siglos del renacimiento (XV-XVI) influyeron poco en la ya consolidada arquitectura pero mucho en la decoración pictórica, como la del altar mayor, y escultórica, como la de la capilla de la Resurrección.

De la etapa barroca destaca que en 1703 el alemán Konrad Rudolf proyectó e inició la puerta principal de la catedral, conocida como de los Hierros por la reja que la rodea. A causa de la Guerra de Sucesión no la pudo acabar, y fueron principalmente los escultores Francisco Vergara e Ignacio Vergara los que lo hicieron. Al ser su planta curva, el paramento cóncavo que origina creaba un singular y estudiado efecto de perspectiva, desvirtuado durante el siglo XX a causa del derribo de los edificios adyacentes (antigua calle de Zaragoza) para ampliar la Plaza de la Reina.

Desde el último tercio del siglo XVIII se puso en marcha un proyecto de renovación del edificio, cuya intención era dotarlo de un aspecto neoclásico homogéneo, rehuyendo del estilo gótico que entonces era considerado obra de bárbaros. La obra empezó el 1774 y corrió a cargo del arquitecto Antoni Gilabert Fornés. La remodelación neoclásica afectó tanto a elementos constructivos como ornamentales: los pináculos exteriores del templo fueron eliminados, las azoteas ocultas por tejados, y la estructura gótica (incluyendo ventanales con vitrales), enmascarada por estucos, dorados y otros elementos pseudoclásicos.

El 1931 fue declarada monumento histórico-artístico, pero durante la Guerra Civil Española fue incendiada, razón por la que se perdieron parte de sus elementos artísticos. El coro, situado en la parte central, fue desmontado en 1940 y trasladado al fondo del altar mayor. Los órganos, que habían sufrido importantes daños durante el conflicto bélico, no fueron reconstruidos.

Asimismo en 1970 las llamadas Casas de los Canonges (Casas de los Canónigos), construcciones adosadas en las capillas exteriores en la calle del Micalet, fueron derribadas para devolver a la catedral su aspecto anterior, al mismo tiempo que la aligeraban de elementos de escaso o nulo valor arquitectónico.

En 1972 se emprendió la tarea de repristinación de la catedral, que significó la retirada de casi todos los elementos clásicos, para recuperar el aspecto gótico original. Solo quedó como decoración clásica la mayor parte de las capillas laterales y de la girola, y algunos elementos puntuales, como las esculturas sobre las pechinas del cimborrio.

El Exterior

En el exterior de la catedral destacan los siguientes elementos.

La puerta de l’Almoina o del Palau

La puerta de l’Almoina, llamada así por ser vecina a la ya desaparecida casa de l’Almoina (la limosna), donde se daba socorro a los necesitados, es la más antigua de la catedral. También es conocida como Puerta del Palau por su vecinaje con el palau o palacio arzobispal. De estilo románico, constituye un elemento claramente diferenciado del resto de la catedral, que es principalmente gótico. Algunos autores la consideran de 1262-1270, obra de Arnau Vidal, pero por su estilo primitivo otros la remontan al 1240, inmediatamente después de la conquista del Reino de Valencia de 1238. El hecho de que esté encarada al este, mirando hacia la Meca, sugiere que allí mismo se encontraba el mihrab de la antigua mezquita.

Su estilo románico con influencia mudéjar es de tipo leridano.​ De hecho, por su similitud a la puerta dels Fillols de la Catedral de Lérida, hecha hacia el 1220, algunos ven la mano de algún maestro leridano en su construcción. Tal es la vinculación de esta puerta con Lérida que, por encima de la arcada hay esculpidos en piedra las cabezas de siete matrimonios leridanos que, según la tradición, representarían los repobladores fundacionales de la nueva ciudad cristiana, que vinieron a Valencia acompañados de trescientas doncellas leridanas con el fin de casarlas con los soldados que habían luchado en el lado de Jaime I.

Por debajo de éstas cabezas, que aún conservan restos de policromía, figuran en una inscripción los nombres de los repobladores.

La puerta de l'Almoina, que forma un cuerpo saliente con respecto al muro de la catedral, forma un arco abocinado con seis arquivoltas de medio punto concéntricas y en degradación (de más a menos grande), que se apoyan sobre finas columnas con capiteles, magníficamente decorados con escenas del Génesis en la parte izquierda, y del Éxodo en la derecha.

La decoración de las arquivoltas consiste en motivos vegetales y geométricos, con molduración variada: puntas de diamante, figuras de serafines, festones lobulados y delicados follajes, santos en pequeñas hornacinas y molduras en zigzag. En la línea de impostas hay una cenefa con repertorio de animales fantásticos. Rematando el conjunto y en la parte superior catorce canecillos con las cabezas de las siete parejas antes citadas sostienen el voladizo.

