San Juan de los Reyes de Toledo

San Juan de los Reyes de Toledo El monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo es un templo cuya construcción fue auspiciada por los Reyes Católicos para conmemorar la victoria en la Batalla de Toro (1476) entre las tropas castellano-aragonesas frente al rey de Portugal Alfonso V y Juana la Beltraneja, lo que daba vía libre a su reinado, y el nacimiento del príncipe Juan; tenía además la proósito de convertirse en mausoleo real.

San Juan de los Reyes pasa a ser un edificio de gran valor simbólico para Isabel y Fernando. Posteriormente fue cedido a los franciscanos.

El carácter regio de San Juan de los Reyes se aprecia muy bien en la gran calidad artística, quizás la mejor obra del llamado gótico isabelino.

La construcción del templo fue encargada al arquitecto Juan Guas y al escultor flamenco Egas Cueman, que tuvo intervención decisiva en la decoración.

El exterior

El esbelto cimborrio que podemos contemplar hace funciones de torre, gran cápsula geométrica que coronaría el monumental mausoleo, según la idea primigenia de servir cual panteón real al enterramiento de Fernando e Isabel.

Del mismo modo, el visitante puede observar mejor lo que podríamos llamar primer intento de influencia mudéjar; nos referimos al planteamiento geométrico del volumen, que en el cimborrio presenta figura octogonal, geometrización muy del gusto oriental, que en San Juan de los Reyes es vertida del ladrillo a la piedra.

Los ventanales habrían de procurar luz y ventilación al interior, con lo que la estructura torreada ganaría en prestancia por sus decoradas vidrieras; medidas de seguridad arquitectónica aconsejarían cegarlos terminándose su construcción. Aún así, las cresterías caladas del cimborrio y templo, más la abundancia de agujas volatilizan y dan ingravidaez al conjunto de dura piedra berroqueña. Un espigón, rematado por veleta y cruz, señala el punto elevado y concéntrico del octógono piramidal; la espadaña sobresale frontalmente con sus espaciosos claros y un pequeño campanil que presenta doble pináculo, único en su género, completan la airosa silueta de San Juan de los Reyes.

La Fachada

La portada principal o de ingreso al templo, que hoy se ve al poniente, fue abierta con posterioridad y labrada según diseño de Covarrubias, pero se realizó muchos años más tarde (1606-10), cuando se había perdido el gusto por el gótico, la que algún autor llama, humorísticamente, "semigótica y semirenacentista", o sea, ni una cosa ni otra. Ostenta variedad de esculturas de santos franciscanos que cortejan la imagen elevada de San Juan Evangelista, dentro de un arco conopial. Escudo y cruz coronan el conjunto entre yugos y flechas. Dos soldados, con cota y manto romanos, vigilan la entrada desde la altura de unos contra-fuertes, apunte de renacimiento fuera de lugar.

 

Las cadenas

Motivo de extrañeza para el visitante es la presencia de la "tracería" (horizontal y vertical) de cadenas que en su día serían más numerosas. Son restos y reliquias de cadenas de los cautivos cristianos rescatados de las batallas de Málaga y Almería (1485-86) y que ellos mismos trasladaron hasta Toledo como exvotos de perenne agradecimiento a Dios y a su Reina.

 

La Nave Principal

Conforme al estilo gótico del tiempo, la planta de la iglesia es de cruz latina, con brazos poco salientes. La nave central mide 55 metros de longitud, 12 de anchura, 20 la nave del crucero, más 30 de altitud. Está dividida en cuatro cuerpos con sus correspondientes bóvedas de crucería, abriéndose entre los pilares sendas capillas a uno y otro lado, poco entrantes, en un intento semidecorativo y funcional.

Los pilares van cubiertos por esculturas de tamaño natural, sostenidas por ménsulas y cubiertas por doseles afiligranados, referentes a santos o personajes bíblicos de no fácil identificación. Los nervios o palmas góticas de las bóvedas no se cruzan en diagonal sino transversalmente, lo que acusa influencia alemana. Apliques y florones rematan las junturas de los nervios, con un escudo central y numerosos signos de yugos y haces de flechas e iniciales coronadas de los Reyes, como si de un cielo estrellado se tratase.

