Catedral de Palencia

Catedral de Palencia

Introducción

La Santa Iglesia Catedral Basílica de San Antolín de Palencia, popularmente conocida como la Bella Desconocida, es un edificio de grandes proporciones, de 130 m de longitud, 50 m de anchura en el crucero y unos 43 m de altura en el ábside; es por esto la tercera catedral más grande de España, después de la Catedral de Sevilla y la Catedral de Toledo.

La catedral de Palencia se nos presenta en su exterior, sencilla, sorprendente y sublime. El actual "conjunto catedralicio" es el resultado de numerosas ampliaciones y transformaciones, surgido a lo largo de más de mil años, y formado por la iglesia catedral, de tres naves y dos cruceros, con sus capillas y recapillas laterales, la girola absidal, la sacristía mayor, la torre, el claustro, el archivo y numerosas dependencias adosadas para dar respuesta a sus necesidades y servicios.

Fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional por Real Orden del dos de noviembre de 1929, apareciendo en la Gaceta del día nueve de dicho mes.
 

Historia

Los primeros edificios

Si bien el estilo predominante es el gótico, la historia de lo que hoy día es la Catedral de Palencia comienza en la angituedad a partir de un templo de culto no cristiano, quizás romano, que más tarde se reemplazó por uno paleocristiano. De estos edificios no queda resto alguno. El vestigio más antiguo que se conserva es la Cripta de San Antolín, resto de un templo visigodo de mitad del siglo VII que se encuentra sobre restos romanos. Se cree que fue mandado construir por Wamba para proteger las reliquias de San Antolín, patrono de la ciudad, que trajo de Narbona en el año 672.

Tras la dominación islámica, el rey Sancho III el mayor, en una cacería da con los restos de este edificio y allí, según cuenta la leyenda, se encontró con un jabalí al que fue a dar muerte, pero su brazo se paralizó, lo que interpretó que se encontraba en lugar sagrado. Mando pues levantar un templo sobre estas ruinas visigodas, encargando los trabajos al obispo Ponce (1035-1037). Se consagró el nuevo edificio en lo que sería la actual Cripta de San Antolín.

La catedral románica

La catedral románica, de vida efímera, estaba concluida ya en 1218, siendo obispo D. Tello Téllez de Meneses y se describe como un templo de tres naves, construido en piedra, cubriéndose con artesonados de madera, con capillas adosadas, torre, claustro y sala capitular. En la actual fábrica gótica se conservan restos arquitectónicos que permiten fijar su situación y dimensiones aproximadas. El ábside se situaría en la actual capilla mayor, a juzgar por las columnas y capiteles de esta época allí visibles.

Son numerosos los objetos de culto que se conservan entre otros, las esculturas en piedra policromada de San Pedro, San Pablo, San Miguel y la Virgen. Grupos escultóricos de Ntra. Señora con el Niño, sedente, en madera policromada. El sepulcro de Dª Urraca, hija de Alfonso VII, en arcón policromado. Diversas ínfulas y una píxide, en cobre dorado con esmaltes. La mesa de altar, de piedra bien labrada, apoyada sobre columnas con capiteles y una reja puerta, hoy en la Capilla del Sagrario.

 

La catedral gótica

Quizás por el mal estado que llegó a tener la catedral, quizás también por su escaso tamaño para la creciente población, y por la entrada del gótico, apenas cien años después de su construcción el obispo don Gómez propuso levantar la catedral gótica. El 1 de junio de 1321 se colocó la primera piedra de este nuevo templo. Se cree que el arquitecto se inspiró en la Catedral de Burgos y en la Catedral de León para diseñar la nueva Catedral de Palencia.

Desde 1321 a 1516 se distinguen tres etapas constructivas:
La primera se extiende desde 1321 a 1426, en que se comienza la cabecera, con siete capillas absidales y girola. Las obras continuaron lentas a lo largo del siglo XIV.

La segunda comprende desde 1426 a 1486, cuando se construyen tres tramos de las naves, más la nueva capilla mayor y parte de la torre. Quedaron cerradas las bóvedas de la girola y se construyeron los dobles arbotantes y el triforio. A finales de este siglo se cambiaron los planes que se tenían desde el principio con respecto a la longitud del templo, con el proyecto de ampliarla un tramo más. Estos cambios se efectuarán en el siglo siguiente. Existe una bula de Inocencio VIII a fecha de 1486 que expresa que en esta fecha se hallaba todavía a la mitad de su construcción y descubierta casi toda, lo que puede llevar a pensar que la catedral románica no desapareció de una vez, sino que se fue derribando según avanzaban las obras.

