Catedral de Burgos

Catedral de Burgos La Catedral de Burgos es uno de los más bellos monumentos del arte gótico y ha merecido el título de Patrimonio de la Humanidad (1984). La Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María de Burgos se comenzó a construir en 1221, siguiendo patrones góticos franceses. Tuvo importantísimas modificaciones en los siglos XV y XVI, como las que afectaron a las agujas de la fachada principal, la Capilla del Condestable y el cimborrio del crucero, elementos del gótico avanzado que dotan al templo de su perfil único e inconfundible. Las últimas obras de importancia (realizadas en la Sacristía o la Capilla de Santa Tecla) pertenecen ya al siglo XVIII, siglo en el que también se modificaron las portadas góticas de la fachada principal. El estilo de la catedral es el gótico, si bien posee, en su interior, varios elementos decorativos renacentistas y barrocos. La construcción y las remodelaciones se realizaron con piedra caliza extraída de las canteras de la cercana localidad burgalesa de Hontoria de la Cantera.

En la catedral se conservan obras de artistas extraordinarios, como los arquitectos y escultores de la familia Colonia (Juan, Simón y Francisco), el arquitecto Juan de Vallejo, los escultores Gil de Siloé, Felipe Bigarny, Rodrigo de la Haya, Martín de la Haya, Juan de Ancheta y Juan Pascual de Mena, el escultor y arquitecto Diego de Siloé, el rejero Cristóbal de Andino, el vidriero Arnao de Flandes o los pintores Alonso de Sedano, Mateo Cerezo, Sebastiano del Piombo o Juan Ricci, entre otros muchos.

El diseño de la fachada principal está relacionada con el más puro estilo gótico francés de las grandes catedrales de París y Reims, mientras que el alzado interior toma como referencia a la Catedral de Bourges. Consta de tres cuerpos rematados por dos torres laterales de planta cuadrada. Las agujas caladas de influencia germánica se añadieron en el siglo XV y son obra de Juan de Colonia. En el exterior son sobresalientes también las portadas del Sarmental y la Coronería, góticas del siglo XIII, y la portada de la Pellejería, con influencias renacentistas-platerescas del siglo XVI.

Fue declarada Monumento Nacional el 8 de abril de 1885 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 31 de octubre de 1984, siendo además la única catedral española que tiene esta distinción de la Unesco de forma independiente, sin estar unida al centro histórico de una ciudad.

Historia

Alfonso VI promovió la construcción de una catedral dedicada a la Virgen María de la que no se conocen sus trazas, pero que se supone románica y del tipo de las obras coetáneas (la desaparecida iglesia del Monasterio de Silos, la del Monasterio de San Pedro de Arlanza, la de la Iglesia de San Martín de Frómista o la Catedral de Jaca). Existe constancia documental de que el monarca donó para la magna obra el recinto que ocupaban un palacio real que había pertenecido a su padre Fernando I y una pequeña iglesia dedicada a Santa María y que se hallaba en construcción.

En 1096 las obras de este templo ya estaban terminadas, pero pronto resultó pequeño para las necesidades de una ciudad que era la capital simbólica del reino, una potente sede episcopal y un centro comercial cada vez más dinámico. La decisión de levantar una nueva catedral se tomó por fin ya iniciado el siglo XIII. Como era común en la época, se destruyó el edificio románico (del que sólo queda algún resto escultórico) y sobre su solar, ampliado con la demolición de unas viviendas contiguas donadas por el obispo Mauricio se levantó la nueva catedral gótica.

La iniciativa de construir un nuevo templo más grandioso que el anterior fue del obispo Don Mauricio al que el rey Fernando III mandó recoger a su futura esposa Beatriz de Suabia en 1219. Es así como el obispo Mauricio recorre un largo camino desde el corazón de Castilla hasta las tierras del Sacro Imperio Romano Germánico atravesando toda Francia. Es fácil suponer que en su recorrido observaría la grandeza del gótico que se estaba erigiendo por aquellos años en Francia y, deseoso de imitarlo, influyó en el monarca para un nuevo y ambicioso proyecto.

En la catedral gótica de Burgos se perciben dos fases claramente identificables: la de estilo gótico clásico (siglos XIII y XIV) que desarrollan los primeros maestros y la segunda de estilo gótico flamígero, protagonizada por la familia Colonia.

La primera piedra se coloca en 1221. No se conoce la identidad del primer maestro de la catedral, aunque es de suponer que fuera extranjero, posiblemente francés, traído por el obispo Mauricio, puesto que trae un modo de construir -el llamado en la actualidad gótico clásico- que es desconocido en la España de comienzos del siglo XIII.

La construcción de la catedral se inició por la cabecera y el presbiterio, lugar éste donde se sepultó al obispo fundador, cuyos restos fueron posteriormente trasladados al centro del coro capitular. Hacia 1240 asumió la dirección de las obras el llamado Maestro Enrique, también de origen galo, que después se haría cargo de la erección de la Catedral de León y que sin duda se inspiró en la Catedral de Reims, con cuya fachada el hastial de la seo burgalesa guarda grandes semejanzas. Las obras avanzaron con gran rapidez y para 1238 ya estaban casi terminadas la cabecera y buena parte del crucero y las naves. La consagración del templo tuvo lugar en 1260, aunque consta la celebración de oficio divino en él desde 1230.

Entre la segunda mitad del siglo XIII y principios del XIV se completaron las capillas de las naves laterales y se construyó un nuevo claustro. Al maestro Enrique, fallecido en 1277, le tomó el relevo el maestro Johan Pérez, éste ya hispano.

En el siglo XV la familia de los Colonia incorporó las agujas de las torres de la fachada principal, el cimborrio sobre el crucero y la Capilla de los Condestables. En el siglo XVI, además de las modificaciones realizadas en varias capillas, destaca la construcción de un nuevo cimborrio por Juan de Vallejo, que sustituyó al de Juan de Colonia (hundido tras derrumbarse tras un huracán). En el siglo XVIII se realizaron la Capilla de Santa Tecla, la Capilla de las Reliquias y la Sacristía.

El exterior

Salvo las puertas de la fachada principal, reformadas en soso estilo neoclásico en el siglo XVIII, el resto del templo muestra una bella galanura gótica por doquier. Los principales grupos escultóricos se concentran, como es habitual en el gótico, en las portadas pero también en la Galería de los Reyes.

Fachada

La fachada occidental del templo está inspirada en las de las catedrales de París y Reims.

En el cuerpo inferior se abre la Portada de Santa María, formada por tres arcos apuntados y abocinados que cobijan la Puerta Real, o del Perdón, el central, y las de la Asunción y la Inmaculada, los laterales. Esta portada era obra del siglo XIII y, con su iconografía dedicada a la Virgen, estaba considerada como la más importante manifestación escultórica de estilo gótico en Castilla, pero su grave deterioro obligó a reconstruir austeramente las puertas laterales, en 1663 por Juan de Pobes, y la central, en estilo neoclásico, con vano adintelado y frontón triangular, en 1790; en los tímpanos de las laterales se colocaron los relieves de la Concepción y la Coronación, salidos de la mano de Juan de Pobes, y en las enjutas, dos arquillos laterales dobles que cobijan sendas estatuillas.