Una tracería rematada con adorno vegetal recorre todo el perímetro de la nave, dividiendo los lienzos laterales en dos partes y subrayando, entre cenefas, una inscripción castellana en caracteres góticos, de derecha a izquierda, que dice así:

"ESTE MONESTERIO E IGLIA MANDARON HASER LOS MUY ESCLARESCIDOS PRINCIPES E SEÑORES DO HERNANDO E DOÑA YSABEL REY E REYNA DE CASTILLA DE LEON DE ARAGON DE CECILIA LOS CUALES SEÑORES POR BIENAVENTURADO MATRIMONIO SE IUTARO LOS DICHOS REYNOS SEYENDO EL DICHO SEÑOR Y SEÑORA Y SEÑOR NATURAL DE ARAGON Y CECILIA Y SEYENDO LA DICHA SEÑORA REYNA Y SEÑORA NATURAL DE LOS REYNOS DE CASTILLA Y DE LEON EL CUAL FUNDARON A GLIA DE NRO SEÑOR DIOS Y DE LA BIENAVENTURADA MADRE SUYA NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN MARIA Y POR ESPECIAL DEVOCION QUE TUVIERON".

Crucero y cimborrio

Recordando que el templo estaba destinado para panteón de los Reyes y, por consiguiente, que los túmulos habían de ser colocados en el centro mismo de la iglesia, bajo la estrella del alto cimborrio y el cruce mismo de las naves, no puede sorprendernos que su autor haya reservado lo mejor de la decoración para este lugar que llamamos Crucero.

En la decoración repetitiva de los temas sobresale, en primer lugar, la de los escudos reales, agarrados y sostenidos por águilas y leones, seis a la derecha, seis a la izquierda, doce en total, como si de un apostolado se tratase. Las águilas están nimbadas en sus cabezas rítmicas por halos de santidad, en expresió del águila de Patmos, a quien el monumento está dedicado y que los Reyes hicieron suya junto al escudo monárquico.

Maravilla del arte gótico-flamenco que admira a cuantos lo contemplan es el cimborrio o lucernario octogonal, comenzado por Juan Guas y terminado, a su muerte, por Simón de Colonia, como se desprende de la decoración estrellada de su bóveda, de inspiración alemana y que recuerda el mudéjar por su geometrismo. Lleva ocho ventanales, que en su origen debieron pensarse vidriados para iluminar el Crucero, pero que dificultades de estabilidad aconsejarán cegarlos. Ocho ángeles sostienen, sobre sus hombros, sencillos capiteles coronados, de los que arrancan los nervios de la bóveda; en los ángulos, vistosas pechinas que simulan tribunas decoran el total de la geométrica cúpula.

Capilla mayor y retablo

En cuanto al retablo del presbiterio, el original desapareció víctima de la guerra napoleónica. El actual proviene, desde el siglo pasado, del Hospital de Santa Cruz de Toledo, fundado por don Pedro González de Mendoza, Cardenal de la Santa Cruz de Jerusalén. Su autor es Francisco de Coomontes, entallador y pintor, según consta en el contrato: "el dicho retablo a de hazer, ansí la talla como la obra de pinzel".

Las pinturas son alusivas a la historia de la invención de la Cruz por Santa Elena; a los pasos de la pasión, Caida y Descendimiento, el autor añade la del longevo padre de Judas Iscariote, encontrando para Santa Elena las tres cruces del Gólgota; asímismo, a la derecha, la de la milagrosa resurrección de un muerto al contacto de la verdadera cruz de Cristo, milagro que permitió identificarla de entre las de los otros crucificados ladrones. En las calles laterales van pinturas que representan la flagelación, el "Ecce Homo", la Resurrección y la Bajada al Limbo. En su parte inferior, santos Doctores al centro, y Profetas del Antiguo Testamento en sus ángulos, ataviados a la usanza del tiempo. En la calle central, de arriba a abajo, un Calvario con María y Juan evangelista; una talla de San Juan, obra actual de Félix Granda, que sustituye a un conjunto con Santa Elena y la Cruz, acompañada por San Pedro y el Cardenal, orante; un relieve con la Virgen y el Niño; en lugar del original sagrario, desaparecido, un precioso retablito plateresco con la imagen de San Francisco de Asis, de la escuela de José de Mora. En las entrecalles, un apostolado pintado al óleo, con profusión de cruces de Jerusalén, armas del Cardenal, signos de la Pasión y medallones decorativos.