La tercera etapa va desde 1486 a 1516, bajo el mandato de los obispos fray Alonso de Burgos, fray Diego de Deza y Juan Rodríguez de Fonseca, con los arquitectos Bartolomé y Martín Solórzano, Juan de Ruesga, Juan Gil de Hontañón y Pascual de Jaén, que puso la última piedra cerrando las bóvedas de los pies. Fue la etapa más activa: se realizaron los cinco restantes tramos de las naves más el crucero, el claustro y la sala capitular.

Quizás el gran mecenas de la catedral fue el obispo Juan Rodríguez de Fonseca, cuyo mandato duró casi 10 años, de 1505 a 1514. Contrató al maestro constructor Juan de Ruesga, que se ocupó de las obras pendientes, y al maestro Juan Gil de Hontañón para la culminación del claustro. Antes de que los trabajos se terminaran, el Obispo fue trasladado a Burgos, así que el final de estos trabajos tuvo lugar bajo el mandato de Juan Fernández de Velasco, obispo desde 1514 a 1520, con el cierre de las bóvedas del claustro, sala capitular y otras del templo que aun quedaban, cuya última piedra fue colocada en 1516 por el maestro Juan de Jaén. Con esto se da por terminada la catedral gótica.

Las restauraciones posteriores

Durante los siglos siguientes tuvieron lugar una serie de obras destinadas fundamentalmente a amueblar y embellecer el templo.

En el Renacimiento, los hermanos Corral de Villalpando decoran algunas capillas y bóvedas, destacando las filigranas que embellecen las claves de las bóvedas de la capilla mayor. El claustro bajo se reforma en el siglo XIX bajo el mandato del obispo Mollinedo y de 1884 a 1901 se producen restauraciones de varias capillas. Los arquitectos Ángel Cadano, M. González Rojas y Juan Agapito y Revilla restauran los arbotantes de la cabecera. En el siglo XX tienen lugar obras en las cubiertas y crestería, siendo su arquitecto Jerónimo Arroyo. Fernando Chueca Goitia diseñó la portada de la fachada oeste, y a partir de 1998, se limpiaron y restauraron la torre, el ábside y las portadas, y se acondicionaron las cubiertas.

En el siglo XXI se realizaron más restauraciones, siendo la más importante la apertura de los arcos del claustro, cegados en el siglo XVIII.

El exterior de la catedral

El exterior corresponde con el de un edificio sobrio, no atrayente, en el que únicamente se aprecia la riqueza en las portadas y en los volúmenes de la cabecera. El doble crucero que presenta permite que esta catedral presente cinco puertas.

La fachada occidental destaca por tener anexa la Capilla del Monumento, cuya planta octogonal sobresale del contorno catedralicio. En la parte alta destaca un rosetón enmarcado en un frontón equilátero decorado con pináculos góticos y una cruz en la parte alta. EStá limitado por dos grandes contrafuertes entre los que aparece una vidriera reformada en el año 2005. El acceso al interior es mediante la Puerta de San Antolín o de los Descalzos.

 
La fachada septentrional es casi lisa, en la que únicamente aparecen dos puertas. A la izquierda la Puerta de los Canónigos o Puerta Nueva, por ser la última en abrirse sin contar con la de San Antolín, del siglo XX. Es una puerta que no presenta ornamentación alguna. A la derecha se encuentra el crucero principal, con la Puerta de los Reyes o San Juan, de estilo flamígero, si bien un tanto degradada por las inclemencias. Encima de la portada aparecen San Antolín en el centro rodeado de sus compañeros de martirio, Juan y Almaquio. Sobre una pilastra se encuentra la estatua de San Juan Bautista, en el parteluz.