El segundo cuerpo de la calle central de la fachada es obra del siglo XIII y en él se abre un rosetón de estilo cisterciense, con tracería de estrella de seis puntas, o de sello de Salomón. En el tercer cuerpo de la misma calle se abre una elegante galería, jalonada por sendas agujas y varios pináculos, y formada por dos grandes ventanales con maineles y tracería de tres óculos cuadrilobulados; bajo los ocho arquillos que forman los maineles de ambos arcos están colocadas las estatuas de los ocho primeros reyes de Castilla, de Fernando I a Fernando III. Corona la calle una fina barandilla-crestería de arquillos ojivales sobre la que se alza una estatua de la Virgen con el Niño, acompañada de la leyenda, alusiva a la Madre de Cristo, Pulchra es et decora. Este remate fue realizado a mediados del siglo XV por Juan de Colonia.

Sobre las puertas laterales del primer cuerpo se alzan dos torres casi gemelas del siglo XIII y de tres cuerpos, con pilastras decoradas con pináculos y estatuas en sus ángulos, y con decorados vanos ojivales en cada cara de cada cuerpo: uno abocinado con mainel y tracería de óculo, tapado con vidrieras, en el primero; dos geminados sin mainel y sin tracería, en el segundo; y otros dos geminados con mainel y tracería, en el tercero.

Sobre estas torres, a mediados del siglo XV, Juan de Colonia elevó sendas agujas o chapiteles piramidales de base octogonal y de finos calados que configuraron definitivamente la silueta de la seo burgalesa. Su progenie suevoalemana coincide con el proyecto de la Catedral de Colonia, que pudo conocer el maestro Juan, si bien las agujas de la ciudad alemana no se realizaron hasta el siglo XIX. Los chapiteles burgaleses fueron levantados con las aportaciones económicas del obispo Alonso de Cartagena y de su sucesor en la sede, Luis de Acuña, cuyos blasones, junto con los de la monarquía castellano-leonesa, aparecen en los antepechos que conectan con las cúspides de las torres. En estos antepechos el maestro Juan dispuso también la leyenda pax vobis y la escultura de Cristo mostrando las huellas de su Pasión, en uno, y la leyenda ecce agnus dei y una escultura de San Juan Bautista, en el otro.

Puerta del Sarmental

La puerta del Sarmental fue ejecutada en torno a 1250 por un artista muy influido por la escultura francesa. El tímpano queda presidido por una imagen de Cristo Maestro, rodeado por los evangelistas, representados por figuras humanas y por el Tetramorfos. En las arquivoltas se ubican tallas de ángeles y de los Ancianos del Apocalipsis. En la parte baja se disponen sentados los Apóstoles. En las jambas laterales encontramos seis esculturas de las que se pueden identificar las de Moisés, Aarón, san Pedro y san Pablo. En el parteluz se halla una escultura que se ha identificado con el obispo don Mauricio. En el remate, por encima del rosetón, aparece un conjunto de figuras de ángeles portadores de incensiarios y cirios.

Puerta de la Coronería o de los Apóstoles

La Portada de la Coronería se abre en el brazo norte del crucero. Desde ella se accede a la Escalera Dorada. Esta puerta fue construida en los años centrales del siglo Xlll. En el tímpano aparece la imagen de Cristo Juez, con las marcas de la Pasión. A su lado se encuentran las figuras de la Virgen y san Juan en actitud orante. En los extremos y en el remate se disponen ángeles portando los elementos de la Pasión. En la parte baja, se sitúa la Puerta del Paraíso en la que san Miguel está pesando las almas. A un lado están aquellos que han logrado la salvación, entre los que se hallan los monarcas Fernando III el Santo y Beatriz de Suabia y unos clérigos que pueden ser san Francisco y Santo Domingo. Al otro lado, se ubican los condenados que son conducidos, violentamente, por los demonios al infierno. En la triple arquivolta se disponen cortejos de serafines y de ángeles y escenas de la resurrección de los muertos.

El arco de acceso fue modificado a comienzos del siglo XVII, haciéndose desaparecer el primitivo parteluz cuya base ha aparecido en unas recientes excavaciones arqueológicas. En los laterales, se disponen las monumentales y sobrias esculturas de los Doce Apóstoles que dan nombre a esta puerta. Por encima del cuerpo de ventanas hallamos una serie de esculturas que representan a personajes de la casa real castelalana. Junto a la puerta se dispone la pequeña capilla gotica de la Vitgen de la Alegría en la que se custodia esta venerada imagen.

Puerta de la Pellejería

Desde la plaza de La Llana se puede contemplar la Puerta de la Pellejería, menos conocida como Puerta del Canalejo, que, bajo un ventanal similar a los del ábside, se abre en el muro oriental del brazo norte del crucero, haciendo esquina con la Puerta de la Coronería e interiormente con la Escalera Dorada. Fue mandada realizar en 1516 por el obispo Juan Rodríguez de Fonseca como alternativa al acceso por la Puerta de la Coronería, a la que daban un uso no religioso los habitantes de la parte alta de la ciudad, que la aprovechaban para alcanzar la parte baja de manera rápida y resguardada, bajando por una escalera y atravesando la Catedral. Su autor, Francisco de Colonia, nieto de Juan e hijo de Simón, concibió esta portada a modo de retablo gótico de dos cuerpos de tres calles, más ático, o frontón, pero con decoración plateresca en sus pilastras, frisos y entablamentos.

En la calle central, en el primer cuerpo, se abre la puerta, de arco de medio punto angrelado, con arquivolta decorada con estatuillas de los Apóstoles bajo doseletes, que siguen la dirección del arco; en el segundo cuerpo aparecen sendos relieves que representan el martirio de San Juan Bautista y San Juan Evangelista; en el ático, flanqueado por las estatuas de San Pedro y San Pablo, un frontón semicircular acoge un relieve de la Virgen entronizada con el Niño, entre ángeles músicos y con el obispo mecenas arrodillado a la izquierda; en las calles laterales, bajo sendos escudos del prelado Fonseca, aparecen las imágenes de diversos santos que al igual que los escudos fueron realizadas, antes de 1523, por Bartolomé de la Haya. Aunque de gran valor por su detalle artístico, la Puerta de la Pellejería adolece de una falta total de proporción, consecuencia del estrecho espacio en que los autores hubieron de trabajar.

El interior y las capillas

El edificio construido en la primera etapa del siglo XIIII tiene tres naves de seis tramos, crucero muy saliente en planta, presbiterio de tres tramos más y ábside poligonal, rodeado por una girola que se abre a capillas semidecagonales.

Es un edificio abovedado en su totalidad con crucería simple -salvo los tramos contiguos al crucero que tiene crucería estrellada- en tramos rectangulares, con un nervio de ligazón o espinazo en el sentido longitudinal del templo, característico de la escuela de Burgos, que aparecerá en otras construcciones góticas posteriores de la Corona de Castilla.