Púlpito y tribunas

El púlpito, hexagonal, es del tiempo, con entrada por el lado del claustro, hoy impracticable. Según Gaspar Gómez de la Serna, es de componente mudéjar del estilo isabelino.

Pero, donde el derroche de ornamentación llega a ser desbordante, como si de una yesería árabe se tratara, es en las tribunas reales, sin duda lo más llamativo de la decoración. Nacen las tribunas a mitad de los pilares, dobles o bifrontes, con paneles a modo de trapecios, donde resaltan repetitivamente potentes y coronadas iniciales de los Reyes, entre emblemas de yugos y flechas. Pequeñísimas estatuas con ménsulas y doseles primorosos decoran el soporte, también bifronte, de extraño diseño poliédrico, hasta terminar en los antepechos de las tribunas propiamente dichas, monumental encaje en piedra de primoroso calado flamígero. La ornamentación vegetal, tan característica de este estilo, ha prestado sus ramas, hojas y flores para enriquecer una de las obras de arte mejor definidas en la historia: estilo isabelino.

 

Capillas laterales

Correspondiendo a los cuatro cuerpos de la nave, ocho capillas (cuatro a cada lado) se abren al centro de la iglesia, de las que sólo cuatro (dos a cada lado) son de interés para el visitante.

A mano derecha, según se mira de frente, se encuentra la capilla de San Ildefonso, a la que corresponde un lienzo del siglo XVIII sobre el santo toledano, catalogado como trabajo de Ricci. Hoy también llamada "capilla de San Francisco", por contener una talla de dicho santo, fundador de la Orden.

Más abajo se ubica la capilla de la Inmaculada, con bella talla de la Concepción, siglo XVII, de la escuela castellana, proveniente del franciscano convento de Arévalo (Ávila) y donada al monasterio por la comunidad franciscana de Pastrana (Guadalajara) en 1968. Los cuadros representan a Juan Duns Escoto, que ora delante de una imagen mariana, y a Alejandro de Hales, profesor de la Sorbona de París, maestros de la escuela franciscana, defensores del dogma inmaculista. Sus autores son desconocidos, y provienen también de Pastrana, si bien pertenecían a Santa María de Jesœs, de Alcalá de Henares.

A la izquierda, junto al Coro, la llamada capilla del Cristo de la Buena Muerte, con una talla en color natural de la madera, del artista toledano Guerrero Corrales. El cuadro del Descendimiento es de Morales. Esta capilla está destinada también a la celebración del Sacramento de la Reconciliación (en ella se encuentran dos confesonarios), y junto a ella, a su derecha, se halla la capilla del Santísimo, donde se guarda habitualmente la Reserva del Santísimo y en donde se celebra la Eucaristía con bastante frecuencia.

Finalmente, junto al crucero, la capilla de Don Pedro de Ayala, que como quiere la inscripción latina, fue obispo de Canarias, decano y consejero real de la iglesia toledana. El sarcófago, deteriorado, se encuentra hoy en el museo toledano de Santa Cruz. Encontramos también en esta capilla la imagen de San Antonio de Padua, santo de gran tradición franciscana y conocida devoción popular.

Coro y sacristía

El coro se alza sobre un soberbio arco rebajado, con bóveda de crucería y apliques originales, embellecida la balaustrada con crescería calada, rematada en los ángulos por pequeñas tribunas corales. "A lo largo del arco estaba escrito, con letras doradas en campo azul, el texto siguiente:

"MARÍA SANTÍSIMA CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL EN EL PRIMER INSTANTE DE SU SER"

desaparecido en la restauración del siglo pasado" (Ramón Parro) y que da testimonio de la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción en 1616 por los moradores del monasterio.

En el centro del arco, entre signos isabelinos, un heraldo real, arrodillado sobre ambón, presenta armas, que la tradición quiere que sea autorretrato de Juan Guas, como se sabe, autor del monumento.

La sacristía, una espaciosa y elevada nave blanqueada, impresiona al visitante por sus tres bóvedas de crucería, de gusto germánico, con claves en forma de florones en la intersección de sus arcos. Hoy no tiene más función que servir de tránsito para la visita del interior.

Reliquia del siglo XVIII ha quedado la hornacina arqueada en que un difunto yaciente, en actitud de erguirse sobre sí mismo, parece poner en sus labios la frase latina que figura en el testero y que traducida al castellano, dice así: "Espero, en tanto me llega la resurrección" (Job 14, 14). Parece insinuar que dicha sala fue algún tiempo dedicada a servir de enterramiento a los religiosos de la Comunidad.

