Medina Azahara

Medina Azahara

Historia

El Califato de Córdoba fue un estado andalusí proclamado por Abderramán III, de la dinastía Omeya, en el año 929 d. C. Con de mayor esplendor político, social y económico de la España musulmana, haciendo de la ciudad de Córdoba la más avanzada de Europa y el asombro del mundo.

En el 750 d.c la dinastía de los Omeyas es derrocada del Califato de Damasco por los Abasíes. Abd el Rahman ben Humeya (Abderramán I), siendo miembro superviviente de los Omeyas, huye a Al-Ándalus proclamando el Emirato de Córdoba en 756 d.c independiente de la nueva capital Abasí, Bagdad. Abderramán I no se proclamó califa pero si lo hizo uno de sus sucesores, Abderramán III, después de acabar con la inestabilidad política del emirato (principalmente la revuelta de Omar ben Hafsún). La creación del califato significó alzarse hasta el nivel de Estado del Califato de Bagdad con todo lo que ello conlleva, tanto religioso como político, en competencia con el califato abasí.

Bajo los reinados de Abderramán III (929-961) y su hijo y sucesor al-Hakam II (961-976) se consolida el estado cordobés. Es ahora cuando Abderramán III echa en falta un símbolo de su poder religioso y político que represente al califato como lo es una ciudad palaciega donde residir junto a su corte. En el año 936 d.c manda construir la fastuosa Medina Azahara junto a la capital, Córdoba. Surgida de la nada, la ciudad regia concentra todo el poder político del califato.

Las relaciones diplomáticas se centraron en los reinos cristianos de la península, con intensos diálogos y algunos enfrentamientos bélicos; el norte de África, contra los fatimíes que controlaban rutas comerciales clave con el África subsahariana desde donde llegaba el oro; y el Mediterráneo donde se mantuvieron relaciones diplomáticas con Bizancio.

Con el reinado de Hisham II (976-1016) el verdadero protagonismo lo tuvo el “hayib” o primer ministro Almanzor, genio militar en su lucha que mantuvo en jaque a los reinos cristianos del norte llegando a entrar en León, Pamplona, Barcelona o Santiago de Compostela donde se llevó las campanas del templo prerrománico dedicado a Santiago hasta Córdoba.

Al morir Almanzor en el 1002 d.c los problemas sucesorios desembocaron en una “fitna” o guerra civil en el año 1010 d.c hasta que en 1031 d.c se decide acabar con el califato pasando a ser ahora Al-Ándalus un compendio de diferentes pequeños reinos o reinos de Taifas, perdiendo su hegemonía y dando lugar a un mayor empuje por parte de los reinos cristianos.

Fue durante la “fitma” cuando Medina Azahara se abandonó y comenzó su progresiva destrucción con saqueos y finalmente su olvido total. Los almorávides, que irrumpieron desde el norte de África en Al-Andalus en 1086 y unificaron los reinos taifas bajo su poder, desarrollaron su propia arquitectura, pero es muy poco lo que ha sobrevivido, ya que la siguiente invasión, la de los almohades, impuso un islamismo ultraortodoxo y destruyó prácticamente todos los edificios almorávides importantes, junto con Medina Azahara y otras construcciones califales.

Descripción

Madinat al-Zahra, Medina Al-Zahara, o Medina Azahara, la fastuosa y misteriosa ciudad que Abd-al Rahman III mandó construir a los pies de Sierra Morena, a ocho kilómetros de Córdoba capital, encierra, incluso en su nombre, historias legendarias. La tradición popular afirma que, autoproclamado Abd al-Rahman III califa en el 929 d.C., y tras ocho años de reinado, decidió edificar una ciudad palatina en honor a su favorita, Azahara. Sin embargo, recientes estudios aportan fuertes evidencias de la causa que impulsó al califa a fundar Medina Azahara. Una renovada imagen del recién creado Califato Independiente de Occidente, fuerte y poderoso, uno de los mayores reinos medievales de Europa, se acepta como el origen más probable de la nueva Medina.

Se dispone la ciudad en tres terrazas rodeadas por una muralla, situado el Alcázar real en la más superior y la intermedia. La zona más baja se reservó para viviendas y la mezquita, edificada extramuros. Las fuentes históricas apuntan a la participación de unas diez mil personas que trabajaban diariamente en su construcción. Abd al-Rahman no escatimó en materiales para lograr el efecto buscado: la insignia del poderoso reino que gobernaba. Ricos mármoles violáceos y rojos, oro y piedras preciosas, además del cuidado trabajo artesanal de los mejores canteros y las legendarias contribuciones bizatinas, ayudaron al encumbramiento del preciado proyecto.

