Cartuja de Santa María de Miraflores

Cartuja de Santa María de Miraflores Fundada en el año 1442 por el rey don Juan II de Castilla, esta cartuja es, en realidad, obra casi exclusiva de su hija, la reina Isabel la Católica. De estilo gótico de finales del siglo XV, fue construida sobre los restos de un palacio de caza, según los planos y dirección de Juan de Colonia y su hijo Simón.

Al entrar en la cartuja lo primero que se observa es la portada principal, donde la puerta aparece enmarcada en un arco conopial que cobija una serie de arquivoltas decoradas. En el tímpano hay una imagen de la Compasión, es decir, la Virgen con su hijo muerto en sus brazos. A la izquierda del arco, figuran las armas reales de Castilla y a la derecha, el escudo con la banda engolada, distintivo principal de Juan II. Ambos blasones se repiten en el interior de la iglesia.

Pasada esta portada se llega al atrio de la iglesia, donde se puede contemplar la bóveda de crucería, cuyos arcos y nervios se adornan en su intersección con estrellas de piedra finamente caladas. En la pared derecha se puede ver un ventanal oculto durante siglos y descubierto recientemente, que perteneció, lo mismo que el muro en el que está abierto, al palacio de Enrique III el Doliente, padre del rey fundador.

Tras el atrio se encuentra la estancia de los fieles, lugar desde el cual ya se observa el interior de la iglesia. Juan de Colonia, respetando el estilo y costumbres cartujas, construyó un templo de una única nave dividida en diferentes espacios: estancia de los fieles, coro de los Hermanos, coro de los Padres y presbiterio. En la estancia de los fieles se encuentra a mano derecha una escultura de san Bruno, fundador de la orden cartuja, de madera policromada, obra de Manuel Pereira, que trabajó en la corte española en el siglo XVIII. Enfrente de la escultura se encuentra un tríptico de grandes dimensiones que representa tres escenas: Camino del Calvario, Crucifixión y Llanto sobre Cristo Muerto. Está fechada a finales del siglo XV y es una pintura al óleo, anónima, de la escuela de Roger van der Weyden.

El coro de los Hermanos se encuentra entre la reja y los dos altares. La sillería renacentista fue realizada en nogal en 1558 por el cántabro Simón de Bueras. De fecha anterior y autor desconocido a la sillería es la Puerta de Clausura, a la derecha, que llama la atención por la primorosa talla de los Evangelistas y los Padres de la iglesia occidental.

Los dos retablos barrocos, del siglo XVIII, son de orden compuesto, realizados por Policarpo de la Nostosa en madera dorada y muy decorados. Lo más bello del conjunto es la talla de la Inmaculada, de Bernardo de Elcareta, situada en la parte superior de la puerta.

Antes de continuar avanzando por la iglesia, se pueden contemplar un conjunto de vidrieras traídas de Flandes en 1484. La más importante es la del Descendimiento, por ser la mejor conservada y además por tener la firma del autor.

El coro de los Padres es de nogal oscuro. Está formado por cuarenta sillas talladas por Martín Sánchez de Valladolid en 1489. Los dibujos de los respaldos se relacionan entre si con gran armonía y, sin embargo, vistos de cerca, puede comprobarse que cada uno es diferente.

El facistol, situado en medio del coro, hace juego con la sillería y también es del mismo artista. Se emplea para sostener los libros utilizados durante las misas.

La puerta que hay en esta zona a la derecha es por donde los monjes cartujos acceden a la iglesia; es de estilo gótico y está adornada con ramas de encina. Bajo el arco se encuentra una Virgen gótica de alabastro atribuida a Gil de Siloe.

Lo que más llama la atención de la iglesia es el retablo gótico (1496-1499), de riquísimo detalle y original diseño. Su composición se aleja de la tradicional división de cuerpos y calles. Gil de Siloe lo realizó en madera de nogal dorada y policromada, en plena madurez de su creación artística. La excelente policromía, obra de Diego de la Cruz, incluye el empleo de una técnica conocida como brocado aplicado, de difícil ejecución y muy costosa.

En el cuerpo superior del retablo destaca una gran corona de ángeles que dibujan la forma de una Hostia de la cual en el centro geométrico se encuentra Cristo en la Cruz. Aquí Gil de Siloe logra en la cabeza una de sus más extraordinarias tallas. Sostienen la cruz el Padre, con capa pluvial y tiara pontificia, y el Espiritu Santo, representado curiosamente como un joven revestido de túnica, estola y corona imperial.

