Ruinas Romanas de Cáparra

Ruinas Romanas de Cáparra El nombre de Cáparra no es de origen latino, posiblemente se tomase de algunos de los pueblos prerromanos que habitaron su territorio antes de la conquista romana. Algunas fuentes mencionan una Kaparra vetona y una Kapasa lusitana.

En sus primeros momentos fue una de las mansiones de la vía Mérida - Astorga, hoy conocida como Vía de la Plata y en tiempos del emperador Vespasiano se convertiría en municipio romano de pleno derecho (municipium flavium caparensis), adscrito a la tribu Quirina. Fue este un gran paso que exigió la aplicación de importantes esfuerzos ciudadanos en la reorganización urbana y que ha quedado atestiguado en importantes obras, entre ellas el arco tetrapilo, todo un símbolo del evergetismo local y hoy día su seña de identidad.

En los convulsos siglos III-IV d.C. sufriría una importante despoblación y la pérdida de sus valores ciudadanos. Los siglos sucesivos empeorarán más su situación y el paso del tiempo provacará su abandono total.

Situación. La Vía de la Plata

Situada al norte de la actual provincia de Cáceres, en el límite territorial entre los antiguos Lusitanos y Vettones, su posición la dotó de un importante valor estratégico, ya que desde ella podían controlarse importantes vías naturales de comunicación.

Tras la definitiva conquista y pacificación de la Península culminada por Roma en tiempos de Augusto (19 dC.) se llevó a cabo una nueva división provincial que articuló el territorio de Hispania en tres partes: Tarraconense, Bética y Lusitania, quedando Cáparra encuadrada en esta última.

La Lusitania tuvo por capital a Augusta Emérita, la actual Mérida, pero la distancia que separaba a ambas ciudades hizo que fuese Norba Caesarina (Cáceres), quien ejerció una influencia más inmediata. Junto con Cáparra, otras ciudades como Caurium (Coria) o Augustobriga (Talavera la Vieja), fueron los principales núcleos en el norte de la provincia.

Cáparra se sitúa sobre un amplio y suave promontorio ligeramente destacado del entorno inmediato, a orillas del río Ambroz, sobre el que los romanos tendieron un sólido puente aún hoy en pie, si bien reformado, que permitía el acceso desde el NO.

El trazado urbano era atravesado de lado a lado por el Camino de la Plata, que discurría entre Emerita y Asturica (Astorga), poniendo en comunicación norte y sur en el occidente de la Península Ibérica. Esta denominación, que proviene en origen del término árabe balata, tenía el mismo sentido que calzada o camino enlosado. Se trataba en realidad de un camino ancestral usado desde tiempos remotos como vía ganadera, buscando el clima más templado para los rebaños hacia el sur, o las ricas fuentes mineras donde se extraían estaño y metales preciosos hacia el norte.

En tiempos de los romanos, jalonando el discurrir de las vías y separadas pro una jornada de camino, surgían las ciudades y pequeños núcleos de población. Cáparra tuvo este carácter de ciudad de tránsito o puente.

Su privilegiada posición era reforzada aún más al ser también punto de paso obligado en el itinerario que comunicaba Augusta Emerita con Caesaragusta (Zaragoza) y por ser estas dos de las principales ciudades de la Hispania romana.

Esta situación geográfica hizo que fuese un lugar de gran valor estratégico en el sistema de comunicaciones de Lusitania ya que por ella habían de pasar necesariamente buena parte de las mercancías que se dirigían o provenían de Mérida.

Arqueología

La actividad arqueológica en Cáparra ha suscitado desde hace tiempo el interés de numerosos investigadores. Las primeras campañas fueron dirigidas por el profesor A.C. Floriano durante 1929-1930. Sus trabajos se centraron en el foro, concretamente en la zona que ocupan los templos y la curia. También entonces se localizaron las tres necrópolis conocidas, sutiadas próximas a las entradas SO, NO y SE de la ciudad, algunos tramos de muralla y diferentes vestigios de la presencia indígena anterior a la refundación romana.

Treinta años más tarde J. M. Blázquez, profesor entonces de la Universidad de Salamanca, dirigió nuevas excavaciones en torno al Arco y entrada al Foro, pudiendo fijar la cronología de ambos. Comenzará la excavación del anfiteatro y descubrirá una vivienda suburbana.