Se trata de una ciudad islámica cuyo perímetro amurallado encierra una superficie de unas 112 hectáreas, parcialmente excavada. Los restos exhumados pertenecen casi en su totalidad al Alcázar, ocupando una extensión de unas 10 hectáreas aproximadamente.

El yacimiento se ubica próximo a Córdoba, a unos 9 kilómetros al oeste, en las últimas estribaciones de Sierra Morena, en la ladera del Yabal al-Arus (montaña de la Desposada), en contacto con el valle del Guadalquivir, sobre un espolón de la sierra, entre dos barrancadas, que se adentra en la campiña. Su emplazamiento no tiene connotaciones defensivas aunque sí fuertemente simbólicas, valorando su ubicación tanto por la proximidad a Córdoba, como por la posición privilegiada que enfatiza su carácter de dominio sobre el valle en uno de los ejes de comunicación (Córdoba-Sevilla) más importantes de la Península. En consecuencia, la posición topográfica de la ciudad sobre el telón de fondo que constituye la montaña de Sierra Morena adquiere un protagonismo inusitado y una importancia capital para su entendimiento.

La implantación de la ciudad significó un cambio radical del entorno próximo que pasó a ejercer una función de servicio de la nueva urbe en varios sentidos. Se utilizó como fuente de aprovisionamiento de materiales constructivos pétreos, explotando todo el frente de calizas miocénicas situadas en la franja de contacto entre el valle y la sierra, cuya proximidad explica la inusitada rapidez de las obras; se rehabilitó, además, un acueducto de época romana para garantizar el abastecimiento de agua, construyendo ex novo los elementos deteriorados o desaparecidos del sistema preexistente, como el puente-acueducto de Valdepuentes. Asimismo, se construyó una importantísima infraestructura viaria para su conexión con Córdoba y su inserción en la red de calzadas que conectaban la capital con el resto de al-Andalus. Por último, el programa se completó con la edificación en sus proximidades de diversas construcciones, privadas y estatales, como la almunia al-Rummaniyya y el yacimiento de Turruñuelos. La magnitud del proyecto convirtió a Madinat al-Zahra en el principal foco de atracción del desarrollo urbano de Córdoba, cuyo crecimiento en esta dirección han ido demostrando las excavaciones realizadas en los últimos tiempos en los alrededores de la capital cordobesa.

La topografía jugó un papel determinante en la configuración de la ciudad. Su emplazamiento sobre la falda de las últimas estribaciones de Sierra Morena permitió diseñar un programa urbano en el que la ubicación y la relación física entre las distintas construcciones resultaran expresivas del papel de cada una de ellas en el conjunto del que forman parte. Así, la parte superior más montañosa se reservó para el alcázar, simbolizando de manera inmediata la idea de dominio y control sobre el resto de la urbe. Extendido hipotéticamente sobre unas 20 hectáreas, que suponen el 18% de la superficie total de la ciudad, en él tienen asiento las grandes residencias del califa y del príncipe heredero, junto con su amplia Casa privada, así como el conjunto de instituciones políticas y administrativas del califato, las viviendas de los más altos funcionarios del mismo y los edificios protocolarios y de recepción. Este amplio programa se materializó a través de un sistema jerarquizado de construcciones aterrazadas levantadas, en unos casos, sobre potentes rellenos artificiales soportados por gruesos muros de sostén y, en otros, directamente sobre los rebajes practicados en la roca.

En el exterior de estos límites, a escasa distancia del perímetro amurallado, se reconocen también varias estructuras, algunas de ellas de gran tamaño, cuya funcionalidad resulta por ahora desconocida. En la zona SE, junto al camino principal de acceso a la ciudad, se identifican las trazas de un asentamiento urbano lineal, probablemente un arrabal.

Por otra parte, Madinat al-Zahra articula con el territorio una compleja trama de relaciones que se concretan en una red viaria importante para su conexión tanto con Córdoba, como con las grandes vías de comunicación de al-Andalus, un sistema hidráulico de captación y distribución de agua y una extensa infraestructura de abastecimiento de materias primas constructivas (sobre todo piedra), sin olvidar los nuevos asentamientos próximos, sólo explicables desde la atracción urbana que supone la presencia del califa y del aparato administrativo del estado en la nueva ciudad.