A pesar de seguir modelos franceses, (la planta muestra conexiones con la catedral francesa de Coutances y el alzado con Bourges) en Burgos se concibe un alzado mucho más cerrado que el etéreo gótico francés. Así, por encima de los arcos formeros de la nave principal corre un hermoso triforio (con bellos arcos trebolados cobijados por arcos escarzanos, cuyo tímpano está perforado por cuadrifolios, como en Bourges) pero cerrado al exterior y las ventanas del tercer cuerpo o claristorio tiene un moderado desarrollo.

Además de la estructura general ya descrita, hay tres elementos muy destacables: el interior de la Capilla de los Condestables, la espectacular belleza del cimborrio, de estilo plateresco y la Escalera Dorada, obra de Diego de Siloé. El interior del templo acumuló durante siglos todo tipo de obras de arte: retablos, pinturas, orfebrería, sepulcros monumentalizados, etc.

El Papamoscas y el Martinillo

En los pies de la nave mayor, a gran altura, se halla un reloj con una figura articulada que, todas las horas en punto, mueve un brazo con el que da un campanazo y abre al tiempo la boca: se trata de un autómata del siglo XVIII que recibe el nombre de Papamoscas. A su derecha, en un balcón, otro autómata se encarga de anunciar los cuartos de hora golpeando las campanas que le flanquean. Su nombre es Martinillo.

La capilla mayor

La capilla mayor ocupa tres tramos de la nave central de la catedral, el primero, contiguo al crucero de la Catedral, con bóveda de crucería compleja, tardogótica, y los dos siguientes con bóveda de crucería simple, más una cabecera de cinco paños, cuyo suelo está elevado en graderío. En la parte anterior la cubierta descansa en dos gruesas columnas cilíndricas que son la sustentación del arco toral oriental del cimborrio de la Catedral. En las partes elevadas de los muros se disponen las series del triforio y los ventanales con vidriera, compartidas con los tramos restantes de la nave principal y la nave transversal.

El retablo mayor de la catedral de Burgos es una obra de estilo renacentista romanista que se comenzó en 1562 por Rodrigo de la Haya y completada tras su muerte en 1577 por su hermano, Martín de la Haya, más la colaboración de Simón de Bueras. Los autores se inspiraron en el retablo mayor de la Catedral de Astorga, realizado por Gaspar Becerra, del que imitan la claridad arquitectónica y la monumentalidad en las imágenes.

La mazonería consta en su estructura horizontal de predela, tres cuerpos y ático, y en su disposición vertical de siete calles. Los hermanos de la Haya siguieron los decretos contrarreformistas emanados en el Concilio de Trento, por lo que concedieron gran importancia a la exaltación de Cristo sacramentado (el gran tabernáculo fue tallado por Domingo de Bérriz) e incluyeron en la predela un relicario con restos de varios santos diocesanos. Concluida la arquitectura y la escultura en 1580, 1593 y 1596 ejecutaron el dorado y la policromía los artistas Gregorio Martínez y Diego de Urbina.

El espacio central está presidido por la imagen de Santa María la Mayor, la titular de la catedral. La Virgen es retratada sedente, con el Niño en brazos y flanqueada por querubines. Donada a la Catedral por el obispo Luis de Acuña y Osorio, fue realizada por Cristóbal de Valladolid en 1464 con arreglo al estilo gótico-flamenco imperante en la época. Las aplicaciones de plata que la engalanan incluyen una corona realizada en 1488 por el platero Fernando de Oviedo. En la misma calle central pero en los cuerpos superiores se sitúan los conjuntos escultóricos de la Asunción y la Coronación de la Virgen, tallados por el vasco Juan de Ancheta. Un apostolado al completo representado por bultos redondos se dispone en los intercolumnios, ajustados a los órdenes dórico (primer cuerpo), jónico (segundo cuerpo) y corintio (tercer cuerpo), mientras que las cajas intermedias acogen grandes relieves con pasajes de la vida de la Virgen, ocho en total. El Calvario y otros bultos exentos se yerguen sobre la cornisa del ático.

Coro y trascoro

Emplazado en medio de la nave mayor e inmediatamente anterior al crucero, el elemento más destacado del coro catedralicio es la sillería de nogal, monumental conjunto escultórico con forma de U, en su mayor parte labrado a partir de 1505 y en estilo plateresco por Felipe Bigarny, quien cinceló en él una profusa serie de relieves con iconografía religiosa. Hasta 1522 las gradas laterales estuvieron emplazadas a ambos lados del presbiterio de la Capilla Mayor. La hilera transversal y partes menores de la sillería paralela al eje de la nave fueron talladas en otros momentos posteriores del siglo XVI y de comienzos del siglo XVII. El espacio acoge una reja de Juan Bautista Celma, dos órganos, el uno barroco y el otro neoclásico, y el bulto yacente del obispo Mauricio, obra gótica del siglo XIII tallada en madera y recubierta de cobre con apliques de pedrería y esmaltes de Limoges.

Exteriormente, en paralelo a las naves laterales y al hastial de los pies de la Catedral, el conjunto coral se resuelve en el trascoro. El frontal del trascoro, mirando a los pies de la nave, se construyó con ricos materiales en 1626 a modo de retablo marmóreo articulado en tres calles y rematado con una solución arquitrabada con balaustrada y embolados; las calles de los lados vienen definidas por dos pares de columnas corintias de fustes estriados, ocho en total, en cuyos intercolumnios se abren sendas hornacinas que acogen dos esculturas de alabastro encargadas en 1623 a Antonio de Riera; la calle central consiste en un arco de medio punto en arcosolio donde se encaja un lienzo que retrata a los santos ermitaños Antón y Pablo, atribuido alguna vez al riojano afincado en Burgos Diego de Leiva, se sabe por una carta de Zapata de 1623 que había sido encargado a un «insigne pintor» y traído de Madrid.1 Habiendo gustado este frontal del trascoro, se procedió a guarnecer del mismo modo los laterales, según proyecto de Juan de la Sierra ejecutado entre 1656 y 1659 por Juan de los Helgueros, quien colocó en los nichos una serie de seis lienzos del monje benedictino fray Juan Ricci dedicados a San Antonio, San Francisco, Santa Céntola y Santa Elena, Santa Victoria, Santa Casilda, y San Julián de Cuenca, tratándose los cinco últimos de santos burgaleses o con reliquias conservadas en la catedral. Estos seis cuadros barrocos se disponen tres a cada lado, presidiendo unos arcosolios concebidos como pequeños altares. Figuran entre las obras más conocidas de Juan Ricci, y a ellos dedicó unos versos el escritor francés Téophile Gautier, quien visitó la catedral burgalesa en 1845.