Sobre la puerta se puede observar un ventanal gótico y otro a su derecha, que habían estado ocultos hasta la última restauración de la catedral. Nada más entrar en la catedral por la puerta de l'Almoina, a mano izquierda, está la tumba del ilustre Ausiàs March. Se trata de una lápida colocada en 1950 por la asociación lo Rat Penat y el Ayuntamiento de Valencia en reconocimiento de este poeta que está enterrado en algún lugar de la catedral (no se sabe con certeza donde) con una inscripción de uno de sus poemas.

Capilla de Sant Jordi

Si caminamos desde l’Almoina dejando la catedral a nuestra izquierda encontraremos justo delante del Centro Arqueológico de la Almoina una pequeña capilla, la de Sant Jordi o San Jorge. Según las crónicas, el 9 de octubre de 1238, conquistada la ciudad de Valencia, Jaime I se dirigió a la mezquita mayor, e hizo la primera misa en el lugar donde hoy se encuentra esta capilla de Sant Jordi, adosada a la parte exterior del ábside.

En el interior de la capilla, sobre un altar, hay un retablo gótico, con una pintura de Sant Jordi y un rótulo que dice: Sant Jordi en la batalla del Puig de Santa María. Año 1237. Esta pintura es muy parecida -a pequeña escala- al cuadro que se conserva en el Victoria and Albert Museum de Londres y que allí se llama Saint George in the Battle of Puig.

Obra Nova

Si al pasar la capilla de Sant Jordi continuamos rodeando la catedral por nuestra izquierda encontramos un pasadizo de 1660 que une la catedral con la basílica de la Virgen de los Desamparados. Nada más pasarlo empieza la Obra Nova, una galería o tribuna de estilo renacentista que está abierta hacia la actual Plaza de la Virgen, que históricamente recibía el nombre de plaza de la Seu o de la Seo.

Esta tribuna de tres pisos con arcadas abiertas, de estilo renacentista (en el piso de abajo), toscano (en medio) y jónico (arriba) estaba adscrita a la contemplación de los espectáculos públicos, como procesiones y ejecuciones por parte de los canónigos. Por eso recibe también el nombre de llotgeta dels canonges (de los canónigos) o del Capítol (del capítulo). Su construcción se inició el 1566, bajo la dirección del arquitecto Miquel Porcar y del carpintero y tallista Gaspar Gregori.

En una de las restauraciones de la catedral durante la segunda mitad del siglo XX fue suprimido su tejado y los balconcillos y columnillas quedaron muy visibles,​ como una especie de teatro romano adherida a la catedral. Como contrapartida, el cimborrio gótico ahora puede ser mejor contemplado desde la plaza de la Virgen.

Puerta de los Apóstoles

Nada más pasar la Obra Nova a nuestra izquierda se encuentra la puerta de los Apóstoles, llamada así por las estatuas de los doce apóstoles que alberga. De estilo gótico francés, contrasta notablemente con la puerta románica de l'Almoina con que confronta a la otra parte del crucero. Se sabe que en su construcción trabajó Nicolás de Ancona o de Autun desde 1303 y que en 1354 ya estaba acabada. Fuera quien fuere su autor, era un mal conocedor de la piedra del país, pues empleó una de tipo quebradizo que se degradó con rapidez y que obligó a continuas reparaciones, ya documentadas en el siglo XV. Durante los años 1960 la puerta fue completamente restaurada y las figuras originales -en muy mal estado de conservación- fueran expuestas en el museo de la catedral y sustituidas por copias, que son las que hoy decoran la puerta.

La puerta se abre abocinada sobre un muro resaltado que le sirve de encuadramiento. Consta de tres arquivoltas ojivales decoradas, respectivamente, con catorce estatuillas de ángeles (la interior), dieciséis de santos y dieciocho de profetas (el exterior), colocadas unas sobre las otras, siguiendo la dirección de los arcos y cada una con sus correspondientes doseletes. Todas estas figuras, en total 48, estaban policromadas.

Estas tres arquivoltas se apoyan sobre seis doseletes -tres a cada lado- que protegen seis estatuas de apóstoles apoyados, a su vez, sobre pilares de sección prismática triangular cuyas caras se decoran con cuadrifolios con esfinges de la virgen y del Arcángel, en relieve, y varios escudos del rey, familiares (como los Borja o los Centelles) y gremiales. Los otros seis apóstoles aparecen situados fuera del arco, pero sobre idénticos pedestales. En el ángulo que forma la puerta con el muro de la iglesia, a ambos lados, aparecen, en sendos doseletes góticos, las estatuas de San Sixto y San Lorenzo y de San Valerio y San Vicente Mártir. Los batientes o hojas de las puertas, los clavos y los herrajes de la puerta son originales de 1438.