Patio

Los veinte ventanales que abren luces (cinco por cada lienzo) son de arco conopial y las columnas de la balaustrada le dan clara nota renacentista. De cada al patio, los ventanales centrales llevan águilas (sin halos de santidad) que sostienen escudos reales entre yugos y haces de flechas. Una crestería corrida bordea todo el tejado, ocultándolo, y está tejida con arcos minuciosos de medio punto entramados con los de estilo mudéjar, coronados por decoración vegetal en forma de trifolios. Los pináculos o agujas le dan mayor altura, salvando así la simetría con el claustro bajo.

Motivo inquietante para el que lo advierte es el sistema de gárgolas que sirven de aliviadero a las aguas recogidas del tejado y que son extrañas al estilo gótico. Según el profesor Azcárate, sus formas inverosímiles y estrambóticas pertenecen al gusto romántico de la restauración del siglo pasado, cuya presencia se presta a confusión con el estilo hispano-flamenco, con el que no tienen ninguna relación.

 

Claustro

Para visitar los claustros, partiendo del Crucero, se atraviesa una bellísima portada, típica del arte flamenco, observándose un bajo-relieve a la altura del arco, donde ángeles arrodillados, con túnicas de abundantes pliegues, presentan el emblema de las Cinco Llagas, patrimonio de la Orden de San Francisco, al que rodean con el cordón franciscano. En la parte correspondiente al Claustro, la misma portada, más embellecida si cabe, ostenta otro bajo-relieve, con la Verónica, que, tocada a la usanza del tiempo, muestra un lienzo con la Santa Faz, entre dos ángeles, también arrodillados, policromadas las formas.

El Claustro bajo está pensado como continuación del templo, por lo que no es de extrañar que coincidan bóvedas, ventanales y profusión de esculturas con los conocidos ambones y guardapolvos afiligranados, tan característicos del arte ojival. La composición rítmica y repetitiva de los motivos compite con una desconcertante riqueza decorativa de la naturaleza, a la que evoca con gran sentido realista. Tiene 30 metros de largo por lienzo, 4,20 de ancho y 8 de altura. La bella disposición de sus veinte ventanales (cinco por lienzo), con arquería arborescente y calada que imita celosías (Gaya Nuóo), más la ornamentación no repetida de sus archivoltas, consigue un efecto tal de luces y sombras, propio del gótico, que impresiona al visitante.

La escalera que conduce al Claustro alto es típicamente española, de cuatro tramos en caja cuadrada. Fernando Marías la adjudica a Egas, dada la semejanza que tiene con la escalera del Hospital del Cardenal Mendoza en Toledo y otras en la geografía española. En cuanto a la ornamentación, todos los autores la atribuyen a Alonso de Covarrubias, a quien estaban encomendadas entonces las obras del Alcázar. Su estilo es plateresco, con una cúpula rebajada, dividida en fajas y casetones que ostentan florones tallados en piedra, cuyos recuadros van disminuyendo conforme se acercan en la perspectiva al rosetón que sirve de clave.

Se conservan las águilas bicéfalas que datan el tiempo de la construcción, a saber: el del emperador Carlos V, nieto de los Reyes Católicos. El plateresco introduce cariátides en lugar de figuras angélicas y gusta de las pechinas en forma de conchas.

El Claustro alto mide 4,60 metros de altura, siendo más bajo que el claustro inferior; asimismo, muestra mayor austeridad por sus muros lisos y blanqueados y, como decimos, es de factura posterior a todo el resto de la obra del monasterio. No obstante, muestra la distinción por el soberbio artesonado mudéjar, en pintada madera de alerce, con los signos repetitivos de los Reyes Católicos. Gruesas arcadas rebajadas flanquean sus lienzos, con leones rugientes que muestran escudos de los reinos de España, incluidos el de Granada y el de Navarra, más los motes reales del "tanto monta, monta tanto".
Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de San Juan de los Reyes de Toledo