 
La fachada meridional es quizás la más llamativa y conocida, por presentar las dos portadas y la torre. A la derecha se encuentra la Puerta de El Salvador, de una decoración gótica sencilla, con los escudos de los obispos Hurtado de Mendoza y Burgos, que la mandaron construir; en el medio el escudo del cabildo. La portada presenta tres arquivoltas apuntadas, adornadas con motivos vegetales; el tímpano no está decorado. A continuación aparece una torre de aspecto militar, prismática, con un hueco para la esfera del reloj y sencillos ventanales de medio punto en el cuerpo superior, culminando con dos arcos que se conforman como espadaña, uno grande y de medio punto sobre el que se asienta otro con arquitrabe, todo coronado con grandes pináculos. El primer cuerpo se cierra con bóveda de cañón apuntada, remodelada en el siglo XV. A la izquierda se encuentra la puerta más decorada, la llamada Puerta del Obispo o de Santa María, muy deteriorada por la erosión; es un arco de medio punto rebajado, con cinco arquivoltas en forma de arco apuntado, y un guardapolvo muy decorado; las arquivoltas aparecen adornadas con motivos vegetales e historiados, y se apoyan en columnas, coronadas por apóstoles esculpidos en el siglo XVII; en el centro de la portada encontramos una imagen de la Virgen María, gótica, rodeada por dos vidrieras en forma de flor; el tímpano se enriquece con un conjunto de finos relieves con formas grotescas.

La cabecera es la parte más antigua del templo catedralicio, que sigue fielmente los patrones del estilo gótico clásico. Su esquema poligonal con absidiolos rasgados por grandes ventanales recuerda al de la catedral de León, aunque con una concepción aún más monumental si cabe. El juego de volúmenes y luces se enriquece con una minuciosa decoración de molduras, frisos de escamas, pináculos y tracerías. Entre los pináculos surgen extrañas gárgolas; se basan, como fuera costumbre en el gótico, en temas relacionados con la muerte, el infierno y seres fantasmagóricos. Llama la atención la gárgola del fotógrafo, un añadido moderno del arquitecto Jerónimo Arroyo; se trata de una curiosa imagen anacrónica muy popular entre los palentinos.

El interior

Si el exterior de la catedral se caracteriza por la sobriedad de sus formas, el interior desprende la imagen contraria. El estilo Gótico florido se repite en todo el templo con variantes flamígeras, así como decoraciones renacentistas, platerescas y barrocas, estas últimas patentes en la gran cantidad de retablos, cuadros y tallas que encierran los muros de la seo.

La planta está dividida en tres naves de nueve tramos, sin contar el que corresponde al falso crucero, que es más estrecho y une el resto de los tramos con la girola. Las naves están separadas por pilares fasciculados sobre los que descansan los arcos apuntados y las bóvedas de crucería, características del Gótico. La estructura de estas bóvedas se va complicando desde la cabecera hacia los pies, testimonio de cómo iba avanzando las obras de construcción; así, los sencillos diseños de las bóvedas de los absidiolos y zonas adyacentes, que fue lo primero en ser construido, se van convirtiendo en bóvedas de crucería sexpartita y combadas a partir del crucero. El crucero mayor está situado en el sexto tramo, entre el coro y la capilla mayor, que se encuentra en la nave central ocupando lo siguientes dos tramos. La catedral dispone de un auténtico triforio practicable, aunque ciego al exterior. Recorre la nave central, el crucero y la cabecera, y se cierra con magníficas tracerías caladas.

La Cripta de san Antolín es un espacio muy importante dentro del edificio, tanto por el valor histórico como por su arquitectura que representa la época visigoda y protorrománica. Se encuentra en un nivel inferior en la nave central y se accede a él por una escalinata situada a los pies de las gradas del trascoro. El cuerpo principal se encuentra bajo el coro, pero se cree que alcanza hasta la Capilla del Sagrario por numerosos túneles.

Las bóvedas que cierran el espacio están muy decoradas y se elevan hasta más de 30 metros de altura. De las vidrieras góticas y renacentistas que cerraban los ventanales son pocas las que subsisten, mostrándose algunas de ellas en el museo catedralicio. La mayoría de las existentes son de los siglos XIX y XX.