La arquivolta queda enmarcada por un gablete abonado por arquerías ciegas con estatuas. En la parte superior de la fachada, también dentro de un gablete, se abre un gran rosetón de seis puntas, que representa la estrella de David o Salomón, de 6.45 metros de diámetro, constituida por dos triángulos equiláteros entrelazados en los intersticios de la que figuran varios adornos de tracería calada que enmarca vidrieras polícromas. Este rosetón fue casi totalmente reconstruido en los años 1960 al haber sufrido el mal de la piedra. Como apunta Joan Fuster, esta estrella salomónica es bastante difícil de explicar en la entrada de un templo católico.​ Se especula que, ante la falta de fondos para la construcción de la puerta, se pidió prestado dinero a los prestamistas judíos, y éstos accedieron a cambio de que figurase la estrella en el rosetón.

En el tímpano de la puerta se encuentra la imagen de Santa María, bajo la advocación de la que fue consagrada la catedral, con el niño en brazos y rodeada de ocho ángeles músicos; antes de 1599 esta imagen de la Virgen del tímpano se encontraba en el mainel, de manera muy similar a la que hay en la iglesia arciprestal de Morella.

En el pie de la puerta de los Apóstoles se reúne todos los jueves a las 12 de la mañana, el Tribunal de las Aguas, reliquia secular de la administración de justicia correspondiente al derecho de aguas en la huerta de Valencia. Probablemente ya se reunía en este mismo lugar cuando la actual catedral era aún mezquita.

Micalet o Miguelete

Desde la Puerta de los Apóstoles, si dejamos la plaza de la Virgen a nuestra derecha y nos dirigimos por la calle del Micalet, llegaremos a la torre campanario del Micalet o Miguelete, entrañable emblema sentimental para los valencianos, y probablemente el monumento más característico de la ciudad. Fue iniciado el 1381 por Andreu Julià, y para conmemorar este hecho se grabó una inscripción -casi ilegible hoy día- sobre la base de la torre que dice: "Aquest campanar fonc començat en l'any de la nativitat de nostre senyor Jesucrist MCCCLXXXI. Regnant en Aragó lo molt alt rei en Pere. Estant de bisbe en València lo molt alt en Jaume, fill de l'alt infant en Pere e cosin germà de dit rei" (Este campanario fue empezado en el año de la natividad de nuestro señor Jesucristo MCCCLXXXI. Reinando en Aragón el muy alto rey Don Pedro. Estando de obispo en Valencia el muy alto Don Jaume, hijo del alto infante Don Pere y primo hermano de dicho rey). Andreu Julià dejó la obra el 1396 y en 1402 la reanudó Josep Franch. En 1414 se hizo cargo de la obra Pere Balaguer, que es el autor de la bella decoración del último cuerpo.

En 1424 el arquitecto Martí Llobet fue el encargado de llevar a cabo el hoy desaparecido antepecho de la torre, el cual, de tracería calada gótica, fue destruido en el siglo XVIII, y sustituido por una barandilla metálica a principios del siglo XX. En 1983 se hizo uno nuevo de piedra que es el que hoy podemos ver, obra de F. Pons Sorolla, de estilo neogótico, a partir de fragmentos encontrados del antiguo. Por lo que respecta al coronamiento de la torre, hubo un proyecto de aguja gótica ideado por Antoni Dalmau en 1453, pero nunca se construyó; en su lugar se alzó una estructura provisional ' de madera para albergar y sostener las campanas, que permaneció así hasta que se construyó la espadaña barroca (1660-1736) que hoy podemos contemplar.​ El Micalet, acabado el 1425, fue llamado inicialmente Campanar Nou (campanario nuevo), para diferenciarlo del campanario viejo, que era una modesta torre de estilo románico hoy desaparecida, que se encontraba en la calle de la Barcella (Barchilla), junto a la puerta de l'Almoina. El nombre que triunfó para designar el monumento, sin embargo, fue Torre del Micalet, por el nombre popular de la campana grande que toca las horas, y que fue bendecida el 29 de septiembre de 1418, día de San Miguel, lo cual explica el nombre cordial de Miguelete o Micalet con que los valencianos la designan.

Presenta un estilo marcadamente gótico valenciano, y podría estar inspirado en la torre de la Catedral de Lérida, que es tan sólo un poco anterior y presenta una estructura y altura similares, si bien en ésta segunda sí que se alzó el remate gótico que le falta al Micalet. Está dividido en cuatro cuerpos, de los cuales sólo el de más arriba está decorado, sobre el vacío de las campanas con el trenzado ojival de unas molduras. Este prisma octogonal mide 50,85 m, que equivale a su perímetro exacto. Doscientos tres escalones de piedra, a través de una angosta escala de caracol, nos conducen al pie de la espadaña final, la cual eleva la altura de la torre a unos 70 m. Desde allí se contempla una vista que, en días claros de poniente o mistral, abraza hasta el Montgó, por el sur, y hasta más allá del Desierto de las Palmas, por el norte.