Transepto

Crucero

En el suelo del crucero, justo debajo del cimborrio, se encuentra desde 1921 el sepulcro del Cid y Doña Jimena. Sus restos, procedentes del Monasterio de San Pedro de Cardeña, fueron inhumados bajo una simple losa de mármol con la correspondiente inscripción, en una solemne ceremonia en la que se leyó un epitafio redactado por Ramón Menéndez Pidal. Cabe añadir que el espacio del crucero está flanqueado por dos rejas de principios del siglo XVIII forjadas según proyecto de fray Pedro Martínez, quien también diseñó los púlpitos.

Cimborrio

Hacia 1460-1470, por encargo del obispo Acuña, Juan de Colonia levantó en el crucero un cimborrio que adoptó la forma de una tercera y suntuosa torre catedralicia. La atrevida estructura de este cimborrio -que según las descripciones de la época era muy alto y elegante, estaba adornado por muchas columnas y aparecía coronado de ocho chapiteles- fue seguramente la causa de su estrepitoso hundimiento en la noche del 3 al 4 de marzo de 1539. La obra se derrumbó al ceder sus pilares del lado norte y arrastró consigo varias bóvedas. El accidente tuvo lugar de madrugada y no causó víctimas.

Ese mismo día, el cabildo decidió reconstruir el cimborrio y de ello dio encargo a Juan de Vallejo. Con diseño de un discípulo de Felipe Bigarny llamado Juan de Langres, Vallejo presentó una elevada estructura de prisma octogonal dividida en dos cuerpos. Cuatro torres adosadas y rematadas por esbeltas agujas refuerzan el impacto visual del tambor central. En cada uno de sus ocho lados se abren dos grandes ventanales amainelados que permiten una intensa iluminación del interior. El estilo renacentista plateresco se conjuga con el gótico final, el cual se manifiesta en su minucioso programa decorativo y en la verticalidad originada por sus numerosos pináculos y chapiteles. El perfil resultante es, todavía, básicamente gótico.

El interior es más deslumbrante aún que el exterior. El imponente volumen arquitectónico descansa sobre cuatro enormes pilares circulares, solución impuesta por Vallejo para prevenir una repetición del desastre de 1539. Cuatro trompas permiten el paso hacia la planta octogonal de los dos cuerpos. Los ocho lados de la linterna están cuajados de una densa decoración de inspiración renacentista, en la que se entremezclan numerosas esculturas, relieves, escudos nobiliarios y otros elementos decorativos salidos de las manos de artistas como Juan Picard (o Picardo) y Pedro Andrés. Todo el conjunto se remata con una espectacular bóveda estrellada de doble estructura con forma de estrella de ocho puntas y que entre sus nervios encierra una filigrana totalmente calada. Esta sorprendente y atrevida solución arquitectónica, además de aligerar peso, permite que la luz cenital se filtre con fuerza e ilumine el trabajo escultórico que se desparrama a su alrededor. Toda la obra quedó concluida en 1568.

La escalera dorada

Adosada a la pared del hastial norte de la nave del transepto, se levantó entre 1519 y 1522, una escalera para salvar el desnivel existente entre la puerta de Coronería y la nave norte del transepto. Es del tipo de las llamadas imperiales. La obra fue diseñada y realizada por el gran arquitecto Diego de Siloe, que se inspira en el proyecto que hiciera Bramante para el “Cortile del Belvedere” en Roma. El rejero francés Hilario realizó los antepechos en hierro repujado y dorado con minucioso trabajo de medallones.

Girola y trasaltar

El deambulatorio o girola que rodea el presbiterio de la nave mayor, se adorna con un conjunto de relieves o retablos de la pasión, muerte y resurrección de Cristo conocidos como Camino del Calvario; los tres centrales, que aparecen en la imagen, son obra del primer renacimiento español, realizada entre 1497 y 1503 por el escultor Felipe de Vigarny, que por primera vez deja el gótico flamenco para seguir formas y modelos del renacimiento italiano. Los dos extremos son obra más tardía realizados en época barroca, segunda mitad del siglo XVII, por el artista madrileño Pedro Alonso de los Ríos.

Capilla del Condestable

La capilla de la Purificación, en el centro de la girola, es mas conocida como capilla de los Condestables por haber sido erigida por el Condestable de Castilla y su esposa a fines del siglo XV. Es el recinto más suntuoso de la catedral. Es una capilla funeraria de planta centralizada, levantada en la girola de la catedral, en estilo Gótico flamígero y un incipiente Renacimiento.

Fue mandada construir por don Pedro Fernández de Velasco y Manrique de Lara, condestable de Castilla, y doña Mencía de Mendoza y Figueroa, hija del Marqués de Santillana y hermana del Cardenal Mendoza, que dirigió los trabajos durante las ausencias de su marido. La ejecución del proyecto corrió a cargo del artista burgalés Simón de Colonia, entre 1482 y 1494.

La arquitectura se debe a Simón de Colonia, quien comenzó las obras en 1482. Se trata de una gran construcción que muestra del gótico tardío y la transición del arte gótico al temprano renacentista: Colonia adaptó el solar irregular de la capilla para construir un espacio único cubierto con una bóveda estrellada, octogonal, con su zona central -en torno a la clave principal- calada, de tal modo que entra luz cenital. La obra arquitectónica se completa con la sacristía adyacente, añadida en 1517 por Francisco de Colonia.

El retablo mayor es obra de Diego de Siloé y de Felipe Bigarny y fue realizado entre 1523 y 1526. Su arquitectura es muy original: el asunto principal (la Purificación de la Virgen) ocupa todo el primer cuerpo, concebido como si fuera un escenario (así lo describió el historiador Martín González), con esculturas de tamaño natural en las que se aprecia la diferencia de estilo entre Bigarny y Siloé (este último más delicado y dulce que el borgoñón). La policromía del retablo estuvo a cargo de León Picardo.

En el frente lateral derecho el retablo de Santa Ana, obra en su mayor parte realizada por Gil de Siloe y acabado por su hijo Diego con policromía de León Picardo. Consta de tres cuerpos terminados en un alto dosel a imitación de una de las agujas de la catedral. Presidido por una imagen de Santa Ana triple reúne una serie de imágenes de santas con excepción de un Cristo muerto sostenido por dos ángeles dolientes obra de Diego de Siloe.

En la capilla permanecen varios sepulcros góticos que pertenecían a la primitiva capilla de San Pedro y que los condestables respetaron al construir la suya. Ambos están en el ingreso, en arcosolios, y corresponden a los obispos Pedro Rodríguez de Quexada y Domingo de Arroyuelo. Las estatuas yacentes de los condestables fundadores están en el centro de la capilla. Labradas en mármol de Carrara, los historiadores discuten la autoría (se atribuyen a Bigarny, Alonso Berruguete o a Juan de Lugano).

Capillas

La catedral de Burgos alberga una serie de capillas que cobijan interesantes obras de arte.