En la década de los 80 se renaudarán las investigaciones a cargo del Profesor Enrique Cerrillo, de la Universidad de Extremadura, llevando a cabo inicialmente una labor de recopilación del material disperso y de prospección del entorno urbano, para finalmente acometer de nuevo excavaciones en la ciudad en los inicios de los años 90. Intervenciones que se centraron en el Foro, permitiendo definir su planta y ofrecer una integración global del mismo y en el Anfiteatro, dando a conocer parte de su estructura.

Durante el año 2001 y gracias al Proyecto Vía de la Plata 1 - Extremadura, promovido por la Junta de Extremadura, se propició una gran intervención. En la zona extramuros se completó el estudio del Anfiteatro y la necrópolis, allí ubicada, además de localizar un tramo de muralla y descubrir la puerta SE. Dentro de la ciudad se trabajó entre el kardo maximo y el decumanus maximus, descubriéndose dos manzanas, una de carácter resindencial, y otra ocupada por un importante complejo termal.

Entre los años 2009-2010 se desarrollo el Proyecto Vía de la Plata II - Extremadura. Los objetivos fueron completar y ampliar el urbanismo de los sectores iniciados en la campaña anterior, descubrir la zona porticada del decumanus maximus, excavar la puerta SO y documentar el paso de la Vía de la Plata.

Las Viviendas

Las manzanas, en función de los edificios contruidos, albergaron dos tipos de viviendas: insulae o casas de vecinos y las domus o grandes casas de tipo señorial.

Las excavaciones desarrolladas entre el decumanus y el kardo maximus han descubierto dos importantes manzanas, ocupadas en sus orígenes por viviendas de gran tamaño, posiblemente de tipo domus. Los bajos de estas construcciones albergaron espacios comerciales y de servicios independientes o tabernae, a las que se accedía desde los pórticos de ambas calles.

Modificaciones posteriores provocaron sustanciales reformas en su primitiva configuración. Resultado de los mismos fue su cambio de funcionalidad y la compartimentación y sobreocupación, por más de una familia, en momentos tardíos del Bajo Imperio.

Un gran espacio documentado es la manzana aledaña al complejo termal por su extremo meridional. Toda esta superficie pertenece a una importante domus de unos 1100 metros cuadrados.

Su fachada y acceso principal se encuentra en la zona porticada del decumanus minor que discurre por su lado norte. En su extremo más oriental existe un espacio destinado a una instalación de tipo comercial o tabernae.

Tras traspasar un imponente umbral de granito, preparado para colocar una puerta de dos hojas, se accede a un pequeño pasillo desde el cual se puede contemplar ya un patio porticado o peristilo alrededor del cual se distribuyen las habitaciones de representación y otras pertenecientes a ambientes más privados (cubicula).

En su extremo occidental existe otro patio o peristilo que sirve de deambulatorio hacia otras habitaciones relacionadas ya con el servicio de la vivienda.

El fondo de esta enorme casa está ocupado por un amplio espacio realizado a cielo descubierto y que por sus características se ha interpretado como un hortus o jardín.

En total 26 estancias, incluyendo los dos peristilos con sus correspondientes pasillo y esa zona ajardinada.

Esta vivienda, construida sobre otra anterior más antigua, se ha datado en los primeros años del Bajo Imperio y tuvo una vida corta, ya que a finales del siglo III será abandonada y sufrirá cambios en su configuración y uso.

El trazado urbano

Con la concesión del estatus de municipio romano en época Flavia a finales del siglo I se inició en la ciudad un importante proceso de monumentalización. En este momento se construyeron los principales edificios públicos.

La ciudad cuyas ruinas hoy contemplamos, tuvo como antecedente uno o varios asentamientos indígenas previos ubicados en la zona que dieron lugar a la Cáparra romana. No hay mucha información de esta fase inicial, pero los hallazgos de materiales antiguos así como la proximidad al lugar de varios castros prerromanos confirman este extremo, igual que el propio nombre de la ciudad, ya que no se trata de un término de origen latino.

Aparece citada varias veces en las Fuentes Clásicas como Capera o Caparra, y sabemos por Plinio que ya existía a inicios del siglo I dC. En esa época aún mantenía su estatus de ciudad estipendiaria, es decir, sometida a tributo pro derecho de conquista pero manteniendo su anterior régimen político. Poco tiempo después, en el 74 dC y bajo el Emperador Vespasiano obtuvo el rango de municipio romano, lo cual supuso un considerable avance con su acceso al derecho latino.

El trazado urbano estaba concebido a partir de dos ejes principales y perpendiculares llamados kardo y decumanus, que confluían delante del Foro en el centro de la ciudad. A partir de ellos se disponían el resto de las calles, dando lugar a manzanas rectangulares y a una planta en forma de retícula o hipodámica, semejante a la que se utilizaba en la construcción de los campamentos militares.