Antes del 1480 estaba exento del resto de la catedral, pero gracias a la prolongación de las naves realizada por Francesc Baldomar a partir de 1458 y por Pere Comte desde 1476, quedó definitivamente unido a ella. A lo largo de su historia, el "Micalet" cumplió funciones de faro, torre de vigilancia, e incluso plataforma para castillos de fuegos artificiales. La ciudad corría a cargo de las iluminaciones que se hacían para las festividades extraordinarias.

Puerta de los Hierros

Justo al lado del Micalet se encuentra la puerta principal, llamada de los Hierros (o dels Ferros en valenciano) por la reja de hierro que circunda el atrio de entrada. Es la más moderna, sustituye a una previa del siglo XV, fue financiada por una donación de doña Mariana Pont de Aguilar en 1621 e iniciada en 1703 por el escultor y arquitecto alemán Konrad Rudolf, que llegó a Valencia con el archiduque Carlos de Austria, pero al finalizar la guerra de Sucesión se fue con él, ya que era su escultor de cámara, y dejó paralizadas las obras en 1707, que fueran acabadas en 1713 por sus discípulos Francisco Vergara "el Viejo" y Francisco Stolz. Otros escultores que intervinieron fueron Andrés Robles y Ignacio Vergara y los picapedreros, José Mines y Domingo Laviesa.

Esta puerta es de notable interés por su planteamiento acertado y atrevido dentro del contexto hispánico de la época. Se trata de uno de los pocos ejemplos de la aplicación del barroco arquitectónico italiano, de planta ondulante y en movimiento, al estilo de Bernini o Borromini, a diferencia de los edificios barrocos españoles de la época, de tipo churrigueresco, con planta tradicional y gran profusión decorativa.

La Puerta de los Hierros, que se parece a un retablo de forma cóncava, mide más de 36 metros de altura. Cuando se construyó pretendía crear la ilusión óptica de una mayor sensación de espacio en un lugar realmente muy pequeño -a la manera de Bernini o Borromini- ya que fue concebida para ser vista desde la estrecha calleja (de Zaragoza) que acababa en la misma puerta. Hoy esta calle ha desaparecido al ensancharse la Plaza de la Reina y la puerta queda en una esquina de la plaza de ahí la respuesta a la incomprensión de la gente al no entender la posición de la puerta.

La puerta de los Hierros, que está precedida por un atrio que limita una reja de hierro, también barroca, se desarrolla en tres cuerpos superpuestos. En el primero, hay tres columnas a cada lado de la puerta, con fuste decorado y capiteles corintios, realizados por Konrad Rudolf entre los que se abren sendas hornacinas con las estatuas de Santo Tomás de Villanueva y San Pedro Pascual, obra de Francisco Stolz. Sobre el arco de entrada destaca un bajo relieve, atribuido a Ignacio Vergara que representa el anagrama de la Virgen, con gloria de ángeles y otros adornos, y enmarcado sobre una venera de estilo rococó. El segundo cuerpo, más reducido, tiene cuatro columnas del mismo orden, en el intercolumnio del centro, un rosetón oval, y en los laterales, las estatuas de San Lorenzo de Francisco Stolz y de San Vicente Mártir, obra de Konrad Rudolf, y medallones con los bustos de los papas valencianos, Calixto III y Alejandro VI, con figuras alegóricas: a los pies del primero la caridad y la justicia, y a los del segundo la esperanza y la fortaleza; ambas son obras de Francisco Vergara. En el tercer cuerpo, de menores dimensiones, se representa la asunción de la Virgen en un alto relieve atribuido a Ignacio Vergara y, en ático, el símbolo del Espíritu Santo en relieve bajo un frontón partido, y en sus extremos, las esculturas de san Luis Bertrán y san Vicente Ferrer, obra de Stolz.

Remata el conjunto una cruz de hierro sobre una esfera de bronce entre dos ángeles de piedra. La piedra de esta puerta procede de las canteras de Benigánim, Moncada y Ribarroja de Turia.

Nada más entrar dentro de la catedral por la puerta de los Hierros, en el muro izquierdo y sobre la pila bautismal, se encuentra el célebre cuadro de Vicente Macip llamado Bautismo de Cristo en el río Jordán por Juan el Bautista (1535). Dentro del cuadro, asisten al acto de bautizo cuatro doctores de la iglesia y el donante del cuadro, el venerable Agnesi, mientras desde el cielo, Dios envía el espíritu santo sobre el hijo.

Interior

En el interior de la catedral de Valencia destacan los siguientes elementos.