  • Capilla de Santa Tecla. La capilla de Santa Tecla es el resultado de la transformación de cuatro pequeñas capillas góticas y la Iglesia de Santiado de la Fuente en una amplia nave, por iniciativa del arzobispo Don Manuel de Samaniego y Jaca. Fue construida entre 1731 y 1735, a partir de un probable proyecto de Andrés Collado y Francisco Bazteguieta. Cubre el centro una gran cúpula adornada con múltiples yeserías polícromas de Juan de Areche, en cuyas pechinas están los evangelistas. El espacio, el más voluminoso del conjunto de capillas por cuanto ocupa cuatro tramos de nave, está delimitado por poderosos contrafuertes interiores y aparece cubierto con dos bóvedas de crucería octopartitas y, ocupando los dos tramos centrales, una cúpula semicircular gallonada; toda la cubierta aparece profusamente decoradas con yeserías policromadas. Molduras, ornamento vegetal, medallones, bustos y figurillas de ángeles se distribuyen sin interrupción en todo el abovedamiento, conforme al abigarrado estilo barroco de la primera mitad del siglo XVIII. El artista Juan de Areche ornamentó estas cubiertas.

    El retablo mayor es una gran mazonería dorada y policromada de estilo churrigueresco que estructuran cuatro columnas-estípite de orden gigante. Contiene imágenes del martirio de Santa Tecla, en el cuerpo principal, obra atribuible a Alejandro Carnicero, y de San Antonio Abad y Santo Domingo de la Calzada, a sus lados, así como un Santiago Matamoros en el ático, flanqueado por blasones de la Virgen y del prelado promotor de la obra. El mobiliario devocional se completa con otros cuatro retablos laterales barrocos, en los que destacan las imágenes de la Virgen de Gracia y de Santa Lucía, del siglo XVII.

    Conserva esta capilla una pila bautismal de principios del siglo XIII, cuya copa se ilustra con el apostolado bajo arquerías, a modo de recuerdo de la antigua condición parroquial, bajo la advocación de Santiago de la Fuente, de este espacio. En ella fue bautizado Pablo de Santa María, el célebre judío converso (a. 1390).

  • Capilla de Santa Ana. Fue construida entre 1477 y 1488 por la familia de arquitectos Colonia en estilo gótico isabelino. Atesora dos de las principales joyas artísticas de la seo castellana, el retablo mayor, obra maestra del escultor hispano-flamenco Gil de Siloé, y el sepulcro renacentista, de principios del siglo XVI, del obispo D. Luis de Acuña, realizado por el hijo del anterior, Diego de Siloé. El obispo D. Luis de Acuña y Osorio, prelado de la Diócesis burgalesa de 1456 a 1495, ordenó su construcción para servirle de enterramiento. El nuevo espacio fusionó dos capillas anteriores dedicadas a Santa Ana y San Antolín, así como un pequeño patio.

    El acceso a la Capilla se hace a través de dos arcos cerrados con unas rejas góticas encargadas en 1495 a Luis de Paredes y a otro rejero palentino, quienes las forjaron al gusto del momento, con crestería de torres cilíndricas sobre la que va un remate de dos pináculos y arquillos conopiales, con los blasones del obispo sostenidos por dos grifos, acompañados de los nombres del eclesiástico y el rejero. La cubierta consiste en dos bóvedas ensambladas de crucería estrellada, de seis puntas y de menor tamaño la más cercana a la reja y de cuatro puntas pero más compleja en su estructura nervada la interior.

    En el muro del ábside se halla el fastuoso retablo mayor, de estilo gótico flamenco, dedicado a San Joaquín y Santa Ana; es obra de Gil de Siloe, que ultimó el cuerpo central en 1492. En la calle central se desarrolla lo más importante del programa iconográfico: en la parte inferior está Jessé, dormido, de cuyo pecho sale el árbol que representa la genealogía de la Virgen: los brotes laterales fructifican en las figuras de los reyes de Judá, que envuelven la escena central del abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada, de la cual emergen unas ramas que culminan en la parte superior en la imagen sedente de María con el Niño. Se trata de una exaltación de la Inmaculada Concepción de la Virgen, al tiempo que se glorifica su estirpe real. Escoltan a la Virgen y el Niño dos figuras femeninas de regio aspecto que alegorizan el Antiguo y el Nuevo Testamento, aunque también han sido interpretadas como la Sinagoga y la Iglesia, al llevar una los ojos cubiertos por un velo y portar sus manos las Tablas de la Ley y un cetro roto, e ir la otra con los ojos desvelados y coronada con un cetro íntegro. Un Calvario exento remata el retablo en el ático, con el sol y la luna fijados en el cielo abovedado. Diversas imágenes de santos se disponen en las pilastrillas de las entrecalles, la pulsera perimetral y el ático.

  • Capilla de San Nicolás. Es la única capilla que se abre en el brazo septentrional del crucero y es la más antigua de las documentadas en el templo catedralicio, pues estaba a punto de terminarse en 1230. Su arquitectura, del más primitivo y clásico gótico, recuerda las capillas de los ábsides del Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas de Burgos, construidas al comienzo del siglo XIII. Fue patrocinada por el Capiscol de la Catedral Don Pedro Díaz de Villahoz, muerto en 1230, y en ella se halla su enterramiento.

  • Capilla de la Natividad. Fue patrocinada por Doña Ana de Espinosa y sus hijas María y Catalina de Salamanca. Trabajaron en ella el maestro de cantería Martín de Bérriz y el arquitecto y escultor Martín de la Haya entre 1562 y 1590. En el ábside se halla el retablo mayor, obra manierista de madera dorada y policromada, enmarcado dentro de un arco triunfal en piedra. En los relieves de la Natividad de la Virgen y de otros temas marianos trabajaron los escultores Domingo de Bérriz, Martín de la Haya y Juan de Cea, como dorador; realizado todo ello entre 1580 y 1585.

  • Capilla de la Anunciación. La capilla de la Anunciación, o de San Antonio Abad, de planta exagonal, es una de las primitivas capillas del siglo XIII, está ya documentada en tiempos del obispo García Gudiel (1276-1280), se cubre con bóveda de crucería simple de seis nervios, sirvió de enterramiento a algunos miembros del capítulo y a algún obispo y, en la primera mitad del siglo XVI, fue cedida al canónigo Juan Martínez de San Quirce quien, en 1541, encargó el retablo manierista que hoy la preside y que fue realizado por el escultor Juan de Lizarazu y por el pintor y dorador Lázaro de Azcoitia.

  • Capilla de San Gregorio. Llamada de San Juan hasta finales del siglo XV, tiene planta de pentágono achatado y es la última de la vuelta septentrional de la girola, pareja a la Capilla del Condestable. Contiene un retablo barroco de tres cuerpos y tres calles consagrado a la Virgen, así como un lienzo, el Martirio de San Pedro, atribuido a Mateo Cerezo, quien se inspiraría en un original de Guido Reni. Sin embargo, los objetos de más valor son dos sepulcros góticos del siglo XIV pertenecientes a los obispos D. Gonzalo de Hinojosa (muerto en 1327) y D. Lope de Fontecha (1351), quien son representados con bultos yacentes en arcosolio. Estas tumbas eclesiásticas muestran una rica iconografía muy informativa sobre las costumbres y los ritos funerarios de la época. Actualmente (2008) esta capilla está cerrada a las visitas por labores de rehabilitación.