Los trabajos de prospección arqueológica y la utilización de la fotografía aérea han permitido reconocer los trazos de una red de caminos, relativamente autónoma respecto de Córdoba, que desaparecen también con la ruina de la ciudad. Del conjunto de esta red se conservan importantes elementos significativos que están indisolublemente ligados a la ciudad de al-Nasir: en el camino a media ladera, un tramo de calzada califal empedrada de esquistos de la sierra a partir del arroyo de la Gitana en un recorrido de aproximadamente 1 kilómetro de longitud; en el camino de Los Nogales, un puente de sillería de piedra aparejada a soga a tizón, de 3 arcos de herradura con dovelaje desde el arranque y, en el camino de las Almunias -también llamado del Cañito de María Ruiz-, un puente también de sillería, de un solo arco de herradura y zampeado de 14 metros cuya cronología segura corresponde al año 941.

De la infraestructura hidráulica se conservan abundantes restos, tanto en el tramo noroeste desde la Fuente de la Teja a la ciudad, en una longitud de 5 km, con 34 pozos de rotura de presión, como en su recorrido oriental en dirección a la ciudad de Córdoba. El Acueducto de Valdepuentes, en el primer tramo indicado, fue declarado Monumento Histórico-Artístico por Decreto de 3 de junio de 1931 (Gaceta de Madrid de 4 de junio de 1931).

El aprovisionamiento de piedra para la construcción de la ciudad se realizó utilizando los afloramientos calizos existentes en todo el pie de la Sierra desde Córdoba hasta Almodóvar. El núcleo de canteras más importante conservado se sitúa en torno a la finca denominada "Santa Ana de la Albaida" que comprende un conjunto de pequeñas explotaciones suficientemente representativas del carácter y tipo de las mismas.

Por último, al oeste de Madinat al-Zahra se conservan los importantes restos de una almunia excavada por Velázquez Bosco en 1910 e identificada por este arquitecto con la almunia "Alamirilla", corregida después por M. Ocaña Jiménez que la identificó con la munyat al-Rummaniyya. Esta almunia fue declarada Monumento Histórico-Artístico por Decreto de 3 de junio de 1931 (Gaceta de Madrid de 4 de junio de 1931).

La destrucción de la ciudad, acaecida entre los años 1010 y 1013, va a significar también el abandono paulatino, hasta su definitiva desaparición, de la red viaria e hidráulica que la ciudad había creado. De igual modo, se constata también en esos años la destrucción de las almunias junto al Guadalquivir e, igualmente, la de al-Rummaniyya.

Asimismo, el emplazamiento de la ciudad va a ser decisivo para que, a finales del siglo XV, se establezca una comunidad de monjes Jerónimos al norte de la ciudad amurallada, construyendo con las piedras de Madinat al-Zahra el Monasterio de San Jerónimo de Valparaiso, gracias a una merced de los Reyes Católicos.

Red viaría

Camino a media ladera

Tramo de calzada califal con un recorrido perfectamente reconocible y conservado, de aproximadamente 1 kilómetro de longitud a partir del arroyo de la Gitana en dirección NO siguiendo la dirección del arroyo. Este camino debió conectar Madinat al-Zahra con la gran ruta a Badajoz citada por Ibn Hawqal, cuyos elementos arquitectónicos más significativos lo constituyen los puentes sobre los ríos Guadanuño y Guadiato. La calzada, de un ancho variable entre 4 y 7 metros, se presenta empedrada con esquisto de la sierra cuando no está tallada sobre la propia roca. En su tramo ascendente se eleva sobre un pequeño muro que le sirve de soporte construido con el mismo material.

Camino de los Nogales

Se trata de una de las principales vías de comunicación con Madinat al-Zahra, pues ponía en contacto la ciudad con el importante yacimiento de Turruñuelos, con Córdoba y la vía Augusta. De este camino se conserva el puente de los Nogales, para salvar el arroyo del mismo nombre. El puente se encuentra a unos 1.600 metros en línea recta desde la muralla oriental de Madinat al-Zahra, cuyo camino penetra por el ángulo NE. Su fábrica es de sillares de piedra aparejada a soga y tizón. Consta de 3 arcos de herradura, enjarjados y con largas dovelas, de los cuales el central, de mayor luz, tiene en la parte oriental un tajamar saledizo en ambos sentidos, al igual que ocurre en Valdepuentes. Dichos arcos se encuentran en la actualidad casi cegados. Este aterramiento ha sido notable en los últimos años dado el atrevido aprovechamiento del cauce aguas arriba, lo que constituye un serio peligro para su supervivencia ante una posible avenida que no pueda evacuar sus caudales por el drenaje natural del arroyo, hoy casi atorado.