Dispones de 34 fotografías de San Juan de los Reyes de Toledo

Glosario de términos

Arcada
Conjunto o serie de arcos en las fábricas, y especialmente en los puentes.
Arco
Elemento sustentante, que descarga los empujes, desviándolos lateralmente, y que está destinado a franquear un espacio por medio de un trayecto generalmente curvo.
Artesonado
Techumbre, bóvedas o sistema de cubierta, formado por artesones o casetones.
Balaustrada
Cada una de las columnas pequeñas que con los barandales forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras. Guarda cuerpo que se coloca a lo largo de una galería, balcón, tribuna, terraza, escalera, etc., por razones de seguridad y estéticas. Está formada por la sucesión de pequeños pilares unidos por un pasamanos.
Calle
Franja vertical del ábside formado entre columnas o contrafuertes
Capilla
Edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular.
Capitel
Parte superior de una columna, compuesta de molduras y otros elementos decorativos. Elemento colocado sobre el fuste de una columna que sostiene directamente el arquitrabe, arco etc. Los capiteles pueden ser vegetales, historiados (con historias), figurados (con personajes), antropomorfos (se reconocen figuras humanas), zoomórficos (animales conocidos) y fantásticos (animales no existentes). La voz proviene del latín capitellum diminutivo de caput (cabeza)
Casetones
Cada compartimento hueco y geométrico en que se divide la cubierta al cruzarse las vigas, formando una red. Son características del arte renacentista y suelen presentar un rosetón en el fondo
Cimborrio
Torre normalmente cilindrica que sirve de base a la cúpula y descansa inmediatamente sobre los arcos torales. Construcción elevada sobre el crucero de las iglesias que tiene forma de torre cuadrada o poligonal
Claustro
Galeria cubierta alrededor de un patio generalmente cuadrangular y separada de él por columnas o arquerias. Suele estar adyacente a la iglesia y formando parte de un complejo mayor (catedral, monasterio etc.). Su etimologia procede de claustrum = cerrado.
Clave
Dóvela central de un arco o pieza central de una bóveda.
Convento
Del latín conventus (asamblea o congregación) derivado de conveniere (juntarse). Edificio donde habita una conjunto de religiosos.
Cora
Provincia de un reino musulmán
Coro
Parte de la iglesia donde se situan los monjes o sacerdotes para cantar el oficio divino. A lo largo de la historia de la arquitectura su ubicación dentro del templo ha sufrido diversas variaciones, si se sitúa en la nave central se aísla mediante un cerramiento
Crucero
Espacio en que se cruzan la nave central de una iglesia y la que la atraviesa.
Cubierta
En general, sistema de cierre de la parte superior de una construcción.
Entallador
Artesano que labra la madera, piedra o mármol. Puede considerarse sinónimo de escultor
Escalera
Construcción diseñada para comunicar varios espacios situados a diferentes alturas. Partes de una escalera
Exvoto
Figurita que se ofrecía para pedir o agradecer favores a la divinidad. Sinónimo de promesa
Hornacina
Hueco coronado por un cuarto de esfera, generalmente practicado en un muro y destinado a recibir una estatua, jarrón, tumba u otro objeto decorativo.
Mausoleo
Monumento funerario y sepulcro suntuoso
Monasterio
Conjunto de edificios donde se agrupan los monjes para vivir en comunidad. Voz proveniente del latín monasterium y este a su vez del griego monastérion
Nave
Cada uno de los espacios en que se divide longitudinalmente una iglesia.
Pechina
Cada uno de los cuatro triangulos curvilineos sobre los que se sustenta una cúpula. Sirven para pasar de la planta cuadrada a la circular.
Pilar
Pilastra exenta, suele tener más consistencia que la columna.
Planta
Plano de la sección horizontal de un edificio.
Plateresco
Estilo español de ornamentación empleado por los plateros del siglo XVI, aprovechando elementos de las arquitecturas clásica y ojival.
Portada
Puerta ornamentada o decorada.
Presbiterio
Zona elevada del templo cristiano en torno al altar.
Retablo
Obra formada por un conjunto de tablas de escultura o pintura religiosa para ser colocada detrás de un altar. Se divide verticalmente en calles, la central más ancha se llama espiga, y horizontalmente en pisos, el inferior se llama predela. El retablo está protegido por el guardapolvo o polsera. La palabra procede del latin retaulus y este a su vez de retro (detras) y tabula (tabla).
Sacra
O sacro, relativo al carácter sagrado o con carácter sagrado
Testero
Pared de un edificio que se encuentra frente a la entrada principal. Tambien se le relaciona con el muro de la cabecera de la iglesia.
Tribuna
Galeria sobre la nave lateral de un templo donde pueden alojarse los fieles
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