Morfología
Se trata de un tablero de cancel en piedra caliza que se encuentra
fijado a la pared sur de la nave del templo parroquial de San Tirso de
Candamo, en el concejo de Candamo, en el sector occidental, junto a la
puerta de entrada, bajo la tribuna, con cuatro grapas de acero. Ha sido declarado Bien de Interés Cultural en el BOE nº 20 del 16 de julio de 2003
Dispone
de iluminación adecuada, que incide frontalmente sobre la pieza, a partir
de un foco fijado al forjado de madera del coro.
Es un bloque prismático de contorno rectangular, con unas dimensiones
máximas de 94 centímetros de longitud, 88 cm de altura y 11 cm de grosor.
El anverso, única faz decorada, permite clasificar la pieza como perteneciente
al tipo de tablero de cancel con barrotera incorporada. En efecto,
el campo centra, rectangular, con unas dimensiones de 69 × 55 cm, está
delimitado por un rebaje de 2 cm que afecta a toda su superficie, rehundida
respecto a los dos campos laterales, que funcionan a modo de barroteras.
Ambas barroteras, de contorno rectangular vertical de 15 × 69 cm, están
delimitadas por un filete de sección rectangular de 2-2,5 cm de grosor.
Por las partes superior e inferior rodean el campo central otros dos campos,
de 5 cm de anchura, destinado a ser encastrado en el lecho de cancel
o, más probablemente, en el pavimento. El grosor de la pieza, 11 cm,
garantiza la estabilidad aún sin utilizar lecho, emparentando este tablero
con ejemplos de la Basílica de San Juan o Santianes de Pravia,
San Salvador de Priesca o Lugo
de Llanera, cuyos grosores oscilan entre 11 y 13 cm. El reverso no puede
ser observado dado que está oculto por la posición de la pieza.
La fachada lateral izquierda presenta huellas de acabado de talla, consistentes
en incisiones oblicuas de filo de instrumento cortante. No se
aprecian con la misma nitidez en la fachada derecha.
Decoración
La decoración recorre los campos interiores de barroteras laterales
y tablero central. En las dos barroteras, el motivo es idéntico. Consiste
en seis pares superpuestos de semipalmetas que brotan de sendos tallos
unidos en ángulo agudo por el remate superior. Las semipalmetas, compuestas
por una hoja lanceolada y dos volutas, se unen a partir del ángulo
de unión de los tallos. En el extremo superior de la barrotera, sobre el
último par de semipalmetas, se sitúa un doble tallo rematado en una hoja
acorazonada.
El campo central contiene tres motivos decorativos paralelos, dispuestos
según ejes verticales. En el centro, a partir de una semiroseta de cinco
pétalos, brota un tallo del que, a tramos regulares, salen cuatro brotes
pareados, a ambos lados del eje. Los tres inferiores están formados por
una voluta y un tallo rematado en flor de lis. El cuarto dispone de las
dos volutas, habiendo sido sustituida la flor de lis por una simple hoja
lanceolada. En el extremo superior el tallo finaliza en otra flor de lil idéntica
a las de los brotes inferiores. A ambos lados de este motivo central se
sitúa la composición de mayor complejidad del tablero. Consiste en un
tallo del que brotan rítmicamente semipalmetas pareadas, formadas por
hoja lanceolada y dos volutas, de cuya voluta central sale un nuevo tallo
rematado en hoja acorazonada. El eje finaliza en hoja acorazonada.
La talla de todos los motivos es en dos planos, obtenida mediante
dibujo en superficie del motivo, recorte del mismo y vaciado del fondo
hasta obtener el relieve deseado. Es la técnica habitual en la escultura
de relieve altomedieval asturiano.
Conservación
Los principales desperfectos que muestra la pieza son diversos levantamientos
y desconchados que afectan a los siguientes puntos: esquina
inferior izquierda, reverso; sector inferior del lateral derecho; campo superior,
anverso; esquinas superior derecha, superior izquierda e i nferior
derecha del anverso; esquinas interiores inferior y superior de la barrotera
izquierda; sector inferior de la barrotera derecha; así como los cuatro
bordes exteriores. Los motivos decorativos ofrecen diversas erosiones, que
afectan al remate de la barrotera izquierda, al último par del motivo izquierdo
del campo central, a tramos del tallo del motivo central y a los dos
motivos inferiores de la barrotera derecha. Ninguno de estos desperfectos
impide la comprensión iconográfica.