  • Capilla de San Enrique. La capilla de San Enrique es obra patrocinada por el Arzobispo Don Enrique de Peralta y Cárdenas. La construyeron los canteros Juan de Sierra y Bernabé de Hazas; se terminó en 1674. En el muro del testero se halla el retablo mayor construido en la misma época que la capilla. En la hornacina central se halla un Cristo Doliente sentado, antes de ser crucificado. Es una imagen flamenca de la escuela de Amberes, de autor desconocido, de hacia 1500, que se veneraba ya en una capilla anterior a la actual con el título de El Ecce Homo; fue muy venerada sobre todo en tiempos de calamidades públicas.

  • Capilla de la Visitación. Frente a la puerta del claustro alto, en el muro occidental del brazo del crucero se abre el arco de acceso a la capilla de la Visitación, cerrado con reja gótica de finales del siglo XV. La capilla de dos tramos, cubierto el primero con bóveda de crucería estrellada de cuatro puntas, fue realizada, entre 1440 y 1442, por Juan de Colonia, por encargo del obispo Alonso de Cartagena, hijo de su predecesor Pablo de Santa María. El sepulcro gótico del obispo se halla en el centro de la estancia, con túmulo de piedra, realizado probablemente por Juan de Colonia, y estatua yacente de alabastro, tallada probablemente por Gil de Siloé con primorosa ornamentación del gótico florido que se manifiesta claramente en las vestiduras y que recuerda la de las tumbas del rey Juan II y de su esposa en la cartuja de Miraflores. En el suelo, junto a la verja de acceso está sepultado el humanista conquense Juan Maldonado, capellán de esta catedral fallecido en 1554; también en el suelo están enterrados el arquitecto alemán Juan de Colonia, fallecido en 1481, y su esposa María Fernández; en los muros laterales hay arcosolios góticos, con los sepulcros de familiares del prelado, y cuelgan algunos lienzos, entre ellos, uno de Carlos Luis Ribera, de 1890, que representa a los Reyes Católicos ante Granada, antes de la conquista, y en el que los personajes manifiestan una gran expresividad que es visible también en sus manos; preside el testero un buen retablo barroco clasicista que, en 1653, sustituyó a otro gótico y que contiene pinturas inspiradas en el renacimiento italiano y referidas a San Juan Evangelista y a la vida de la Virgen, ocupando la calle central, una que representa la Visitación y otra en la que aparecen la Virgen y el Niño.

  • Capilla de San Juan de Sahagún. La capilla de San Juan de Sahagún está documentada desde principios del S. XIV con el nombre de Santa Catalina y también de los Rojas, familia que la construyó y la dotó. Posteriormente desde el S. XVIII se denomina de San Juan de Sahagún, ya que este santo, canonizado en el siglo anterior, había sido canónigo de la Catedral de Burgos, colocándose un retablo barroco con la imagen del titular. El retablo lo trazó José Cortés y lo construyó Fernando González de Lara (1766-1769). La imagen de San Juan de Sahagún, con atuendo de canónigo, fue tallada por Juan Pascual de Mena en 1770.

  • Capilla de las Reliquias. Construida en 1765 en estilo barroco por el arquitecto Fray José de San Juan de la Cruz, carmelita descalzo. En sus tres retablos se guardan, en bustos relicarios, arquetas y tecas, las reliquias de santos y santas de todos los tiempos anteriores al siglo XVIII; unas son auténticas y otras estimadas como tales en inventarios existentes desde la baja Edad Media.

  • Capilla de la Presentación. Dedicada a la Consolación y a la Presentación fue realizada entre los años 1519 a 1524 por el maestro Juan de Matienzo, quien llevó a cabo un espacio de planta central cubierta con bóveda estrellada con plementería central calada. Sigue el gusto por las capillas suntuosas como la de los Condestables, en la que se inspira. Fue patrocinada por el canónigo Don Gonzalo de Lerma, cuyo sepulcro tallado en alabastro por Felipe de Vigarny, con su estatua yacente, ocupa el centro de la misma.

  • Capilla del Santísimo Cristo de Burgos. Es la primera capilla a la derecha según se entra por la puerta de Santa María, se dedica exclusivamente al culto y a la oración; ocupa la crujía oeste de un primitivo claustro, que ha sufrido sucesivas reformas. El retablo mayor, de estilo neogótico, enmarca la imagen de Cristo Crucificado, obra del siglo XIV, de origen flamenco, de madera, totalmente articulada y recubierta de piel de becerro. Durante siglos fue venerada en el convento de San Agustín de Burgos hasta que los frailes sufrieron la forzosa exclaustración. Los religiosos agustinos extendieron su culto por España e Hispanoamérica.

Claustro

Puerta del Clausto alto. En el brazo sur de la nave del transepto se abre la entrada principal del claustro; magnífica es esta portada por su calidad artística y el mensaje teológico que encierra. La portada es obra del gótico del S. XIII, hacia 1270. Está dedicada a la venida de Cristo como Hombre. El profeta Isaías y el Rey David, en la jamba derecha, predicen su llegada, que, a la izquierda, anuncia el Ángel a María, cuya genealogía de reyes y profetas está en la arquivoltas, mientras el tímpano se dedica al bautismo de Jesús. Las hojas de la puerta se realizaron hacia 1492 - 1495 por Gil de Siloé y en ellas se narra la entrada de Cristo en Jerusalén y la bajada de Cristo resucitado al limbo de los justos.

Claustro alto. Es una obra equilibrada y armónica del gótico del último tercio del siglo XIII, proyectado y ejecutado por el maestro Enrique. Sus amplios y luminosos ventanales, la riqueza escultórica, tanto monumental como decorativa, con numerosas esculturas de santos, obispos, reyes, y paisajes bíblicos en los pilares de los esquinales y las portadas de sus dependencias, crean un espacio ambiental único en consonancia con su función primordial: la religioso-cultual, y le constituye en uno de los claustros ojivales más bellos de España.

Claustro bajo. Es una obra equilibrada y armónica del gótico del último tercio del siglo XIII, proyectado y ejecutado por el maestro Enrique. Sus amplios y luminosos ventanales, la riqueza escultórica, tanto monumental como decorativa, con numerosas esculturas de santos, obispos, reyes, y paisajes bíblicos en los pilares de los esquinales y las portadas de sus dependencias, crean un espacio ambiental único en consonancia con su función primordial: la religioso-cultual, y le constituye en uno de los claustro ojivales más bellos de España.

Capillas claustrales

Capilla del Corpus Christi. La Capilla del Corpus Christi, llamada también de Juan Estébanez, fue edificada entre 1371 y 1375 por Juan Estébanez Castellanos; tiene magnífica portada en cuyo tímpano se representa la Deesis y en el dintel, en figuras orantes, el fundador y su esposa. En su interior se guarda el llamado Cofre de El Cid, que recuerda la leyenda del poema medieval del Mío Cid, que en realidad es un arcón del siglo XIV, que sirvió para guardar los documentos más importantes de la catedral.