Sobre la Cruz, el pelícano, símbolo del amor divino. Al pie de la Cruz, la Virgen y San Juan. En los ángulos de la Cruz, en círculos, todavía dentro de la gran rueda formada por los ángeles, hay cuatro escenas de la Pasión. A su vez, la gran corona está enmarcada, como si fueran columnas, por las figuras de San Pedro y San Pablo. Sobre ellos, los evangelistas San Juan y San Mateo y debajo San Marcos y San Lucas. En los espacios triangulares los cuatro doctores de la Iglesia: San Gregorio, San Ambrosio, San Jerónimo y San Agustín.

El cuerpo inferior del retablo tiene su propio centro en el sagrario, sobre el cual hay un nicho cuadrado que alberga una serie de altorrelieves fijados a un torno giratorio; en estos altorrelieves se representan las seis fiestas del calendario de la iglesia. A cada lado del sagrario están San Juan y Santa María Magdalena. Al mismo nivel pero más laterales, Santa Catalina y Santiago Apóstol. Entre estas imágenes y las superiores Gil de Siloe comtempló la serie de círculos con otros dos; a la izquierda, la Anunciación, y a la derecha, la Adoración de los Magos. Debajo de ellos, dos altorrelieves representan la Última Cena y el Prendimiento; en los extremos, Juan II e Isabel de Portugal, sobre los cuales están sus escudos.

También son obra de Gil de Siloe los sepulcros (1489-1493), donde descansan los restos de Juan II e Isabel de Portugal, padres de Isabel la Católica, y de su hermano, el infante Alfonso. Cincelados en alabastro de Guadarrama es tal el detalle, la filigrana y tan rico simbolismo que con razón se les considera un alarde de inspiración y belleza.

Del panteón real, en el centro, destaca la singularidad de su diseño, una estrella de ocho puntas. Sobre la meseta reposan los yacentes ricamente ataviados acompañados por los evangelistas y otros santos. El sepulcro del infante Alfonso, arrodillado en actitud orante, y como sus padres, ricamente ataviado, está adosado al muro del Evangelio. Aparece enmarcado por pilastras muy decoradas que acogen en parejas a los apóstoles. El basamento presenta decoración heráldica sostenida por dos ángeles y dos guerreros; se corona el conjunto con la Anunciación.

Adosadas al muro norte existen tres capillas. La primera alberga una exposición en la que destaca una Anunciación de Pedro Berruguete. En la segunda, dedicada a Nuestra Señora de Miraflores, una lograda restauración ha recuperado la belleza y colorido de las pinturas murales del siglo XVII. En la siguiente se guardan una serie de manuscritos, incunables y libros de la biblioteca de la cartuja, además de fotografías de otras obras que han sido trasladados a diferentes lugares de América y Europa.
Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de Cartuja de Santa María de Miraflores

Dispones de 27 fotografías de Cartuja de Santa María de Miraflores

Glosario de términos

Altar
En el culto cristiano, especie de mesa consagrada donde el sacerdote celebra el sacrificio de la misa
Altorrelieve
Relieve que sobresale más de la mitad del bulto que sobresale del plano.
Arco
Elemento sustentante, que descarga los empujes, desviándolos lateralmente, y que está destinado a franquear un espacio por medio de un trayecto generalmente curvo.
Atrio
Recinto cerrado, y generalmente porticado que precede a la entrada de un edificio.
Barroco
Estilo artístico basado principalmente en el exceso de énfasis y abundancia de decoración, en contraposición al clasicismo renacentista. Se situa entre 1600 y 1750 y su nombre proviene de la palabra barrueco que significa perla irregular, ya que este estilo marcaba exageradamente las formas irregulares y onduladas
Basa
Pieza inferior de la columna que sirve de apoyo al resto
Calle
Franja vertical del ábside formado entre columnas o contrafuertes
Capilla
Edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular.
Coro
Parte de la iglesia donde se situan los monjes o sacerdotes para cantar el oficio divino. A lo largo de la historia de la arquitectura su ubicación dentro del templo ha sufrido diversas variaciones, si se sitúa en la nave central se aísla mediante un cerramiento
Monje
Persona que perteneciendo a una orden religiosa vive en comunidad en un monasterio. La voz proviene del occitano monge, que a su vez procede del latín monicus que a su vez procede del griego monachus.
Nave
Cada uno de los espacios en que se divide longitudinalmente una iglesia.
Pilastra
Pilar de planta rectangular adosado a un muro.
Portada
Puerta ornamentada o decorada.
Presbiterio
Zona elevada del templo cristiano en torno al altar.
Retablo
Obra formada por un conjunto de tablas de escultura o pintura religiosa para ser colocada detrás de un altar. Se divide verticalmente en calles, la central más ancha se llama espiga, y horizontalmente en pisos, el inferior se llama predela. El retablo está protegido por el guardapolvo o polsera. La palabra procede del latin retaulus y este a su vez de retro (detras) y tabula (tabla).
Sepulcro
Es la obra que se construye para dar sepultura a una persona, generalmente en piedra y elevada respecto del suelo
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