El kardo, proveniente de la puerta SE, quedaba interrumpido al llegar al Foro. El decumanus por su parte atravesaba la ciudad de SO a NE coincidiendo su trazado con el de la propia Vía de la Plata.

Las calles eran rectas y estaban bien empedradas. Las casas se agrapaban en manzanas llamadas insulae y algunas tenían pórticos que permitían proyectar la parte superior de las fachadas hacia delante. Para la construcción se usaba preferentemente el ladrillo y también el granito, abundante en la zona, aunque los romanos eran conocidos por sus construcciones de mortero a base de cal y canto.

Puertas y murallas

Se cree que en origen la ciudad estuvo rodeada por un simple muro o pomoerium relacionado con su fundación, como elemento delimitador del espacio urbano y sin carácter defensivo. Posteriormente fue protegida por una fuerte muralla, cuyos restos aún son visibles en algunas zonas.

Tres puertas principales coincidían con el trazado del kardo y el decumanus, situadas al SE, SO y NE respectivamente. Es probable que hubiese otras de menor tamaño a modo de pequeños portillos, por ejemplo en la zona NO, para dar salida a la ciudad hacia el río.

La puerta mejor conocida es la puerta SE, aunque las demás pudieron tener un aspecto y estructura similar. Esta puerta fue remodelada en alguna ocasión, pero en el siglo I dC, ya tenía el que sería su aspecto definitivo.

Flanqueándola, adosados al exterior de la muralla, se construyeron fuertes bastiones semicirculares de más de 5 m de diámetro y muros con un grosor de 130 cm, rellenos en su interior de piedras y tierra.

La anchura de la puerta era superior a los 4 metros, de modo que permitía la entrada de carros y los umbrales estaban enlosados con grandes piedras de granito. Al interior de los bastiones, a ambos lados existían habitaciones que se utilizaban como cuerpos de guardia.

La muralla se construyó con piedras de granito de forma irregular trabadas con barro en las caras exteriores que el interior se rellenaba con grandes cantidades de tierra y piedras. Su anchura media en la base es de 320 cm y la altura debió superar los 4 metros.

El anfiteatro

El anfiteatro se construyó junto a la entrada SE a finales del primer siglo, coincidiendo con la monumentalización de la ciudad. Su estructura un tanto efímera es semejante a la de los que construían las legiones en los lugares donde se acantonaban por largos periodos.

Se construyó en primer lugar excavando el terreno para dejarlo a un nivel uniforme. Este espacio sería posteriormente la arena, donde tenían lugar los espectáculos. La tierra extraída de la excavación y regularización del terreno se amontonaba a los lados formando un terraplén continuo que bordeaba la arena y que daba a la construcción la forma oval característica. El terraplén quedaba sujeto por dos muros que delimitaban el perímetro interior y exterior de la construcción. El muro interior hacía las veces de podium separando el graderío de la arena. El exterior, de mayor diámetro, hacía las veces de fachada.

El graderío se apoyaba sobre el terraplén y era de madera. Por la parte alta discurría a lo largo de todo el perímetro un entarimado de madera al que se accedía desde el exterior a través de las escaleras y desde el que el público se distribuía para ocupar el asiento. Cuatro entradas principales colocadas en cada uno de los extremos permitían el acceso desde el exterior.

En los anfiteatros se realizaban los espectáculos durante cortos periodos considerados festivos, celebrados en honor a los dioses, aunque con el tiempo fueron perdiendo su carácter sagrado para convertirse en espectáculos de masas.

Eran en general bastante sangrientos y encantaban al pueblo romano. La actividad más conocida popularmente son los combates de gladiadores, pero había muchos otros tipos como juegos de caza que realizaban los venatores o incluso, el ajusticiamiento de condenados abandonados a su suerte a manos de las fieras.

El arco tetrapilo

Elemento representativo de Cáparra por excelencia, está situado en el centro de la ciudad a las puertas del Foro y en la confluencia de kardo y decumanus. Bajo sus arcos discurría, coincidente en su trazado con el decumanus, la Vía de la Plata.

Constriudo con sillares de granito y núcleo de cal y canto, es el único de este tipo conocido en la Península Ibérica, lo que le hace ser especialmente exótico. Aunque su color original hoy está casi perdido aún conserva restos del pigmento rojizo con el que estaba pintado, que cumplía no sólo función estética sino también de protección de la piedra.

