Mallo de Luna

Pueblo amplio y soleado entre afloramientos calizos, Madoz apunta en su Diccionario Geográfico su clima sano y buenas aguas. La construcción del Embalse de Los Barrios de Luna supuso un fuerte impacto: no solo anegó parte de su vega agraria, sino que hizo desaparecer bajo las aguas sus tradicionales vías de comunicación con los pueblos y comarcas vecinos. Se perdió la antigua calzada convertida en Camino Real, el puente romano que adornaba con sus arcos la vega del Luna y La Portilla, que deslindaba su terreno y el de Miñera de Luna.

Se conoce el poblamiento de Mallo desde época castreña, de cuando se tiene constancia de dos castros, el de Abajo y el de Arriba. En este último, se han podido documentar indicios de una muralla defensiva y de algunas viviendas de planta ovalada y rectangular. El castro debió tener ocupación hasta la Edad Media, transformado en torre o fortaleza militar, que controlaría el territorio, el camino y el puente sobre los que se localizaba.

Para acceder al pueblo fue necesario construir una nueva carretera que serpentea ahora por la ladera junto al embalse y ofrece preciosas panorámicas del mismo, de la Cordillera Cantábrica y de los sabinares (ver Sabinares de Luna), pinares y bosques de roble que pueblan la zona y constrastan sus colores con el tono albo de la caliza. Forma parte de Parque Natural de Babia y Luna.