Camino de las Almunias y Puente del Camino de las Almunias o del Cañito de María Ruiz

. Forma parte del camino que enlazaría Madinat al-Zahra con la anterior residencia de Abd al-Rahman III, la munyat al-Naura y con Córdoba, discurriendo a través del conjunto de almunias que jalonaba la orilla derecha del Guadalquivir. Se trata de un puente de fábrica de sillería aparejada a soga y tizón cuyas medidas en el momento actual son: 14 metros de zampeado, 4,30 m de altura, y 3,5 m longitud aproximadamente. Consta de un solo arco de herradura enjarjada y largas dovelas. Desaparecido el camino del que forma parte, el puente sirve en la actualidad para el paso de tractores y maquinaria agrícola a las fincas vecinas, por lo que el peligro de hundimiento es enorme.

Arquitectura

Debido a la topografía del suelo, que se encuentra en pendiente, la ciudad se construyó sobre tres terrazas superpuestas, que correspondían a tres partes de la ciudad separadas por muros. La residencia califal dominaba toda el área desde la terraza superior situada al norte. La explanada media albergaba la administración y las viviendas de los más importantes funcionarios de la corte. La inferior estaba destinada a la gente del pueblo y los soldados, allí se encontraban la mezquita, los mercados, los baños y también los jardines públicos.

Se advierte también una notable separación entre los espacios públicos y los privados, aun ofreciendo ambos sectores un esquema similar: un espacio abierto, porticado, actúa como antefachada monumental de una puerta de reducidas dimensiones en la que se inicia una calle o corredor quebrado que va alcanzando a los distintos salones. Los espacios más deslumbrantes son los integrados en la zona oficial, destinada a la actividad política y a la recepción de personalidades extranjeras, sobre todo los Salones de Embajadores, que son dos: el Salón Occidental y el Salón Oriental, asociados ambos a sus correspondientes jardines.

La Puerta Norte

La puerta norte se abre en el centro de la muralla septentrional, es el punto de llegada del denominado camino de los Nogales, la vía de comunicación con la ciudad de Córdoba en la época califal. La puerta presenta una disposición acodada para facilitar la defensa de la misma, a lo que se añadía el habitáculo del cuerpo de guardia desde donde se controlaba el acceso. La puerta norte así como el resto de la muralla está constituida sillares de piedra bien formados colocados a soga y tizón.

La Casa Militar

La función de este edificio no está clara, razón por la cual recibe muchos nombres: casa militar o del ejército (Dar al-Yund), casa de los visires (Dar al-Wuzara) o, de forma más genérica, edificio basilical superior.6 7 Este edificio, situado en la parte oriental del alcázar, tiene planta basilical constituida por cinco naves, más una sexta nave perpendicular a las anteriores en su lado sur.

El suelo del recinto, que aún se conserva, era de ladrillo. Los muros estaban pintados de blanco y el zócalo en almagre, siendo ambos colores utilizados también en la decoración de los arcos.6 8 Las columnas alternan fustes de colores rojo y gris, estando los de color azul coronados por capiteles de avispero y los de color rojo por capiteles compuestos.

El Gran Pórtico

El Gran Pórtico era la entrada oriental al recinto del alcázar, situada frente a la plaza de armas.9 Originalmente estaba constituido por quince arcos, siendo el arco central de herradura y los otros catorce arcos escarzanos. Posteriormente fue remodelado, eliminándose varios de los arcos más septentrionales del pórtico. El pórtico tenía unas dimensiones aproximadas de 111,27 metros de largo, 2,92 metros de ancho y 9,46 metros de alto.

Salón Rico

El denominado como salón de Abd al-Rahman III, salón oriental o simplemente salón rico constituye la parte más valiosa de todo el conjunto arqueológico, tanto por su calidad artística, como por su importancia histórica, siendo considerado sin discusión alguna el auténtico símbolo y emblema de todo el conjunto califal de Madinat Al-Zahra.

Nadie pone en duda en la actualidad que este salón era el eje central del recinto palaciego, considerado por unanimidad entre los especialistas como el salón de las grandes ceremonias palatinas, fiestas, ceremonias, recepción de embajadores extranjeros y salón del trono, por eso, no debe extrañarnos la suntuosidad y riqueza de su decoración, de la que ha derivado el apelativo de salón rico. Abd al-Rahman III, amante del boato cortesano, gustaba de impresionar a sus visitantes, a los que generalmente recibía aquí, por eso el lujo y el virtuosismo del arte califal alcanzan su punto culminante en estas habitaciones.