Capilla de Santa Catalina. Regresando a la galería oriental del claustro se halla a continuación la capilla de Santa Catalina, levantada en 1316 por el obispo Gonzalo de Hinojosa y que fue sala capitular hasta 1586; su portada ojival tiene en su tímpano un relieve policromado que representa el Descendimiento y, en el dintel y las jambas, decoración de castillos y leones; se cubre con bóveda estrellada de ocho puntas cuyos nervios parten de pilares fasciculados rematados en encapitelados policromados en los que se representan escenas de caza y cortesanas; el pavimento y la cajonería son ya obra barroca, del primer tercio del siglo XVIII y del monje benedictino fray Pedro Martínez, a instancias del arzobispo Manuel de Navarrete; los muros están casi completamente cubiertos con los retratos de los obispos y arzobispos de Burgos, desde la época en la que la sede estuvo en Oca hasta nuestros días, siendo la mayor parte de estos retratos “inventados”, hasta 112, obra del vizcaíno Nicolás Antonio de la Cuadra, pintados entre 1712 y 1714 por encargo del obispo Navarrete y para sustituir con ellos una serie anterior en la que habían colaborado Diego de Leiva y Mateo Cerezo el Viejo. Algunos de los retratos posteriores a esas fechas son también obra de pintores de cierto prestigio, Carlos Luis Ribera; se exponen en esta capilla algunas tallas de valor, como la gótica de la Virgen de Oca, que en el siglo XIV sustituyó a la imagen titular de la primitiva diócesis, y algunos de los documentos y códices más valiosos del Archivo, como el documento fundacional del Infantado de Covarrubias, la carta de arras del Cid y la Biblia de Cardeña.

Capilla de San Juan Bautista y Santiago. Construidas en el siglo XVI (1524 – 1534) por Juan de Vallejo, son ahora el espacio museístico más importante de la catedral, donde se puede admirar el tesoro religioso-cultual más destacado del templo, con obras de pintura desde el siglo XV al siglo XVIII, escultura y orfebrería desde el siglo XII al XX. En la imagen aparece el impresionante Cristo flagelado, atado a la columna. Es una de las más importantes esculturas de la catedral, anterior a 1.528, obra renancentista de Diego de Siloe. Destaca la cruz arzobispal, magnífica obra de plata repujada y sobredorada, resultado de la conjunción artística de dos épocas y autores; primero fue solamente cruz episcopal, con un solo brazo, obra repujada y cincelada por Juan de Horna en 1537, después, cuando Burgos, en 1574, es elevado a sede arzobispal, Juan de Arfe realiza el segundo brazo transversal en 1590, ajustándose en estilo y forma al estilo del maestro anterior.

Sala Capitular

En el muro sur de la capilla del Corpus Christi, bajo la escalera del Archivo, se abre la puerta de acceso a la sala capitular, anteriormente biblioteca del cabildo; fue construida por Martín de la Haya en 1596, y se cubre con un artesonado de tracería arabesca, con florones dorados colgantes, rodeado por un friso de yesería pintada en el que se desarrollan textos bíblicos; contiene algunas maquetas de la catedral gótica y de sus muros cuelgan valiosos y preciosos trípticos como el de la Adoración de los Magos, de hacia 1495 y pintado por Diego de la Cruz, que representa la Epifanía, en el centro, y a la Virgen y a un caballero, en los laterales; el de la Virgen con el Niño del Bello País, obra de un pintor conocido como el “Maestro del follaje bordado”, también de finales del siglo XV; el de la “Crucifixión”, de hacia 1512, atribuido a Goswijn van del Weiden; el del “Descendimiento”, de 1525, pintado por Jan de Beer, con las escenas del Calvario, la Deposición y la Resurrección, y el de la “Virgen con el Niño de Pereda”, de hacia 1535, pintado por el llamado ”Maestro de la leyenda de la Magdalena”.

Archivo catedralicio

El Archivo está situado sobre la capilla del Corpus Christie y sobre la contigua sala capitular moderna. Custodia una importantísima documentación que abarca desde el siglo X al XIX y en la que destacan el documento fundacional de la abadía y del Infantado de Covarrubias, del 978; un privilegio de Sancho II de Castilla, de 1068, por el que se restaura la diócesis de Oca; la carta de arras del Cid, de 1074; un privilegio de Alfonso VI, de 1075, por el que se traslada a Burgos la sede de la diócesis de Oca; un documento del concilio de Husillos, de 1088, que fija los límites de las diócesis de Burgos y de Burgo de Osma; una bula del papa Urbano II, de 1095, confirmando el traslado a Burgos de la sede de Oca; un privilegio de Alfonso VIII, de 1162, regulando las faenas de la vendimia, y un privilegio de Fernando III, de 1221, compensando al obispo Mauricio por su viaje a Alemania para concertar la boda del monarca con Beatriz de Suavia. También custodia el Archivo valiosos códices, como la Biblia de Cardeña (hacia 910-914), el Homiliario de Paulo Diácono y las Colletiones del abad Smaragdo (siglo XII), el Moralis Tractatus de Guillermo de Perault (siglo XIII), la Biblia Miniada (finales del siglo XIII-principios del XIV, con notas marginales atribuidas a Pablo de Santa María) y la Regla de Nuestra Señora de la Creación (1494). Igualmente, el archivo custodia más de una docena de incunables, una Biblia Políglota de Alcalá (hacia 1514-1517), varias ediciones príncipe y 253 ediciones del Quijote.
Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de Catedral de Burgos

