Pozo San Luis

Pozo San Luis El pozo San Luis fue profundizado a finales de los años veinte, entre 1928 y 1930, por Carbones de La Nueva y estuvo en funcionamiento hasta 1969, cuando Hunosa dejó de explotarlo. Desde ese año, realizó funciones auxiliares para el cercano pozo de Samuño. Su cierre definitivo tuvo lugar en 2002. Seis plantas son las que se reparten en los 420 metros de profundidad que tiene la caña del pozo. La sexta, y última, nunca llegó a explotarse debido a que estuvo siempre inundada. El Pozo San Luis por su singularidad y grado de conservación, además de por constituir uno de los más destacados ejemplos de la industrialización de los valles centrales de las cuencas mineras, fue declarado Bien de Interés Cultural en 2013.

La visita al pozo, recomendada, se engloba en el Ecomuseo Minero Valle de Samuño, un complejo museístico del Ayuntamiento de Langreo formado por tres elementos: la estación de El Cadavíu, el tren minero y el Pozo San Luis de La Nueva. La estación de El Cadavíu, a kilómetro y medio del centro urbano de Ciañu, es el centro de recepción de visitantes del Ecomuseo Minero y punto de partida del recorrido en tren.

Historia

El Pozo San Luis es uno de los elementos más interesantes del Patrimonio Cultural regional. Fue profundizado por la empresa Carbones de La Nueva entre 1928 y 1930, integrándose en 1968 en Hulleras del Norte S.A. (Hunosa) pasando, entonces, a desempeñar labores auxiliares del vecino Pozo Samuño (Carbones Asturianos), también integrado en la hullera estatal en la misma fecha. Finalmente, el 31 de octubre de 2008 las instalaciones pasan a manos del Ayuntamiento de Langreo en virtud del acuerdo suscrito entre Hunosa y el Consistorio en la misma fecha.

El cambio de propiedad de la empresa en 1925 dará como resultado el paso de la compañía al universo industrial de la Real Compañía Asturiana de Minas (Rcam), cuya necesidad de carbón debe relacionarse con el problema energético abierto en la metalúrgica castrillonense con el cierre de la mina de Arnao una década antes. La entrada en el negocio de la Rcam abrirá un nuevo periodo para una explotación que, hasta entonces, sólo beneficiaba los yacimientos minerales situados por encima del nivel de los valles, mediante minería de montaña, periodo del que datan los socavones Isabel y Emilia, ambos de 1904, y varios ramales ferroviarios. A partir de 1925 se pone en marcha la profundización de un pozo vertical de extracción que dará lugar a la aparición de una nueva gran pieza industrial en el valle: el Pozo San Luis. Las primeras construcciones son la casa de máquinas y el castillete, realizadas entre 1928 y 1930, a las que se irían sumando el resto de inmuebles necesarios para el funcionamiento de una explotación minera: la lampistería (1934), la casa de aseo (1935), edificios de almacenes, comedor, taller (1953), las nuevas oficinas (1955), etc.

Entre los edificios de la plaza minera, destaca sobremanera la unidad compuesta por la casa de máquinas y el castillete. La casa de máquinas es un edificio de singular belleza que muestra en su fachada numerosas influencias de la arquitectura culta, que introduce nuevos materiales y elementos decorativos que configuran un tipo de arquitectura industrial nada usual. El edificio sería ampliado en 1945, una intervención, no obstante, plenamente coherente con el planteamiento formal original del inmueble. Igualmente, destaca sobremanera el castillete, de 1930, que emplea una técnica, la de los perfiles de hierro roblonado, que fuera superada en los años centrales del siglo XX con el empleo de la soldadura, lo que añade a este elemento del Pozo San Luis un decisivo valor testimonial.

La circunstancia de que el Pozo San Luis, desde la entrada en Hunosa, no cumpliera labores extractivas posibilitó el mantenimiento del edificio de la casa de máquinas y del castillete, pero también de la interesante maquinaria de la explotación, ubicada principalmente en la casa de máquinas, todo ello rehabilitado por diversas Escuelas Taller y Talleres de Empleo de la Fundación Comarcas Mineras (FucomiFUCOMI) entre 2000 y 2008. En cuanto a la maquinaria, destaca sobremanera la máquina de extracción, una extraordinaria pieza fabricada por la casa Siemens en 1929, o los compresores de las firmas Worthington y Atlas Copco, todo ello en excelente estado de conservación.

La intervención de Carbones de La Nueva no se limitó al espacio de producción, sino que, en buena medida, moldeó el núcleo de La Nueva para convertirlo en su espacio de residencia. Allí, se levantaron viviendas y servicios para los trabajadores (economato, escuela, caja de socorros y médico), si bien la empresa se reservó los espacios centrales del poblado para localizar instalaciones vinculadas al pozo: talleres, cocheras, cuadras, o la central eléctrica de reserva, demolida en 1991. En la actualidad, las viviendas siguen cumpliendo su función, así como algunos edificios anteriormente industriales que han sido reconvertidos en usos residenciales o en locales de un intenso movimiento asociativo. De este modo, buena parte de la función residencial del poblado recayó en la iniciativa privada, en la autoconstrucción en muchos casos, siendo relegada ésta a los espacios de borde de La Nueva.