Cimborrio

De estilo gótico francés (siglo XIV-XV), está formado por un prisma octogonal de dos cuerpos superpuestos, con ocho vidrieras de fina tracería calada en cada cuerpo. El primer cuerpo o parte baja es de autor insabido, del siglo XIV, mientras que el segundo cuerpo o parte alta es obra de Martí Llobet (de hacia el 1430). El cimborrio dota de luz natural siempre blanca al crucero, gracias a las ventanas translúcidas de alabastro y al hecho de que su armazón de piedra está reducido al mínimo.

El cimborrio descansa en trompas cónicas y se cierra con una bóveda de crucería compuesta por ocho nervios y plementería de ladrillo. Con una altura de unos 40 metros, la ausencia de contrafuertes y la ligereza contructiva derivada de la tracería calada de sus muros resulta prodigiosa desde el punto de vista arquitectónico.

En las pechinas, bajo las trompas del cimborrio figuran cuatro esculturas de estuco del siglo XVIII que representan los cuatro evangelistas con los atributos con que se identifican: San Lucas con el toro, obra de Josep Pujol, San Juan Evangelista con el águila del mismo autor, San Mateo con el ángel, de Josep Esteve y San Marcos con el león, de Francesc Sanchis. En su parte superior hay una campana (el cimboriet) de 1805 que actualmente no se utiliza.

Capilla del Santo Cáliz

Obra de Andreu Julià en estilo gótico florido (1356-1369), la actual capilla del Santo Cáliz se destinaba en un principio a la celebración de reuniones del capítulo de la catedral, es decir, a sala capitular. También se usaba para enterramiento de prelados y canónigos, y en su subsuelo hay una cripta que hoy se encuentra cegada. Después sirvió de cátedra de teología, siendo también aprovechada para reunirse las Cortes Valencianas. Más tarde recibió el nombre de Capilla del Cristo de la Buena Muerte, pero el 1916 se decidió el traslado del Santo Cáliz a la capilla, de donde proviene su actual nombre.

Originalmente era una capilla exenta, pero en 1496 Pere Comte concluyó el pasillo, en estilo gótico florido, que la unía con el resto de la catedral. Para acceder, hay que entrar por la puerta de los Hierros y girar a mano derecha hasta que encontramos una entrada al pasillo o sala de acceso, al final de la cual hay una portalada gótica en piedra que permite el ingreso en la capilla. En este pasillo de acceso encontramos cinco sepulcros góticos de piedra, uno de los cuales del obispo Vidal de Blanes, que mandó edificar la Sala Capitular, hoy del Santo Cáliz. Además encontramos un cristo tallado en madera, bajo el que hay un fresco pasado a lienzo de la Adoración de los Pastores, obra de 1472, de Paolo de San Leocadio. Esta obra, que se encuentra en un estado de conservación pésimo, era uno de los frescos que realizó para mostrar su maestría y acreditarse para pintar el presbiterio y es, al mismo tiempo, una de las primeras pinturas renacentistas –si no la primera- hecha en la Península Ibérica. Ante este fresco hay un retablo de San Miguel posterior, de principios del XVI, obra temprana del Maestro de Gabarda, todavía de estructura gótica, aunque de transición al Renacimiento. Resulta interesante compararlo tanto con la Adoración de los Pastores de Paolo de San Leocadio como con el cuadro del Bautismo del Cristo, obra de madurez del mismo Macip (ver foto en el apartado de la puerta de los Hierros).

La Capilla del Santo Cáliz, de planta cuadrada, mide trece metros de lado y dieciséis de altura, con paredes lisas de piedra oscura labrada y tres ventanales con vidriedras polícromas. Destaca la bella y complicada bóveda gótica con ocho nervaduras y veinticuatro arcos terceletes que forman una estrella de ocho puntas, que descansan sobre ménsulas policromadas. Sobre las claves de la bóveda, también polícromas, figuran los doce apóstoles, salvo en la central, donde hay la coronación de la Virgen en el cielo después de la asunción.

También hay que resaltar el retablo, tallado en alabastro, que enmarca el Santo Cáliz, que procede de la antigua fachada gótica del trascoro, y que fue colocado aquí en 1777, al ser sustituido aquel por otro neoclásico, hoy desaparecido. Es obra de los arquitectos Antoni Dalmau y Julià lo Florentí (1441-1446), y además intervinieron los escultores Joan de Sagrera, Joan de Sogorb y Arnau de Bruselas. En la parte superior del retablo destacan los doce relieves de Julià lo Florentí, que son una de las primeras obras del Renacimiento en España. Las escenas inferiores corresponden al Antiguo Testamento, mientras que las superiores corresponden al Nuevo.