La construcción del salón duró tan solo tres años, tal y como los investigadores han podido averiguar por las inscripciones epigráficas aparecidas en las basas y pilastras de su interior, que nos dan una cronología que va del año 953 al año 957. Por otro lado, la brevedad cronológica y la efímera vida de Madinat Al-Zahra nos aseguran no obstante estar ante la presencia de un conjunto decorativo y arquitectónico muy unitario, lo que nos permite admirar en este salón, sin añadidos posteriores, el arte califal omeya del reinado de Abd al-Rahman III en todo su esplendor.

El salón rico no es propiamente un único espacio diáfano, tal y como su denominación nos puede llevar a creer, sino que en realidad se trata de un conjunto de espacios y salas compartimentadas, formando todas ellas en conjunto la morfología de un único salón dividido por arcadas. Estructuralmente, la sala tiene planta basilical de tres naves longitudinales con otra transversal en su entrada que hace las veces de pórtico, con unas medidas exteriores de 38 x 28 metros. Las cabeceras de estas tres naves longitudinales aparecen rematadas por arcos ciegos de herradura, en uno de los cuales, el central, se supone que estaría situado el trono desde donde el califa dirigía el ceremonial palatino. El eje central del conjunto es la nave central longitudinal, separada de las restantes naves laterales por un conjunto de seis arcadas de herradura a ambos lados, mientras que de la transversal, se separa por tres arcos también de herradura. Junto a estas tres naves centrales y en paralelo, flanqueando ambos lados, se sitúan dos naves exteriores divididas en tres cámaras de desigual tamaño.

Si en algo destaca el salón rico, como ya hemos dicho anteriormente, es por su fastuosa decoración. En primer lugar hay que destacar el constante uso del arco de herradura califal con policromía bicolor y con la tan característica alternación de dovelas en rojizo y en tonos carne provenientes de la piedra arenosa original destinada a la construcción, muy semejantes a las existentes en la mezquita (actual catedral) de Córdoba. Los arcos están sostenidos a su vez por columnas de mármol de primerísima calidad que alternan los tonos rosados con los azules claros, produciéndose de este modo un curioso juego de colores. Los fustes de las columnas aparecen rematados por los característicos capiteles de avispero.

El resto de la superficie de la pared se recubría íntegramente con finos paneles decorativos tallados en mármol. El tema elegido para los paneles tenía un alto simbolismo cosmológico, algo muy en concordancia con la techumbre de madera que recubría la estancia, donde estaban representadas las estrellas en una clara alusión al firmamento. El motivo labrado en los paneles representaba el árbol de la vida, un motivo exportado desde el viejo oriente. Los tableros eran ejecutados de manera simétrica sobre un eje. Por otra parte, el relieve cortado verticalmente le proporcionaba a la decoración una calidad gráfica abstracta, mientras que la decoración interna, cortada también de manera dura, estaba constituida por facetas y cogollos de hojas, así como cálices de flores, que son motivos muy típicos del arte hispano-omeya.

Mezquita Aljama

La Mezquita Aljama se encuentra fuera del recinto amurallado, situada al este del Jardín Alto. Según distintas fuentes, su construcción se realizó entre los años 941 y 945.

El edificio es de planta rectangular, con unas aproximadas de 25 metros de largo y 18 metros de ancho. El templo, a diferencia de la Mezquita de Córdoba, se construyó bien orientado hacia La Meca.11 Su planta se divide en dos partes principales, la sala de oración y el patio de abluciones. La sala de oración consta de cinco naves longitudinales, separadas por arquerías formadas cada una por ocho arcos de herradura perpendiculares al muro de la qibla. El patio de abluciones se encuentra porticado en tres de sus lados. El alminar es de planta cuadrada vista desde el exterior y de planta octogonal en su interior, ubicándose junto a la puerta norte del acceso al patio.

Casa de la Alberca

La casa de la Alberca se encuentra al oeste de la casa de Ya'far y al sur del patio de los pilares. El núcleo del edificio es un patio central con una alberca, que da nombre al edificio. Se conservan dos de las arquerías que daban al patio, formadas cada una por tres arcos de herradura que se encontraban profusamente decorados con atauriques. Se conserva también el baño de la vivienda, de unos 80 metros cuadrados. Se cree que en esta casa residía el califa Alhakén II.