En la nave de la Epístola destaca el espacio contiguo al trascoro, que está formado por un gran altar plateresco fechado en 1534, con trazas atribuidas a Diego de Siloé y nueve imágenes de piedra realizadas por Juan de Ruesga. Lleva columnas altas, con pilastras e impostas que delimitan las divisiones, y en el centro un arco rebajado y trilobulado. Preside la parte superior la imagen de San José sedente con el Niño, estando ocupadas el resto de las hornacinas por imágenes de diversas santas. La parte baja se encuentra ocupada por un pequeño retablo en madera dorada y policromada, llevando en su centro las esculturas, en piedra policromada, de San Pedro y San Pablo, de resabios gotizantes. En el remate del mismo, dos grupos escultóricos de pequeño tamaño, la Anunciación y el Nacimiento, obra rococó de Juan Manuel Becerril, fechada en 1769.

En la nave del Evangelio se puede contemplar en el segundo paño el sepulcro del Abad de Husillos Francisco Núñez, obra del escultor Alejo de Vahía9 y realizado en 1501. El arco contiguo enmarca el retablo de Santa Apolonia, obra de Manuel Álvarez, de 1556. La escultura de la santa titular es una talla de piedra policromada del siglo XV. A su lado hay una escultura de san Juan Bautista, en piedra policromada del siglo XVI. Dos pequeñas puertas de entrada al coro y al corredor alto, talladas en madera de nogal, se sitúan a ambos lados del altar del Cristo. Fueron hechas por Pedro de Guadalupe entre los años 1513 y 1519 y muestran los escudos del cabildo y de Fonseca y las cabezas de los apóstoles Pedro y Pablo en bajorrelieve. En el retablo pétreo de este tramo se encuentra el Cristo de las Batallas, imagen muy venerada en la ciudad, ante la que se encomendaban los soldados al partir a la guerra. Es una talla gótica de gran calidad e impactante patetismo, acentuado por la policromía. El segundo tramo, de líneas y decoración plateresca, lleva en el centro un pequeño altar dedicado al Salvador, en arco de medio punto, cobijando en él la excelente figura del titular. Esta escultura, tallada en madera de nogal, dorada y policromada, fue realizada por Felipe Bigarny para ser colocada en al altar mayor. La posterior decisión del Cabildo, situando en el centro del retablo mayor la imagen de san Antolín, hizo que se ubicara definitivamente aquí.

Entre las muchas capillas de la Catedral de Palencia destacan la Capilla del Sagrario y la Capilla mayor.

La Capilla del Sagrario se encuentra en la parte central del ábside del edificio, rodeada por la girola, tal y como correspondería a una capilla mayor. Esto se debe a que en origen y durante casi un siglo esta zona estuvo ocupada por la primitiva capilla mayor de la catedral. Toma también los nombres de capilla de los Curas y capilla de la Parroquia. Consta de siete paredes que dan a la girola. La bóveda, de arcos cairelados, es de gran interés artístico. El retablo mayor es un interesante trabajo renacentista, en la órbita de Felipe Bigarny; lo preside una imagen de la Virgen, de estilo tardorrománico. A mano izquierda según se entra se encuentra un arca de madera pintada con los restos mortales de la reina Urraca, hija de Alfonso VII de León y esposa del rey García Ramírez de Pamplona. En lugar preferente se encuentra el sepulcro de doña Inés de Osorio, quien legó en su testamentaría cuantiosos bienes para las obras de construcción de la catedral; al lado opuesto se aprecia una puerta cerrada por una reja de factura románica, uno de los escasos restos que se conservan de la antigua catedral.

La capilla mayor se encuentra donde antiguamente estaba proyectado situar el coro, enfrente de la Capilla del Sagrario. En 1519 se trasladó la primitiva capilla mayor a este lugar, y los dos tramos que ocupa se cubrieron a finales del siglo XV. En este ápoca se decaron los nervios de la bóveda y las claves, que muestran los escudos de numerosos obispos. En la capilla se encuentran dos púlpitos que anteriormente estaban colocados en el zócalo de la reja del coro13 y que se trasladaron a este nuevo emplazamiento en 1607. Son de hierro forjado, realizados por Gaspar Rodríguez en 1563. Las esculturas de los tornavoces son de Gregorio Fernández y representan a las Virtudes. En las paredes laterales cuelgan magníficos tapices, cuatro en cada lado. Son de los talleres de Bruselas, de principios del siglo XVI, donación del obispo Juan Rodríguez de Fonseca.