El tesoro más importante que alberga esta sala, del que recibe el nombre, es el Santo Cáliz, donado por el rey Alfonso el Magnánimo el 1437 y conservado en la sala de reliquias hasta que en 1916 se trasladó a esta capilla. Hasta 1744 el cáliz era empleado con regularidad, pero se le cayó a un religioso al suelo y se agrietó; después dejó de usarse y quedó como simple objeto de culto. Actualmente se encuentra protegido por un farol y descansa sobre una ménsula dentro del retablo gótico de alabastro antes mencionado. La copa es de piedra de tipo ágata oriental o calcedonia, de la variedad llamada cornalina, de color rojo oscuro. Su diámetro es aproximadamente de diez centímetros y su altura de siete. Tanto la superficie exterior como la interior son lisas. La baza es pequeña, de forma circular. Está fechada en el siglo I d. C.

El pie de la copa está constituido por una navecilla, en posición invertida, también de calcedonia muy translúcida, ribeteada en oro. La unión entre el pie y la copa y las dos asas están finamente trabajadas en oro. La montura, de fina orfebrería, está encastada con valiosas perlas y esmeraldas. Tanto el pie como las asas fueron montadas en tiempo medievales.

La histórica capilla presenta también unos bancos de piedra, que circundan el recinto, que sirvieron para asiento en la antigua aula de estudios. Y, en el muro de la derecha, se encuentra el púlpito gótico de piedra desde el cual San Vicente Ferrer explicaba su cátedra de teología, mientras a su derecha se encuentra el cuadro la Adoración de los Reyes de Julià lo Florentí (1469-1472), pintado al fresco, restaurado y pasado en lienzo.

En el muro, a mayor altura, se encuentran colgantes dos grandes trozos -de cincuenta-nueve y de setenta metros, respectivamente- de grandes cadenas. Son las que antaño cerraban el puerto de Marsella, que tenía fama de inexpugnable, y que el 19 de noviembre de 1423 rompió la nave de Romeu de Corbera, que comandaba el ataque de Alfonso el Magnánimo a la capital de la Casa de Anjou, rival del rey. Las cadenas del puerto fueran tomadas como trofeo, llevadas a Valencia y donadas por el propio rey a la catedral.

En la misma acción también fueran presas como botín de guerra las reliquias de San Luis de Tolosa, patrón de Marsella, que fueron igualmente donadas a la catedral (si bien devueltas a Francia por Fernando VI de España). En un primer momento, las cadenas fueron depositadas en el presbiterio pero con las reformas del año 1779 pasaron a la actual capilla del Santo Cáliz. También hay un cuadro de Vicente López Portaña, del siglo XIX, que representa la expulsión de los moriscos, y una pintura del siglo XV que representa a San Cristóbal.

Frente al muro donde se encuentra el púlpito hay una puerta gótica que conduce al interesante Museo de la Catedral, donde hay obras de pintores primitivos valencianos, como Jacomart y Rodrigo de Osona, y otros autores, como Juan de Juanes, Castellanu, Correggio, Orrente, Espinosa, Vicente López Portaña, Camarón, y Francisco de Goya.

Girola

Es una de las partes más antiguas de la catedral, ya que por aquí empezó su construcción el 1262. La girola, espacio destinado para que los fieles puedan deambular a través de las capillas sin interrumpir el culto del Altar Mayor, no es un elemento muy habitual a las iglesias de Valencia, ya que sólo aparece en la catedral y en Santa Catalina. Primitivamente se podía contemplar el Altar Mayor a través de los arcos del presbiterio (como aún hoy a la iglesia de Santa Catalina, pero se cegaran a raíz de la reforma barroca del ábside del siglo XVII. La girola cuenta con ocho capillas originalmente góticas, pero a raíz de la reforma neoclásica proyectada en 1771 por Antoni Gilabert fueran cubiertas de estucos y otros elementos. Con la repristinación iniciada en 1972 algunas de las capillas han recuperado parcialmente la piedra original. En el deambulatorio, frente a la sacristía, se encuentran las campanas conocidas como del rotgle, que se utilizan todos los días, así como otras dos campanillas de avisos, que según la tradición fueron llevadas por Jaime I en 1238 para marcar la nueva cultura sonora de los cristianos, muy diferente a la musulmana.

Altar Mayor

EL Altar Mayor de planta poligonal está cubierto por una bóveda de seis nervios. Tiene cinco ventanales y se comunica con la girola a través de dos puertas laterales. Tanto la bóveda como los muros estaban ornamentados con murales encargados a Miquel Alcanyís, que hizo en 1432, pero que desaparecieron en un incendio en 1469. Posteriormente, hacia 1474, se encargaron nuevas pinturas, de estilo renacentista, a Paolo de San Leocadio y Francesco Pagano. Estas pinturas fueran tapadas, sin embargo, por una lujosa ornamentación barroca durante 1674-1682, llevada a cabo bajo la dirección de Juan Pérez Castiel. El ábside gótico de planta poligonal quedó recubierto con nuevas bóvedas, superposición de adornos, imágenes, pilastras, columnas salomónicas, canecillos, ménsulas, pechinas, tímpanos partidos, festones, ángeles dorados, etc. La riqueza de mármoles y dorados, la suntuosidad de las formas y profusa decoración evocaba el estilo rococó.