Por tanto, el castillete y la Casa de Máquinas del Pozo San Luis, se integran en un Conjunto más amplio compuesto de tres ámbitos: en primer lugar, la plaza del pozo minero, donde se sitúa una valiosa gama de edificios que muestran la evolución de la explotación hullera y de los estilos constructivos de la arquitectura industrial en Asturias a lo largo del siglo XX (Lampistería, Casa de Aseo, Oficinas); en segundo lugar, el Conjunto donde se inscriben la Casa de Máquinas y el castillete, es el núcleo de La Nueva, moldeado en buena medida mediante la política social de Carbones de La Nueva, que creó un espacio residencial a caballo entre los poblados empresariales al uso y los asentamientos tradicionales de la zona; y, finalmente, el Conjunto queda definido por el propio valle del río Samuño donde, además de las piezas industriales, residenciales y de comunicación de Carbones de La Nueva, conviven las del Pozo Samuño, profundizado por Carbones Asturianos, diferentes minas de montaña y tres vías férreas más de comunicación.

El Castillete

El castillete del Pozo San Luis fue fabricado e instalado en 1930 por la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera para Carbones La Nueva. Los castilletes son edificios - máquina no exentos de simbolismo, capaces de crear paisaje por si mismos, que cumplen una función al servicio de la actividad minera. Son las estructuras que, ubicadas sobre la boca del pozo, cobijan las poleas por las que circula el cable de acero procedente de la Casa de Máquinas anexa, y del cual penden las jaulas que transportan a los trabajadores, los materiales y el carbón. Se trata de una evolución del tema edificatorio de la torre facilitada por los avances de la ingeniería en hierro ensayada desde mediados del siglo XIX y materializada en la Torre Effiel.

El castillete del Pozo San Luis es uno de los pocos que quedan en Asturias con esta técnica de construcción en hierro cuyos perfiles laminados van unidos por remaches roblonados, y no por soldadura. Está formado por una torre metálica de 28 m de altura, 25 m hasta el eje de poleas, sostenida por cuatro pilares y dos tirantes oblicuos o tornapuntas, que contrarrestan la fuera de tiro de la máquina de extracción hacia la que apuntan.

Las dimensiones del castillete están directamente relacionadas con la profundidad del pozo, su sección y la capacidad de maquinaria de extracción, siendo este adecuado para una profundidad de 430 m de pozo.

A los pies del castillete se emplaza el pabellón de embarque, estructura de cubrición que protege a los trabajadores, maquinas y materiales de las inclemencias del tiempo mientras esperan para entrar al pozo. Una pequeña máquina de extracción auxiliar se ubica bajo el pabellón de embarque, preparada para ser usada si falla la máquina principal.

Casa de máquinas

La casa de máquinas fue construida en 1930 y ampliada en 1943 por medio de un proyecto atribuido al arquitecto de la Real Compañía Asturiana de Minas, don Tomás Acha Zulaica.

La casa de máquina preside el conjunto del Pozo San Luis con su peculiar silueta, un ejemplo de arquitectura al servicio de la industria cuyo interés reside no solo en la parte arquitectónica sino también en la colección de máquinas que alberga. A través de los cables que parten de la máquina de extracción, permanece unida al castillete, el otro gran protagonista del conjunto.

Este edificio, el de mayor interés patrimonial de todo el valle de Samuño, tiene planta rectangular con una superficie cubierta de 782 m2. Consta de un sótano y planta principal. Por su parte posterior tiene un edificio adosado: una subestación eléctrica de dos plantas, perfectamente integrada.

Interiormente se divide en tres tramos de dimensiones aproximadas: el tramo oeste, donde se alberga la máquina de extracción; el tramo central, que aloja el grupo convertidor y los compresores; y el tramo este, resultado de una ampliación en los años cuarenta, destinado a albergar una segunda máquina de extracción que nunca se llegó a instalar para un segundo poco que nunca se llegó a concluir, habiendo dando como resultado un conjunto de perfecta simetría.

La fachada se halla rematada por frontones escalonados y coronada por pináculos de zinc de estilo art-decó, excepto en el cuerpo este, el añadido en los años cuarenta. El empleo de este material, también usado en la cubierta, no es casual, ya que se debe a la pertenencia de Carbones de La Nueva en ese momento a la Real Compañía Asturiana de Minas, poseedora de la fábrica de zinc de Arnao, en Castrillón.

La casa de máquinas guardaba gran similitud estilística con otros edificios de la explotación, como la lampistería, la desaparecida subestación eléctrica, conocida como el submarino, o la iglesia de San Luis de La Nueva, lo que refuerza la idea de conjunto incluso más allá de los límites de lo que hoy se percibimos como el pozo.

Grupo convertidor de corriente

El grupo convertidor asíncrono fue adquirido en 1930 al mismo tiempo y a la misma empresa (Siemens) que la máquina de extracción, de la cual forma parte, uniéndose a ella por el sótano del edificio. Su misión era la de convertir la corriente eléctrica alterna en corriente continua y generar las corrientes trifásicas de alta frecuencia que necesita el motor de la máquina de extracción para poder girar a gran velocidad y con la suficiente potencia.