Su posición no fue elegida al azar; el lugar central en el que se encuentra recibía el nombre de mundus y tenía connotaciones sagradas por estar relacionado con la fundación del asentamiento. No en vano era en ese punto donde utilizando la groma, instrumento de topografía usado en la construcción de calzadas, se trazaban los dos ejes principales de la ciudad.

Los estudios del profesor García y Bellido indican que se construyó partiendo de un módulo preconcebido. La altura de los arcos es justo el doble de la anchura y en total, la edificación superaba los 13 metros.

Su construcción fue financiada por un personaje influyente de la ciudad llamado Marcus Fidius Macer, que lo dedicó a la memoria de sus padres Bolosea y Fidius, como puede verse en la inscripción que aún se conserva en la fachada SO. A través de otras inscripciones halladas en las excavaciones se ha podido saber que este ciudadano ostentó importantes cargos públicos.

La costumbre de financiar la construcción de monumentos era frecuente entre los ciudadanos de alto rango en el mundo romano, que en cierto modo se sentían obligados por su condición. Este tipo de obras les aportaba gran prestigio social.

Decumano, Vía de la Plata

Esta era la calle más ancha y mejor cuidada. Las casas constriudas a ambos lados eran las más lujosas y tenían delante las fachadas pórticos con columnas de piedra que originalmente fueron de uso público. En su momento de mayor esplendor el aspecto del decumanus debió ser de gran monumentalidad en consonancia con el resto de las edificaciones principales como el Foro, el Arco o las Termas.

Los pórticos tenían una anchura de 2 m y quedaban separados de la calzada a través de un pequeño murete sobre el que se apoyaban las columnas. Coincidiendo con las entradas de las viviendas el murete se interrumpía para permitir el paso.

La calzada, de unos 4.50 m de ancho, estaba cubierta con losas poligonales irregulares hechas con el granito procedente de la cantera cercana. En el centro presentaba un ligero abombamiento cuya finalidad era poder evacuar más fácilmente las aguas evitando así encharcamientos.

Además de su monumentalidad, el decumanus tuvo un importante carácter comercial, siendo el centro de la actividad económica de la ciudad. Esto queda patente por la abundante presencia de tiendas o tabernae que se ha podido documentar. En ellas los ciudadanos se abastecían de todo tipo de productos, siendo constante el trajín de gentes y mercancías.

Con el paso del tiempo fue parcheado o reconstruido en numerosas ocasiones, aunque terminó por tener el aspecto de cualquier otro camino cuando se abandonó su mantenimiento. Se excavación ha permitido hacer una interesante lectura hacia atrás en el tiempo, identificándose cada nivel de reparación superpuesto con un momento histórico concreto.

El Foro

El foro era el centro político, religioso y lugar de encuentro de la ciudadanía, era el espacio público principal de toda la ciudad romana. Los foros pueden considerarse el antecedente de nuestras Plazas Mayores.

La configuración actual del foro de Cáparra data de finales del siglo I dC. dentro ya del mencionado proceso de monumentalización. Ocupó una posición central, confluyendo frente a su entrada kardo y decumanus.

El recinto era rectangular y delimitado por edificios públicos excepto al SE, donde un alto muro lo separaba del decumanus y del Arco. En esta zona se abría una triple puerta de acceso, quedando el vano central frente al Arco y el templo principal.

Nada más traspasar la entrada se accedía a un amplio espacio abierto de planta rectangular cubierto con losas de granito. A la izquierda, la plaza estaba flanqueada por un pórtico columnado de la misma longitud. Se trata de la basilica, donde junto a un pequeño templete situado al fondo se administraba justicia. Bajo el pórtico, varias estatuas de personajes importantes decoraban su interior.

En el lado opuesto se alzaba un edificio de iguales dimensiones pero en este caso cerrado. Era la curia, donde se reunía el senado local formado por cien ciudadanos de alto estatus social y presidido por dos duunvirii, los más altos magistrados de la ciudad que eran elegidos por un año.

Al fondo, enfrente de la estatua se situaban tres templos de iguales dimensiones y unidos por un pequeño muro simbólico. Sus entradas quedaban justo alineadas con las tres puertas del Foro.

Detras de los templos, el Foro quedaba cerrado por tres pórticos continuos de características semejantes a la basílica.

Todo este espacio público fue construido igual que el Arco a partir de un módulo y diseño preconcebidos. Por ejemplo, en la plaza enlosada el lado largo era el doble que el ancho, mientras que la fachada de los templos tenía la misma anchura que los edificios laterales.