Así fue hasta junio de 2004, cuando por azar fueron encontradas bajo la bóveda de Juan Pérez Castiel unas pinturas de gran belleza que han sido fechadas en 1474. Dichas obras son las pinturas antes mencionadas de Paolo de San Leocadio y Francesco Pagano, y representan ángeles tocando instrumentos musicales. Poco después del incendio de 1469, hacia 1474, el que sería futuro papa Alejandro VI ordenó a ambos pintores que realizaran las pinturas al fresco que ahora se vuelven a contemplar, después de que la bóveda de Pérez Castiel fuera desmontada.

En el presbiterio encontramos además un retablo que en realidad es un gran armario acotado por dos puertas, que guardaba un retablo renacentista de plata (1492-1507) elaborado por el orfebre Bernabo Thadeo de Piero de Pone, que fue fundido en Mallorca en 1812 para acuñar moneda en la guerra contra Napoleón.

Las grandes puertas que cierran el armario ocupan una superficie de 75 metros cuadrados, pintadas al óleo entre 1506 y 1510 por Fernando Yáñez de la Almedina y por Hernando de los Llanos, los cuales fueron probablemente colaboradores de Leonardo da Vinci y llevaron desde Italia el estilo renacentista que habría de llegar después al resto de la península a través de Valencia. Son en total seis tablas dobles, es decir pintadas por ambos lados, lo cual hace un total de doce pinturas, de 1,94 metros x 2,27 metros cada una. Las estatuas de madera dorada que coronan el suntuoso entablamento con canecillos, cartelas y ovales que rematan el ábside corresponden a san Vicente Ferrer, san Pedro Pascual, san Luis Bertrán, san Francisco de Borja, san Lorenzo y san Vicente mártir, y son obra de Tomás Sánchez Artigas. Los relieves de mármol importados de Génova que ocupan las hornacinas que deja el segundo cuerpo representan escenas de la vida de san Vicente mártir, san Francisco de Borja, san Pascual Baylon y los santos Bernardo, María y Gracia, y se deben en el cincel de Daniel Salanova en 1687. La delira de vidrio que cuelga es de Murano, traída de Roma por el arzobispo Rocabertí (1677-1699). Las vidrieras del techo con arcángeles y Cristo Pantocràtor son del siglo XIX. Aquí se encuentra el sobrio coro de estilo herreriano (1594-1604) en madera de boj y nogal, que originalmente contaba 155 sitiales y se encontraba en el centro de la nave principal, pero que se trasladó en 1939 a su lugar actual.

