Iglesia del Monasterio de San Miguel

Historia

Fundado por una importante familia de la época, durante la primera mitad del s. X, San Miguel de Bárcena, fue sin duda el monasterio más importante de la zona, ubicado en un terreno de excelente calidad, húmedo y fértil (de ahí la toponimia de Bárcena, que significa lugar llano próximo a un río, el cual lo inunda, en todo o en parte, con cierta frecuencia).

En sus inicios fue habitado por este linaje, los cuales llevaron a cabo en él una explotación agrícola de autoconsumo. Años más tarde pasó a ser regentado por una congregación femenina y, por último, por una comunidad de monjes benedictinos. Se convirtió en el centro de atención de los habitantes de la zona y fue dotado de gran número de donaciones piadosas.

Una de las concesiones más importantes fue la que otorgó Alfonso V el 1 de mayo de 1010, que comprendía el privilegio de todo tributo regio para sus habitantes, la renuncia del derecho de montazgo por lo que los habitantes en vez de pagar a los nobles por la utilización de los bosques, pagaban al monasterio, y le concedió una serie de brañas, de aquí la importancia de este monasterio en la historia de los Vaqueiros de Alzada. Posteriormente los descendientes de dicha familia fundaron el Monasterio de Corias (año 1043), pasando el Monasterio de Bárcena a segundo plano, puesto que Corias se convirtió en el de mayor importancia del occidente asturiano. Bárcena ante el reconocimiento de Corias debía entregar anualmente escanda, sidra y carne en abundancia, que junto a las menciones de pastos y brañas, demuestra la importancia de la explotación ganadera del lugar.

Arquitectura

Actualmente del antiguo monasterio solamente se conserva la Iglesia dedicada a San Miguel. De estilo románico, se compone de una sóla nave, con ábside semicircular, un absidiolo a su derecha, una capilla y una sacristía; la nave está cubierta por una estructura horizontal, mientras que el ábside central lo hace con bóveda de cañón y cuarto de esfera.

En el viejo altar se ubica la imagen del Santo Cristo, de estilo gótico y tamaño natural. En la bóveda de cuarto de esfera, el absidiolo y en los muros frontales se encontrarion en 1983 tras una remodelación, una serie de pinturas de trazos sencillos que datan de la época medieval y del siglo XVI.

Se conservan de los siglos X y XI una lápida funeraria y una ventana bífora.

Lápida funeraria de Arogontine

Según refleja una inscripción en el libro de registro de San Juan Bautista de Corias, El conde Vela y su esposa a condesa Totilde edificaron de nuevo el monasterio de San Miguel de Bárcena, y tuvieeron cuatro hijos: Bermudo Velaz, Sancio Velaz, Oveco Velaz y Jimena Velaz. Jimena Velaz fue madre de la condesa Aragonti, madre del conde Piñolo. En la iglesia del Monasterio de San Miguel se conserva la lápida funeraria de Aragontine; es una piedra de 58 x 43 cm, con una ancha orla de tallos serpenteantes simétricos encuadrando el epitafio que se desarrolla en línea quebrada espiral que en el centro se remata con un recuadro en el que se aprecia un dibujo cruciforme.

La lectura de esta lápida ha dado lugar a diferentes interpretaciones. Una de ellas es:

Hin nomine Domini ecclesia... de-
posite ank accipite corpore ...
legite reqviescit ic
famula Dei Aragontie confesa
et obiit III feria die
kalendas Septembris, Era
milesima XLIV.

que se podría traducir por En el nombre del señor, leed lo puesto en esta lápida desde la cabecera: aquí descansa la sierva de Dios Aragontina, religiosa. Murio en la cuartaferia de las calendas de septiembre, en la era de MXLIII.

Ventana bífora

Del siglo X, esta ventana caliza se encuentra en la fachada oriental de la nave, sobre el piñón del ábside de la iglesia del Monasterio de San Miguel de Bárcena. Está labrada en un bloque rectangular, y consta de dos vanos rectangulares rematados por arcos de herradura casi cerrados por completo, apoyados sobre gruesas impostas; el parteluz está compuesto de un capitel troncocónico invertido, carente de decoración, el fuste cilíndrico, y la basa troncopiramidal; las jambas son rectas.

Tiene paralelismos con la ventana de San Cipriano de Pillarno y las de la Iglesia de San Martín de Salas.