Compresor Atlas Copco

Es el compresor más habitual en la minería asturiana. Los compresores Atlas realizan el circuito de compresión en altura, de modo que ocupan menos superficie pero alcanzan más de tres metros y medio de altura. El aire comprimido se almacena en depósitos para ser conducido, mediante tuberías y a través de la caña del pozo, a los diversos lugares demandantes del mismo en el interior de la mina.

Compresor Worthington

Los compresores, fundamentales en la minería subterránea, son las máquinas encargadas de producir el aire comprimido que se utiliza en diversos procesos en el interior de la mina, donde no es posible emplear motores de explosión debido a la posible presencia de gases inflamables. Los compresores alimentan los martillos neumáticos de los picadores de carbón o las fraguas donde se fabricaban y reparaban las piezas. En 1936 la sociedad de carbones necesitaba más aire comprimido para la explotación, por lo que se solicitó un presupuesto a la casa americana Worthington. Los avatares de la Guerra Civil española provocaron que la compra no se hiciese efectiva hasta 1949, año en que Carbones La Nueva consiguió los permisos necesarios desde instancias ministeriales para la importación del compresor. En el mes de enero de 1940 el compresor ya estaba montado y pendiente de la revisión de un ingeniero de la casa americana. A pesar del retraso, el precio original se mantuvo, que era de algo más de 130 mil pesetas.

Máquina de extracción

En 1928 la Real Compañía Asturiana de Minas solicitó varios presupuestos de máquinas de extracción para el futuro Pozo San Luis. Grandes firmas como Eléctrica de Charleroi, Siemens o Brown-Boveri presentaron sus ofertas. Finalmente la Real Compañía adquirió la máquina de extracción a la casa alemana Siemens, que por ese tiempo montaba otra idéntica para la Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera en el Pozo Mosquitera.

La máquina de extracción mueve verticalmente las dos jaulas del interior del pozo, conectadas a ella con los cables de acero trenzados que se enrollan en sus tambores. El movimiento es alternativo para compensar el esfuerzo, de manera que cuando una jaula sube, la otra baja y al revés.

La misión del maquinista es de vital importancia. Debe tener la habilidad de accionar y frenar las jaulas en el punto exacto, teniendo en cuenta la elasticidad del cable, la cual depende del peso transportado. La velocidad del movimiento varía en el caso de que se transporten personas o materiales. El maquinista trabaja completamente aislado en la cabina que le protege del ruido, donde además puede alcanzar alto grado de concentración aislado del resto de trabajadores. El "pedal del hombre muerto", que debe pisar continuamente, garantizaba la permanente atención a su labor. Un sistema de campanas le permite recibir las instrucciones de los señalistas del interior. La máquina de extracción del pozo San Luis se puso en funcionamiento por última vez en 2001.

Otros edificios

Además del castillete y la casa de máquinas, en el complejo del pozo se encuentran otros edificios que eran necesarios para el correcto funcionamiento del mismo, entre los que destacan el edificio de oficinas, la lampistería, la casa de aseos, el taller, el botiquín, la fragua y la carpintería. Estos edificios albergan diferentes contenidos expositivos que relatan desde la historia de la explotación minera en Langreo y su evolución, especialmente la minería del Valle de Samuño, hasta las técnicas de minería, la organización de la sociedad, el sistema económico ligado a este sector, y temas relativos a la seguridad y al salvamento. El edificio dedicado a las oficinas es el más cercano al castillete y el que menos rasgos arquitectónicos comparte con el resto. Está formado por dos plantas, cuando el Pozo San Luis estaba en plena actividad, la división de plantas constituía también la división de funciones: la primera baja estaba destinada a los servicios administrativos y la superior a los técnicos. El servicio de “pagaduría”, todavía hoy visible, se aloja en la parte este de la primera planta, se trata de una ventanilla que da al exterior y por la que periódicamente se entregaba el salario a los trabajadores. Cuando el pozo minero estaba en funcionamiento, la lampistería y sus responsables guardaban, vigilaban, mantenían y limpiaban las lámparas de mina, elementos indispensables para quienes realizaban su trabajo a cientos de metros de profundidad. El edificio original de la lampistería seguía la estética de la casa de máquinas, incluso poseía también dos frontones escalonados en los que estaba escrito el rótulo “Lampistería” de la misma manera que en la Casa de Máquinas. En la visita al Ecomuseo los visitantes pueden contemplar el perfecto orden y funcionamiento de este servicio del pozo, cuando éste estaba en funcionamiento, la lampistería y sus responsables guardaban, vigilaban, mantenían y limpiaban las lámparas de mina, elementos indispensables para quienes realizaban su trabajo a cientos de metros de profundidad. Además de la recreación de un botiquín, una carpintería y una fragua, el Ecomuseo Minero cuenta en el taller con una exposición de locomotoras.
Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de Pozo San Luis

Dispones de 39 fotografías de Pozo San Luis

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