Fuente y bibliografía:
Wikipedia
Web de la Catedral de Valencia

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Glosario de términos

Altar
En el culto cristiano, especie de mesa consagrada donde el sacerdote celebra el sacrificio de la misa
Arcada
Conjunto o serie de arcos en las fábricas, y especialmente en los puentes.
Arco
Elemento sustentante, que descarga los empujes, desviándolos lateralmente, y que está destinado a franquear un espacio por medio de un trayecto generalmente curvo.
Atrio
Recinto cerrado, y generalmente porticado que precede a la entrada de un edificio.
Banco
Es la parte inferior del retablo el que se apoya el mismo. Si el banco lo forman dos pisos el inferior se llama sotobanco
Barroco
Estilo artístico basado principalmente en el exceso de énfasis y abundancia de decoración, en contraposición al clasicismo renacentista. Se situa entre 1600 y 1750 y su nombre proviene de la palabra barrueco que significa perla irregular, ya que este estilo marcaba exageradamente las formas irregulares y onduladas
Calle
Franja vertical del ábside formado entre columnas o contrafuertes
Canecillo
Adorno saliente que sirve para sostener alguna pequeña cornisa, busto, balcón etc. Suelen estar decorados con figuras diversas o motivos geométricos.
Capilla
Edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular.
Capitel
Parte superior de una columna, compuesta de molduras y otros elementos decorativos. Elemento colocado sobre el fuste de una columna que sostiene directamente el arquitrabe, arco etc. Los capiteles pueden ser vegetales, historiados (con historias), figurados (con personajes), antropomorfos (se reconocen figuras humanas), zoomórficos (animales conocidos) y fantásticos (animales no existentes). La voz proviene del latín capitellum diminutivo de caput (cabeza)
Cartela
Decoración enmarcando a modo de orla una parte central destinada a recibir emblemas, leyendas etc. Tabla o escudo sobre el que se coloca un emblema o leyenda
Cimborrio
Torre normalmente cilindrica que sirve de base a la cúpula y descansa inmediatamente sobre los arcos torales. Construcción elevada sobre el crucero de las iglesias que tiene forma de torre cuadrada o poligonal
Clave
Dóvela central de un arco o pieza central de una bóveda.
Contrafuerte
Construcción destinada a contrarrestar el excesivo empuje sufrido por una pared.También llamada estribo.
Coro
Parte de la iglesia donde se situan los monjes o sacerdotes para cantar el oficio divino. A lo largo de la historia de la arquitectura su ubicación dentro del templo ha sufrido diversas variaciones, si se sitúa en la nave central se aísla mediante un cerramiento
Cripta
Parte subterránea de una iglesia.
Crucero
Espacio en que se cruzan la nave central de una iglesia y la que la atraviesa.
Cubierta
En general, sistema de cierre de la parte superior de una construcción.
Deambulatorio
Ver girola.
Estuco
Masa de yeso blanco y agua de cola, con la cual se hacen y preparan muchos objetos que después se doran, pintan o adornan.
Fresco
Técnica pictórica que utiliza pigmentos disueltos en agua que se aplican sobre una superficie previamente cubierta de una capa de yeso. Seca muy rápido y apenas permite hacer rectificaciones, al contrario que el óleo
Fuste
Parte de la columna situada entre la basa y el capitel
Gablete
Especie de frontón triangular con el vértice muy cerrado que se colocaba sobre las portadas góticas.
Girola
Pasillo que rodea por detrás el presbiterio o capilla mayor, prolongando las naves laterales. También se llama deambulatorio.
Hornacina
Hueco coronado por un cuarto de esfera, generalmente practicado en un muro y destinado a recibir una estatua, jarrón, tumba u otro objeto decorativo.
Imposta
Hilada de piezas sobresaliente sobre la cual se levanta un arco o bóveda, que se coloca también para evitar que el agua discurra de forma continua por la fachada del edificio. También es un saliente con forma prismática a modo de capitel situado sobre una pilastra.
Intercolumnio
Espacio entre dos columnas
Mainel
Columna o columnas interiores de un vano con múltiples aberturas.
Mihrab
Nicho, hornacina o habitación situado en el muro de al al-quibla y que es el punto hacia el que los musulmanes tienen que dirigir la oración, que habitualmente es La Meca
Moldura
Elemento corrido que se coloca sobre una superficie para decorarla y que se clasifica según su perfil, siendo normalmente de poca anchura.
Morisco
Musulmán bautizado que tras la Reconquista se quedó en España.
Nave
Cada uno de los espacios en que se divide longitudinalmente una iglesia.
Neoclasicismo
Estilo artístico inspirado en las formas del arte clásico. Se desarrolló entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, es una reacción al recargamiento ornamental del barroco
Paramento
Muro o pared
Pechina
Cada uno de los cuatro triangulos curvilineos sobre los que se sustenta una cúpula. Sirven para pasar de la planta cuadrada a la circular.
Pilar
Pilastra exenta, suele tener más consistencia que la columna.
Pilastra
Pilar de planta rectangular adosado a un muro.
Planta
Plano de la sección horizontal de un edificio.
Presbiterio
Zona elevada del templo cristiano en torno al altar.
Retablo
Obra formada por un conjunto de tablas de escultura o pintura religiosa para ser colocada detrás de un altar. Se divide verticalmente en calles, la central más ancha se llama espiga, y horizontalmente en pisos, el inferior se llama predela. El retablo está protegido por el guardapolvo o polsera. La palabra procede del latin retaulus y este a su vez de retro (detras) y tabula (tabla).
Sepulcro
Es la obra que se construye para dar sepultura a una persona, generalmente en piedra y elevada respecto del suelo
Serafines
Uno de los tipos de ángeles. Son los más cercanos a Dios, se caractrizan por tener seis alas, dos le tapan el rostro, otras dos tapan los pies y las dos restantes les sirven para volar. Cantan las alabanzas del Señor y su gloria.
Sitial
Asiento de ceremonia con brazos y un alto respaldo.
Transepto
Espacio transversal que aísla el ábside y el coro del espacio de la nave. Sobre él se eleva generalmente el centro arquitectónico o eje vertical mayor del conjunto, cubierto con bóveda y flanqueado de vanos.
Tribuna
Galeria sobre la nave lateral de un templo donde pueden alojarse los fieles
Trompa
Elementos que sirven para hacer la transición de una base poligonal a otra circular u octogonal. Se usa preferentemente en los cimborrios.
Tumba
La tumba es una pequeña edificación o cámara para depositar a los difuntos, con muros, tejado y si se usa para más de un cuerpo, con puerta
Venera
Motivo decorativo en forma de concha marina, similar a las conchas de peregrinos
Vitral
Vidriera de colores.
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