El retablo mayor es el ejemplar más temprano entre los retablos renacentistas de España, hecho a imitación del desaparecido que hubo en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid; circunstancia que, unida a la nómina de excelentes artistas que trabajaron en él, lo convierten en una pieza excepcional. Fue encargado por el obispo Diego de Deza para colocarlo en la primitiva capilla mayor. Encargó la obra al ensamblador Pedro de Guadalupe, entre 1504 y 1506. Trabajaron en él Felipe Vigarny en la parte escultórica y Juan de Flandes pintando las escenas de la vida de Jesús. Nunca llegó a montarse en aquella capilla, sino que se llevó a la capilla mayor nueva, la actual, cuando en 1519 el nuevo obispo Juan Rodríguez de Fonseca decidió su traslado. Se hicieron entonces diferentes modificaciones para que su colocación estuviera acorde con las dimensiones del espacio. Algunas de las pinturas y relieves se desecharon al no encajar adecuadamente en la nueva estructura, vendiéndose algunas, como La Crucifixión, de Juan de Flandes, que se exhibe hoy en el Museo del Prado. Destacan sobremanera en el conjunto las magníficas tablas de Juan de Flandes, que fueron sus últimas obras, y el Calvario de Juan de Valmaseda del remate; además de una Magdalena debida a Alejo de Vahía y el San Antolín, obra juvenil de Gregorio Fernández. Repartidas por la catedral se conservan otras piezas que, encargadas para este retablo, no se colocaron finalmente como estaba previsto.

El coro se sitúa enfrente de la capilla mayor, a la que está unido por un espacio cerrado denominado Vía Sacra. Cierra el coro una formidable reja, del siglo XVI, obra de Gaspar Rodríguez, con abundante decoración de raigambre plateresca, parcialmente policromada. Los pretiles de piedra que la sustentan muestran inscripciones alusivas a la visita del emperador Carlos V y el papa Adriano VI a la catedral en el transcurso del mismo año. El interior del coro aparece casi totalmente ocupado por la sillería capitular, de madera vista y estilo gótico. Los asientos y respaldos de la misma se enriquecen con tracerías gotizantes, de diferentes diseños, según un esquema muy sencillo. Destaca en el centro el asiento del obispo, flanqueado de doseletes y pináculos. A la derecha según se entra, elevado sobre la sillería, se encuentra el órgano catedralicio, obra de los organeros fray José de Echevarría y fray Domingo Aguirre; la trompetería se dispone en vertical y horizontal, a la manera hispana. La caja es obra barroca, con multitud de cabezas de ángeles y otra serie de menudas figurillas.

El trascoro se levanta sobre cinco escaleras y es una excelente obra del Renacimiento español, de carácter tardogótico y plateresco, constituyendo una de las obras maestras de la catedral. Fue financiado por el obispo Fonseca y se sabe que en él trabajó Juan de Ruesga hacia el año 1513. Cuajado de doseletes, encajes de piedra y hornacinas con figuras de santos, el trascoro se organiza a modo de suntuoso retablo pétreo, destacando en él los relieves del Martirio de san Ignacio de Antioquía y la Lactación san Bernardo, añadidos posteriormente y ambos obra del escultor barroco Francisco del Rincón. Remata el conjunto el escudo de los Reyes Católicos, una crestería de piedra y la estatua de san Antolín; dos puertas, talladas en madera con minuciosos relieves, permiten el acceso al coro catedralicio. En el centro del trascoro se halla el políptico de los Siete Dolores de la Virgen, obra del maestro flamenco Jan Joest, quien retrata al comitente, Juan Rodríguez de Fonseca, en la tabla central junto a la Virgen y san Juan, con fondo de un delicado paisaje. Las demás tablas muestran escenas de los Siete dolores de María, de quien el obispo Fonseca era gran devoto, con un refinado realismo y excelente sentido del color. Este políptico es uno de los conjuntos pictóricos más destacados de la pintura flamenca en España.

