Cruz de los Ángeles

Cruz de los Ángeles La cruz de los ángeles es una cruz griega donada por Alfonso II el Casto para la catedral de Oviedo en el año 808 siendo la pieza de orfebrería más antigua que se conserva en Asturias. Según reza una leyenda del Siglo XI la cruz la fabricaron dos ángeles con aspecto de peregrinos que se encerraron para construirla, tras unos días trabajando en ella el monarca se impacientó temiendo que en realidad fueran ladrones, al llegar al taller vio la puerta cerrada pero un brillo se filtraba por la puerta, una vez abierta vio allí a la cruz y los ropajes de los peregrinos por lo que pensó que habían sido dos ángeles los que la habían fabricado.

La primera vez que aparece la imagen de la cruz es en el códice Emilianense en el año 976.

En el siglo XIII se incluye en el escudo de Oviedo, hecho que perdura en nuestros días.

Consiste en una cruz de madera de cerezo forrada por un paño de oro. Sus medidas son 46,5x45,5 cm. con un grosor de 2,5 cm.[2] En el anverso está decorada por una filigrana de oro y, en el reverso destaca el medallón central y la inscripción de dación. La pedrería está formada por piedras semipreciosas (granate, cristal de roca, ágata, etc.) que se presentan pulidas y se aprovechan entalles y camafeos antiguos. Se puede destacar lo siguiente:

  • El camafeo representa un busto de perfil derecho de joven campesina.

  • Un entalle representa a la diosa Atenea.

  • Otro presenta una cabeza caprina con cuerpo serpentiforme.

  • Otro representa a Eneas saliendo de la muralla de Troya.

Se conservan tres anillas en la parte inferior de los brazos horizontales de las que colgarían las letras griegas alfa y omega, "principio y fin", según se puede observar en una representación de un capitel de la catedral de Oviedo. Según el arquitecto gallego D. Carlos Sánchez-Montaña, quien tras años de estudio en la historia de Lucus Augusti (Lugo) afirma que las joyas engarzadas en el reverso pertenecieron a un tesoro romano perteneciente al emperador Octavio Augusto. Basa su hipótesis en el análisis detallado del camafeo y los siete entalles que aparecen en la parte posterior de la cruz. Una de estas piezas -la que considera la joya más destacada del tesoro de Augusto- es un sello que desde antiguo supuso todo un enigma en la historia del Principado y que se encuentra encastrado en la parte superior del reverso de la Cruz de los Ángeles.

La inscripción precisa la fecha de fabricación (ERA DCCCXLVI= año 808, pues está fechada en la “era hispánica” utilizada durante buena parte de los tiempos medievales, que comienza el año 38), el rey donante (ALFONSO II) y contiene sortilegios (HOC SIGNO VINCITUR INIMICUS...).

La inscripción, se debe leer en el siguiente orden, brazo superior-inferior-primera línea brazo derecho-primera lado izquierdo-segunda lado derecho-segunda lado izquierdo, una vez leída completa se puede traducir como:

Permanezca esto gratamente acogido en honor de Dios. Alfonso, humilde esclavo de Cristo, lo ofrece. Con este signo se protege al piadoso, con este signo se vence al enemigo. Quien se atreviere a arrebatarme, excepto donde mi libre voluntad me dejare, sea muerto por el rayo divino. Esta obra fue acabada en la era 846.



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