Las similitudes entre el Foro de Cáparra y el de Conimbriga en Portugal son muy notables. Tanto, que se ha supuesto por parte de algunos investigadores que ambos Foros fueron trazados a partir de los mismos planos.

Las Termas

Tomar baños en las Termas era una de las costumbres sociales más arraigadas en el pueblo romano aunque no eran sólo un lugar de aseo y relax. También podía hacerse allí ejercicio, reunirse con los amigos e incluso cerrar tratos y negocios.

Haciendo esquina con kardo y decumanus, se construyeron junto al Arco las únicas Termas conocidas hasta el momento en la ciudad de Cáparra. Como los demás elementos monumentales datan del siglo I dC., aunque sufrieron varias ampliaciones y remodelaciones a lo largo del tiempo. Se conocen múltiples tipos de edificaciones termales ya que cada localidad adaptaba su tamaño y los servicios que ofrecían a sus propias necesidades. Algunas de las grandes Termas de Roma poseyeron amplias superficies ajardinadas, salas de reunión e incluso bibliotecas. Eran por tanto, el centro del ocio por excelencia de la ciudad romana.

Las Termas de Cáparra contaron con los elementos básicos de todo edificio de este tipo: a la entrada un vestuario o apodyterium servía para depositar en hornacinas abiertas en la pared las ropas y objetos personales. El frigidarium era la sala fría, el tepidarium la templada y el caldarium la sala caliente. Otra habitación hacía las veces de sauna o laconicum, obteniéndose el vapor introduciendo piedras calientes en una bañera destinada a tal efecto. Existían también pequeñas piscinas conocidas como natatio. Al exterior, en la palestra podía hacerse ejercicio físico.

Buena parte del edificio tenía un doble suelo con una cámara de aire intermedia llamada hipocaustum. Por ella circulaba aire caliente generado en un gran horno subterráneo llamado praefurnium, consiguiendo de este modo aumentar la temperatura del caldarium, tepidarium y laconicum. Este sistema es el antecedente de las conocidas glorias que aún conservan muchas casas en el medio rural.

Una canalización que llegaba desde el exterior dotaba de agua a una fuente situada en la palestra; sin embargo, aún no se conoce con exactitud el sistema de abastecimiento del resto del edificio. En el recinto urbano no se han localizado manantiales y se cree que uno de los puntos de abastecimiento de agua pudiera ser un pequeño embalse situado al sur de la ciudad del que aún existen restos.

La despoblación y el olvido

En el siglo IV se inicia el paulatino declive de Cáparra. Los edificios y espacios públicos comienzan a presentar claros síntomas de abandono o terminan por privatizarse. A partir de este momento la ciudad como modelo de articulación del territorio entra en una crisis generalizada, que se acentuará con la caída de Roma a finales del siglo siguiente.

La destrucción del Imperio Romano tuvo como consecuencia una atomización del poder ya que no podrá hacer frente al mantenimiento del sistema viario, gracias al cual Cáparra había llevado a cabo su progreso. Se produjo además una reducción drástica del flujo de mercancías y un empobrecimiento general de la economía en los primeros siglos de la Edad Media. Estos factores tuvieron como consecuencia que se agravara el ya iniciado proceso de abandono.

Al finalizar la Reconquista, el surgimiento de Plasencia como núcleo de referencia en la zona hizo que Cáparra quedase finalmente condenada a la desaparición. Además, el tramo de la Vía de la Plata que recorre la zona fue sustituido por otras rutas alternativas pasando a ser en ese momento camino de segundo orden.

En los siglos sucesivos sólo quedó una mínima población residual que se mantuvo en una serie de posadas al pie del camino conocidas como las Ventas de Cáparra. La vía, en otro tiempo elemento vertebrador de la ciudad, sirvió entonces como límite territorial entre distintas jurisdisciones administrativas, lo que empeoró aún más la situación.

Tras la Guerra de la Independencia a inicios del siglo XIX se produjo la despoblación definitiva. A pesar de ello, ya desde el siglo XVI, curiosos, eruditos o simples caminantes, vinieron dando noticias de Cáparra, sobre todo a través de su Arco. Fue dibujado y descrito en numerosas ocasiones, quedando como testigo mudo del pasado esplendor de la ciudad y fomentando así su leyenda de ciudad desierta.
Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de Ruinas Romanas de Cáparra

Dispones de 58 fotografías de Ruinas Romanas de Cáparra

Top