La Cueta
La Cueta, con sus tres barrios (Cacabillo, Quejo y La Cueta), es uno de los pueblos con mayor tradición trashumante de toda la provincia de León. Conserva, además, algunos de los mejores ejemplos de arquitectura tradicional babiana.
Situado en el Parque Natural de Babia y Luna, en el municipio de Cabrillanes, se encuentra a 1442 m de altitud sobre el nivel del mar, tratándose entonces de la localidad leonesa situada a mayor altitud. Esta situación y la circunstancia de estar rodeada de impresionantes montañas calizas que en muchos casos sobrepasan los 2000 m, hacen de La Cueta el lugar ideal para la práctica del montañismo y senderismo; la ruta a las fuentes del Sil es un ejemplo de ellas.
Las casas de La Cueta conservan todos los elementos típicos de la arquitectura tradicional de Babia. Los materiales empleados en las construcciones son muy abundantes en la zona: piedra para los muros y pizarra para las cubiertas. Hasta los años 1970 todavía se conservaban construcciones con cubierta de teito. Son características las escaleras exteriores para acceder al primer piso, donde se situaba la vivienda; en la planta baja se encontraban normalmente las cuadras para el ganado. Otro elemento característico de las construcciones babianas es el horno, cuya estructura redondeada es visible desde el exterior de los edificios.
Los vecinos de La Cueta siempre supieron aprovechar las vigorosas aguas del río Sil; de esta forma en el siglo XVIII La Cueta contaba con ocho molinos sobre sus aguas. Algunos de estos molinos fueron utilizados a principios del s. XX para producir energía eléctrica que hizo lucir las primeras bombillas en el pueblo.
La vida cotidiana de La Cueta ha girado siempre en torno a la transhumancia. La población se dedicaba principalmente a la agricultura y a la ganadería. La cabaña local estaba formada por cabras, ovejas merinas y ovejas churras de leche, algunos caballos y vacas que se sacaban a pastar en las veceras. Además, el común recibía numerosos ingresos por el arrendamiento de los pastos, que eran utilizados para el pago de los impuestos, la reparación de puentes y calzadas, así como el pago de numerosas funciones religiosas y la rogativa a Nuestra Señora del Santuario de Carrasconte.
Fotografías de La Cueta
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