Dispones de 167 fotografías de Catedral de Burgos

Glosario de términos

Altar
En el culto cristiano, especie de mesa consagrada donde el sacerdote celebra el sacrificio de la misa
Arco
Elemento sustentante, que descarga los empujes, desviándolos lateralmente, y que está destinado a franquear un espacio por medio de un trayecto generalmente curvo.
Arcosolio
Arco que, a manera de nicho, alberga un sepulcro generalmente incrustado en la pared. Su uso aparece en la época imperial romana
Artesonado
Techumbre, bóvedas o sistema de cubierta, formado por artesones o casetones.
Balaustrada
Cada una de las columnas pequeñas que con los barandales forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras. Guarda cuerpo que se coloca a lo largo de una galería, balcón, tribuna, terraza, escalera, etc., por razones de seguridad y estéticas. Está formada por la sucesión de pequeños pilares unidos por un pasamanos.
Barroco
Estilo artístico basado principalmente en el exceso de énfasis y abundancia de decoración, en contraposición al clasicismo renacentista. Se situa entre 1600 y 1750 y su nombre proviene de la palabra barrueco que significa perla irregular, ya que este estilo marcaba exageradamente las formas irregulares y onduladas
Cabecera
Testero de la iglesia o parte en que se halla el altar principal.
Cabildo
Órgano ejecutivo eclesiástico encargado del cuidado y gobierno de las iglesias mayores de la misma en sus aspectos litúrgicos y organizativos
Calle
Franja vertical del ábside formado entre columnas o contrafuertes
Capilla
Edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular.
Chapitel
Remate apuntado de una torre generalmente bulboso, cónico o piramidal.
Cimborrio
Torre normalmente cilindrica que sirve de base a la cúpula y descansa inmediatamente sobre los arcos torales. Construcción elevada sobre el crucero de las iglesias que tiene forma de torre cuadrada o poligonal
Claristorio
Es el nombre que recibe el conjunto de ventanales que iluminan el interior de un templo, normalmente situado en los laterales de la nave central
Claustro
Galeria cubierta alrededor de un patio generalmente cuadrangular y separada de él por columnas o arquerias. Suele estar adyacente a la iglesia y formando parte de un complejo mayor (catedral, monasterio etc.). Su etimologia procede de claustrum = cerrado.
Clave
Dóvela central de un arco o pieza central de una bóveda.
Contrafuerte
Construcción destinada a contrarrestar el excesivo empuje sufrido por una pared.También llamada estribo.
Convento
Del latín conventus (asamblea o congregación) derivado de conveniere (juntarse). Edificio donde habita una conjunto de religiosos.
Cora
Provincia de un reino musulmán
Cornisa
1. Coronamiento compuesto de molduras, o cuerpo voladizo con molduras, que sirve de remate a otro. 2. Parte superior del cornisamento de un pedestal, edificio o habitación.
Coro
Parte de la iglesia donde se situan los monjes o sacerdotes para cantar el oficio divino. A lo largo de la historia de la arquitectura su ubicación dentro del templo ha sufrido diversas variaciones, si se sitúa en la nave central se aísla mediante un cerramiento
Crucero
Espacio en que se cruzan la nave central de una iglesia y la que la atraviesa.
Cubierta
En general, sistema de cierre de la parte superior de una construcción.
Deambulatorio
Ver girola.
Deesis
En el arte bizantino y románico, representación de Cristo en Majestad sentado en su trono, flanqueado por la Virgen y San Juan
Dintel
Elemento horizontal que soporta un carga, apoyando sus extremos en las jambas o pies derechos de una vano.
Enjuta
Espacio que queda entre el arco y el dintel jpg
Ermita
De eremita. Capilla o santuario, generalmente pequeño, situado por lo común en despoblado y que no suele tener culto permanente.
Escalera
Construcción diseñada para comunicar varios espacios situados a diferentes alturas. Partes de una escalera
Friso
Faja decorativa de desarrollo horizontal y especificamente la parte entre el arquitrabe y la cornisa en los ordenes clásicos.
Fuste
Parte de la columna situada entre la basa y el capitel
Girola
Pasillo que rodea por detrás el presbiterio o capilla mayor, prolongando las naves laterales. También se llama deambulatorio.
Grifo
Animal fantástico con cabeza y alas de águila y cuerpo de león
Hastial
Triangulo superior de un muro enmarcado por las vertientes del tejado.
Hornacina
Hueco coronado por un cuarto de esfera, generalmente practicado en un muro y destinado a recibir una estatua, jarrón, tumba u otro objeto decorativo.
Icono
1. Representación religiosa de pincel o relieve, usada en las iglesias cristianas orientales. 2. Tabla pintada con técnica bizantina
Intercolumnio
Espacio entre dos columnas
Jamba
Elemento vertical que no es una columna y que sostiene con su pareja un dintel de una ventana o puerta.
Linterna
Torre pequeña más alta que ancha y con ventanas, que se pone como remate en las cúpulas de algunos edificios y sobre las medias naranjas de las cúpulas de las iglesias con el objeto de iluminar su interior. También por extensión se suele denominar linterna al cimborrio de una iglesia
Mainel
Columna o columnas interiores de un vano con múltiples aberturas.
Moldura
Elemento corrido que se coloca sobre una superficie para decorarla y que se clasifica según su perfil, siendo normalmente de poca anchura.
Monasterio
Conjunto de edificios donde se agrupan los monjes para vivir en comunidad. Voz proveniente del latín monasterium y este a su vez del griego monastérion
Monje
Persona que perteneciendo a una orden religiosa vive en comunidad en un monasterio. La voz proviene del occitano monge, que a su vez procede del latín monicus que a su vez procede del griego monachus.
Nave
Cada uno de los espacios en que se divide longitudinalmente una iglesia.
Parteluz
Pequeña columna que divide la luz de una ventana o puerta
Pechina
Cada uno de los cuatro triangulos curvilineos sobre los que se sustenta una cúpula. Sirven para pasar de la planta cuadrada a la circular.
Pilar
Pilastra exenta, suele tener más consistencia que la columna.
Pilastra
Pilar de planta rectangular adosado a un muro.
Planta
Plano de la sección horizontal de un edificio.
Plateresco
Estilo español de ornamentación empleado por los plateros del siglo XVI, aprovechando elementos de las arquitecturas clásica y ojival.
Portada
Puerta ornamentada o decorada.
Predela
Banco o banca de retablo, parte inferior horizontal de este
Presbiterio
Zona elevada del templo cristiano en torno al altar.
Retablo
Obra formada por un conjunto de tablas de escultura o pintura religiosa para ser colocada detrás de un altar. Se divide verticalmente en calles, la central más ancha se llama espiga, y horizontalmente en pisos, el inferior se llama predela. El retablo está protegido por el guardapolvo o polsera. La palabra procede del latin retaulus y este a su vez de retro (detras) y tabula (tabla).
Sacra
O sacro, relativo al carácter sagrado o con carácter sagrado
Sepulcro
Es la obra que se construye para dar sepultura a una persona, generalmente en piedra y elevada respecto del suelo
Serafines
Uno de los tipos de ángeles. Son los más cercanos a Dios, se caractrizan por tener seis alas, dos le tapan el rostro, otras dos tapan los pies y las dos restantes les sirven para volar. Cantan las alabanzas del Señor y su gloria.
Tambor
Cilindro o anillo donde se apoya la semiesfera de la cúpula
Testero
Pared de un edificio que se encuentra frente a la entrada principal. Tambien se le relaciona con el muro de la cabecera de la iglesia.
Tetramorfos
Conjunto de los simbolos de los cuatro evangelistas según el Apocalipsis (hombre = San Mateo, buey = San Lucas, león = San Marcos y águila = San Juan)
Transepto
Espacio transversal que aísla el ábside y el coro del espacio de la nave. Sobre él se eleva generalmente el centro arquitectónico o eje vertical mayor del conjunto, cubierto con bóveda y flanqueado de vanos.
Triforio
Galería que rodea el interior de una iglesia sobre los arcos de las naves y que suele tener ventanas de tres huecos.
Trompa
Elementos que sirven para hacer la transición de una base poligonal a otra circular u octogonal. Se usa preferentemente en los cimborrios.
Tumba
La tumba es una pequeña edificación o cámara para depositar a los difuntos, con muros, tejado y si se usa para más de un cuerpo, con puerta
Vano
Abertura o hueco abierto en un muro que realiza funciones de puerta, ventana, respiradero etc.
Venera
Motivo decorativo en forma de concha marina, similar a las conchas de peregrinos
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