Tipología
Tipológicamente, esta pieza se emparenta estrechamente con los dos
tableros de la Basílica de San Juan o Santianes de Pravia custodiados en la cripta del templo de
Jesús Nazareno de El Pito (
Cudillero), así como con el tablero de cancel
de Lugo de Llanera, custodiado en el
Museo Arqueológico de Asturias.
Los motivos, sin embargo, no responden al repertorio usual de estas piezas
en Asturias, centrado en alusiones eucarísticas vid, representaciones
del Árbol de la Vida, temas geométricos, retículas de rombos y seres protectores.
Las hojas acorazonadas pueden ser interpretadas como hojas
de hiedra, símbolo de perennidad, y alusivas por ello a la inmortalidad
que se deriva de la participación eucarística. No es extraña, por ello, desde
el punto de vista simbólico, su presencia continua en el cancel.
Desde el punto de vista formal, los paralelos al repertorio de motivos
que se conocen del siglo IX en Asturias difieren de los diseños propios
de esta pieza. Las semipalmetas derivan de prototipos andalusíes, que
en la región encuentran su primera aparición bien fechada en los capiteles
del pórtico meridional de
San Salvador de Valdediós (ante 893), y aparecen
con mayor frecuencia a fines del X o años iniciales del XI, como en los
capiteles de San Salvador de Deva (ante 996) o la inscripción funeraria
de Arogontine en San Miguel de Bárcena (1003). Son apreciables las semejanzas
de las semipalmetas de San Tirso con las de los fragmentos de
cancel de Santianes de Pravia conservados en la sacristía del templo parroquial,
para los que, en función precisamente de su presencia, se propone
una fecha ligada al momento fundacional del templo o posterior. La fuente
para este repertorio se encuentra con toda probabilidad en la escultura
leonesa del primer tercio del siglo X, en especial en las aras de altar
y tableros de cancel de San Miguel de Escalada (ante 913), los capiteles
de San Román de Hornija (ca. 891), y algún caso en San Cebrián de Mazote
(ca. 915), así como en el fragmento de tablero de cancel del Museo de
Zaragoza. No obstante, la pervivencia de idénticos motivos con muy similar
diseño en obras de principios del siglo XI muy ligadas a la tradición del
siglo anterior fuerza a admitir como posibilidad una fecha aún más tardía
para esta pieza, como los dos dinteles de Sant Genís Les Fonts y Sant
Andreu de Soreda, en el Rosellón. Por su parte, los botones vegetales
que cuelgan de las semipalmetas encuentran su referencia en los tableros
de cancel de
Santo Adriano de Tuñón (891) y
San Miguel de Lillo (842-850),
este último conservado en el
Museo Arqueológico de Asturias. La semiroseta
dela base del motivo central del tablero no es ajena tampoco a
la escutura leonesa, donde las rosetas de San Román de Hornija vuelven
a constituirse en elemento de comparación.
En lo referente a la organización compositiva, la ordenación del tablero
central en tres bandas verticales paralelas carece de paralelo conocido
en la región. Pueden señalarse, no obstante, similitudes con la composición
de los capiteles de los pórticos meridional y occidental de San Salvador
de Valdediós (cons. 893), donde los capiteles ofrecen bandas verticales
de motivos entrelazados, autónomos respecto a las bandas yuxtapuestas.
Cronología
En conclusión, la cronología de este tablero puede establecerse con
cierto fundamento en el siglo X. Sería adminisble la fecha en los primeros
años de esta centuria, apoyándose en los paralelos leoneses, especialmente
en San Román de Hornija, refundación de Alfonso III. No obstante, los
ejemplos asturianos permiten retrasar la cronología a los últimos tiempos
del siglo, ampliando el período hasta el inicio del siglo XI. Parece descartable,
en todo caso, una fecha vinculada con la fundación a principios
del siglo IX, según la información del Registro Coriense.