Necrópolis tumular de Monte Deva

Necrópolis tumular de Monte Deva

El Monte Deva, dominando la bahía de Gijón, fue elegido como monte funerario por las personas del Neolítico de hace más de 5000 años. Por el transcurrían diversos ríos y arroyos buscando el mar en una costa en la que dominaban los arenales y las marismas.

En este territorio, propicio a las actividades de pesca, caza y recolección, había suelos apropiados para la agricultura y pastizales para la ganadería. La naturaleza y las formas de vida favorecieron un poblamiento disperso, sin poblados de entidad. Las grandes tumbas, situadas en lugares elevados y estratégicos como este, actuaban como aglutinante social y como testimonio de la presencia y el poder de los grupos neolíticos ante otras sociedades del momento.

Del cementerio prehistórico perduran aún distintos restos arqueológicos; varios túmulos y una cantera, que fueron excavados entre los años 1998 y 2000 por parte de un equipo fruto de la colaboración entre la Universidad de Oviedo, el Ayuntamiento de Gijón. Son la imagen remota de la primera transformación del paisaje natural en paisaje humanizado.

El sector reconocido reúne nueve túmulos extendidos en la cuerda de la Sierra. La zona de máxima concentración incluye los vestigios de los túmulos I a VI en sentido NE-SO a lo largo de 550 m. La altitud máxima la marca, en este sector, el túmulo III en una cota de 365,06 m. No deja de ser a tal respecto un hecho singular que la masa del túmulo III sea perfectamente identificable en la cartografía a escala 1:50000. Más allá del espacio reseñado existen vestigios tumulares en el sector llamado del Observatorio y al sur de la Casona de Rato. Incluso la presencia esporádica de grandes bloques paralepípedos de arenisca en algunas de las fincas de la parte superior del monte nos hace pensar hasta qué punto no son vestigios de arquitecturas y, por tanto, de la reutilización moderna de materiales arquitectónicos de época prehistórica. El balance, en consecuencia, entre el inicio del conjunto tumular por su extremo NE hasta el extremo controlado en el SO. Se establece en nueve estructuras de época prehistórica.

La Cantera

La cantera que aparece localizada mediante paneles interpretativos es una de las que las personas del Neolítico utilizaron para levantar los túmulos funerarios del Monte Deva, y que la construcción de estos túmulos requiere una cantidad elevada de piedra.

En este lugar aflora un crestón de areniscas que componen el sustrato rocoso del monte. Los constructores neolíticos aprovecharon la proximidad de una materia prima abundante y la fragmentación natural de la roca.

Los numerosos bloques de piedra que se observan dispersos en este entorno proceden de esta cantera. Probablemente formaban parte tanto de túmulos destruidos como de otras arquitectursa integrantes del conjunto funerario, cuyas características son hoy desconocidas. La abundancia de los materiales y su distribución suguieren un ámbito monumental en el Monte Deva mucho más extenso y complejo que el que podamos imaginar a partir de los túmulos que vemos en la actualidad.

En lla cantera se observan zonas apenas explotadas y otras en las que aparecen bloques de gran tamaño removidos y otros claramente extraídos y desplazados sobre el suelo, sin que llegaran a ser transportados hasta su destino final. La mayoría de los materiales utilizados en el túmulo III proceden de esta cantera.

El túmulo III

Este túmulo muestra claramente el deseo de las gentes neolíticas de manifestar su existencia. La gran tumba (el dolmen) refleja la capacidad material y social de sus autores.

El túmulo III es un montículo artificial construido mediante la acumulación de grandes bloques de piedra hasta formar un túmulo que ha disminuido de tamaño por los saqueos sufridos a lo largo de los siglos. La construcción de este monumento requirió el trabajo de muchas personas capaces de mover piedras de centenares de kilos. Es probable que las obras fueran acompañadas de celebraciones y reuniones de distintos grupos emparentados por antepasados comunes.

La cavidad sepulcral estaba rodeada por varios anillos concéntricos de piedras pesadas en posición concéntrica, cuya función más que arquitectónica parece ser la de delimitar y proteger simbólicamente el lugar en el que reposan los muertos.

La tumba propiamente dicha era por tanto parcialmente subterránea, con paredes recredicas en piedra. El depósito de los cadáveres se realizaba por un pequeño túnel que partiendo desde media altura del túmulo llegaba al techo de la cámara. En la base del túmulo, en en centro de su planta circular, se situa la cámara mortuoria, una amplia cavidad rectangular excavada en la roca del subsuelo.

Aunque no podemos saber quiénes y cuántas fueron las personas inhumadas en el túmulo III, es seguro que entre ellas había algún guerrero por ciertas ofrendas fúnebres que han aparecido en la excavación arqueológica, como las puntas de flecha que junto a su arco le acompañaban en la sepultura.

El túmulo V

La ausencia de restos óseos y de ofrendas funerarias hace del túmulo V un monumento de difícil interpretación, tal vez debido a costumbres sepulcrales distintas de las típicas de los dólmenes. Responde sin embargo a lo ya observado en otras necrópolis tumulares, en las que se reúnen dólmenes clásicos con otras arquitecturas en las que el sepulcro es apenas reconocible.

Los túmulos, además de su función funeraria, son testimonios arquitectónicos y ceremoniales de las comunidades prehistóricas, e integrantes del espacio creado para la veneración de los antepasados y, a través de ellos, para la consolidación de los lazos sociales y de parentesco.

La aparente simplicidad del túmulo, en cuyo interior aparecen sin que muestren un orden claro, algunos agrupamientos de piedras y un gran bloque solitario y excéntrico, solo resulta alterada por la presencia, cerca del centro del monumento, de una estructura de lajas, la tumba. Las lajas se disponen en posicíon vertical y componen una estructura de planta ovalada, irregular, de más de 3 m en su eje mayor orientado E-O. Esta arquitectura parece responder a la tumba propiamente dicha, quizás un sepulcro individual, a la que el túmulo recubría.

Fotografías de Necrópolis tumular de Monte Deva

Dispones de 30 fotografías de Necrópolis tumular de Monte Deva

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