Claustro

Se accede al claustro, que ocupa prácticamente toda la pared lindante con la nave de la Epístola, a través de dos portadas. Una es un diseño tardogótico, siglo XV, con arco apuntado de arquivoltas decoradas por menuda hojarasca. En el tímpano aparece una Virgen en Majestad, más antigua que la propia portada, del siglo XIII. La otra portada presenta una inusual forma en esviaje, en estilo renacentista, con decoración de grutescos, candelieri, etc. Las hojas del portón están talladas con escenas de la vida de san Antolín, por discípulos de Alonso Berruguete, señalándose el nombre de Manuel Álvarez como posible artífice. Las obras del claustro se iniciaron hacia 1439, a expensas de los obispos fray Alonso de Burgos y Juan Rodríguez de Fonseca. En 1503-1505 dirigía las obras del claustro Juan Gil de Hontañón, quien lo remató hacia el año 1516. Se trata de un espacio cuadrado, con cuatro crujías techadas por bóvedas de crucería de nervios combados, de sencillo esquema tardogótico. Los nervios apean en pilares fasciculados ligeramente resaltados del muro. Hacia el interior del patio se abren arcos apuntados que debieron llevar, como es usual en estos casos, tracerías y maineles que dejaban pasar la luz. Tales arcos fueron inexplicablemente tapiados en el siglo XVII, cerrando las galerías. En una intervención reciente (años 1999-2000) se han vuelto a abrir los arcos ojivales dotándolos de tracerías de diseño moderno con resabios gotizantes.

Museo catedralicio

A diferencia de otras diócesis, que suelen unir el museo de la catedral al diocesano, en el caso de Palencia el Museo Diocesano se encuentra instalado en otro espacio, el antiguo Palacio del Obispo, de manera que aquí se conservan solamente obras procedentes de la propia catedral. Sus espacios se reparten entre el claustro, la sala capitular y otras dependencias. Entre las numerosas piezas de prácticamente todas las épocas y estilos, las más señeras son el cuadro del Martirio de san Sebastián, obra firmada de El Greco, una de sus pinturas más destacadas, y sin duda la obra maestra de cuantas guarda la catedral, una custodia procesional en plata, renacentista, obra de Juan de Benavente (1585) y numerosos tapices.

Colección de tapices

La catedral alberga varias series de tapices del siglo XVI de gran calidad e importancia histórica. Algunos se hallan colocados en los muros de la capilla mayor. La mayoría fue donación del obispo Juan Rodríguez de Fonseca, con temas sobre el Antiguo y Nuevo Testamento y la Salve Regina. Otros pertenecieron al Doctor Arroyo, canónigo de Palencia y magistral de Valladolid. Proceden de los talleres de Bruselas y de los de Marche-Crétif, que era el tapicero de Francisco I de Francia.
Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de Catedral de Palencia

Dispones de 87 fotografías de Catedral de Palencia

Iconografía y bestiario románico

Una de las principales misiones que tiene la escultura del románico es la de transmitir y comunicar mediante unos programas iconográficos muy detallados una serie de ideas simbólicas o descriptivas de numerosos episodios de la Biblia, pero también de la vida cotidiana y como no los animales tanto reales como fantásticos, cada uno con claros significados para el hombre medieval.

La Catedral de Palencia presenta los siguientes programas iconográficos:

Bestiario románico:

    Iconografía románica:

    Glosario de términos

    Absidiolo
    Abside mas pequeño que el principal y que se distribuye generalmente alrededor de la girola.
    Altar
    En el culto cristiano, especie de mesa consagrada donde el sacerdote celebra el sacrificio de la misa
    Arbotante
    Arco exterior que describe un cuarto de circunferencia y cuya misión es la de contrarrestar los empujes de las bóvedas de las naves de un edificio.
    Arco
    Elemento sustentante, que descarga los empujes, desviándolos lateralmente, y que está destinado a franquear un espacio por medio de un trayecto generalmente curvo.
    Arquitrabe
    Parte baja del entablamento que apoya directamente en las columnas. Su función estructural es servir de dintel, para transmitir el peso de la cubierta a las columnas
    Artesonado
    Techumbre, bóvedas o sistema de cubierta, formado por artesones o casetones.
    Bajorrelieve
    Relieve que sobresale del fondo menos de la mitad del bulto
    Barroco
    Estilo artístico basado principalmente en el exceso de énfasis y abundancia de decoración, en contraposición al clasicismo renacentista. Se situa entre 1600 y 1750 y su nombre proviene de la palabra barrueco que significa perla irregular, ya que este estilo marcaba exageradamente las formas irregulares y onduladas
    Basa
    Pieza inferior de la columna que sirve de apoyo al resto
    Cabecera
    Testero de la iglesia o parte en que se halla el altar principal.
    Cabildo
    Órgano ejecutivo eclesiástico encargado del cuidado y gobierno de las iglesias mayores de la misma en sus aspectos litúrgicos y organizativos
    Capilla
    Edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular.
    Capitel
    Parte superior de una columna, compuesta de molduras y otros elementos decorativos. Elemento colocado sobre el fuste de una columna que sostiene directamente el arquitrabe, arco etc. Los capiteles pueden ser vegetales, historiados (con historias), figurados (con personajes), antropomorfos (se reconocen figuras humanas), zoomórficos (animales conocidos) y fantásticos (animales no existentes). La voz proviene del latín capitellum diminutivo de caput (cabeza)
    Claustro
    Galeria cubierta alrededor de un patio generalmente cuadrangular y separada de él por columnas o arquerias. Suele estar adyacente a la iglesia y formando parte de un complejo mayor (catedral, monasterio etc.). Su etimologia procede de claustrum = cerrado.
    Clave
    Dóvela central de un arco o pieza central de una bóveda.
    Contrafuerte
    Construcción destinada a contrarrestar el excesivo empuje sufrido por una pared.También llamada estribo.
    Coro
    Parte de la iglesia donde se situan los monjes o sacerdotes para cantar el oficio divino. A lo largo de la historia de la arquitectura su ubicación dentro del templo ha sufrido diversas variaciones, si se sitúa en la nave central se aísla mediante un cerramiento
    Cripta
    Parte subterránea de una iglesia.
    Crucero
    Espacio en que se cruzan la nave central de una iglesia y la que la atraviesa.
    Cubierta
    En general, sistema de cierre de la parte superior de una construcción.
    Escalera
    Construcción diseñada para comunicar varios espacios situados a diferentes alturas. Partes de una escalera
    Friso
    Faja decorativa de desarrollo horizontal y especificamente la parte entre el arquitrabe y la cornisa en los ordenes clásicos.
    Girola
    Pasillo que rodea por detrás el presbiterio o capilla mayor, prolongando las naves laterales. También se llama deambulatorio.
    Grutesco
    Decoración de animales fantásticos, vegetales, bichas, sabandijas, quimeras o humanos entrelazados. Es típica del arte renacentista
    Hornacina
    Hueco coronado por un cuarto de esfera, generalmente practicado en un muro y destinado a recibir una estatua, jarrón, tumba u otro objeto decorativo.
    Imposta
    Hilada de piezas sobresaliente sobre la cual se levanta un arco o bóveda, que se coloca también para evitar que el agua discurra de forma continua por la fachada del edificio. También es un saliente con forma prismática a modo de capitel situado sobre una pilastra.
    Mainel
    Columna o columnas interiores de un vano con múltiples aberturas.
    Moldura
    Elemento corrido que se coloca sobre una superficie para decorarla y que se clasifica según su perfil, siendo normalmente de poca anchura.
    Nave
    Cada uno de los espacios en que se divide longitudinalmente una iglesia.
    Parteluz
    Pequeña columna que divide la luz de una ventana o puerta
    Pilar
    Pilastra exenta, suele tener más consistencia que la columna.
    Pilastra
    Pilar de planta rectangular adosado a un muro.
    Planta
    Plano de la sección horizontal de un edificio.
    Plateresco
    Estilo español de ornamentación empleado por los plateros del siglo XVI, aprovechando elementos de las arquitecturas clásica y ojival.
    Portada
    Puerta ornamentada o decorada.
    Retablo
    Obra formada por un conjunto de tablas de escultura o pintura religiosa para ser colocada detrás de un altar. Se divide verticalmente en calles, la central más ancha se llama espiga, y horizontalmente en pisos, el inferior se llama predela. El retablo está protegido por el guardapolvo o polsera. La palabra procede del latin retaulus y este a su vez de retro (detras) y tabula (tabla).
    Sacra
    O sacro, relativo al carácter sagrado o con carácter sagrado
    Sepulcro
    Es la obra que se construye para dar sepultura a una persona, generalmente en piedra y elevada respecto del suelo
    Triforio
    Galería que rodea el interior de una iglesia sobre los arcos de las naves y que suele tener ventanas de tres huecos.
    Venera
    Motivo decorativo en forma de concha marina, similar a las conchas de peregrinos
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