La Casa de Yafar

La Casa de Yafar recibe su nombre por Ya´far ibn Abd al-Rahmán, designado primer ministro (hayib) en el año 961. Pese a la denominación, no tenemos todavía asegurada con certeza que la residencia de este personaje estuviese aquí, basándonos únicamente en las intuiciones e investigaciones de los especialistas. Su estructura se articula alrededor de tres ámbitos espaciales, organizados en torno a sus correspondientes patios, todos ellos de distinto carácter: uno público, uno íntimo y otro de servicio. El espacio oficial es constituido por una edificación de planta asimilable a la basilical, que cuenta con tres naves longitudinales que comunican entre si mediante puertas rematadas por arcos de herradura, así como una nave transversal abierta al patio, donde se interrumpe la correspondencia existente entre las naves longitudinales la fachada, con el objeto de adaptar esta última al espacio creado por la construcción de un baño contiguo. La fachada se organiza mediante una triple arcada de herradura soportada por comunas. En cuanto a la decoración del edificio, éste se pavimentó con gruesas losas de mármol blanco, excepto en el patio, donde se emplearon piedras de caliza violácea; además, destaca la decoración de ataurique de la fachada con temática vegetal y geométrica, que también está presente en el vano de comunicación de la nave transversal y la central, que ostenta sendos tableros en los frentes y las jambas del vano.

La Casa Real

La Casa Real se sitúa en el punto más elevado del Alcázar y es la residencia íntima del califa Abd al-Rahman III. La vivienda se organizó sobre una plataforma cortada en la roca donde se ubicaron una terraza delantera y tres crujías paralelas de habitaciones extendidas a lo ancho, rematadas en los extremos con alcobas y decoradas íntegramente con atauriques. La Casa Real no se adosó sobre el macizo de sillares de la plataforma superior, sino que se separó del mismo a través de un largo corredor de servicio que atraviesa el conjunto. Tanto las fachadas de las habitaciones principales como las portadas interiores recibieron decoración de ataurique labrada en placas de piedra adheridas a los muros. La riqueza de esta ornamentación se extiende también a los pavimentos de ladrillo de las distintas estancias. Algunos son lisos, pero muchos otros recibieron un tratamiento decorativo a base de incrustaciones de piedra caliza blanca que dibujaban cenefas geométricas.

Abastecimiento de agua

De la infraestructura correspondiente al abastecimiento de materias primas destacan los siguientes elementos:

- Alberca del Cañito de María Ruiz. Evidencia de una de las almunias antes citadas es esta alberca. La alberca tiene unas dimensiones aproximadas de 10 x 8 metros y está realizada mediante gruesos muros de mortero de cal y arena; al interior, sobre el muro sur, se desarrolla una hilada de arcos de ladrillo entrecruzados, conservando en gran medida la fina capa de revestimiento hidráulico pintado a la almagra.

-Canteras de Santa Ana de la Albaida. Se trata de un conjunto donde podemos diferenciar, al menos, seis explotaciones -cuatro situadas al oeste del camino que se dirige al cortijo y dos al este-, tres pequeñas de forma sensiblemente circular con cámara alargada de entrada y salida de animales de carga para el transporte de los sillares; una explotación con reaprovechamiento moderno durante este mismo siglo y dos canteras de grandes proporciones, en proceso de colmatación artificial por parte del propietario, siendo aprovechada una de ellas desde el siglo XIII al XVI como lugar de habitación de eremitas. La altura de los frentes de estas canteras oscila entre 10 y 15 metros.

Del sistema hidráulico los elementos de mayor relevancia son los siguientes:
-Red de abastecimiento de agua desde la Fuente de la Teja hasta la propia ciudad. Esta red ha podido ser replanteada en un recorrido de 1.758 metros. Las estructuras visibles de este sistema son dos acueductos, uno de ellos de mampostería, parcialmente destruido y otro de sillería, el de Valdepuentes, así como 34 pozos de rotura de presión. Toda la conducción está realizada en mina. La fábrica es de mampostería, constando de una caja de 0,64 metros de ancho y cubierta abovedada del mismo material con una altura máxima de 1,26 metros sobre la solería. Del conjunto de la red hay que señalar el Acueducto de Valdepuentes, sobre el arroyo del mismo nombre. Está construido en sillares de piedra aparejada a soga y tizón en la proporción de uno a dos, trabada con mortero de cal. Su longitud es de 26 metros. Consta de 3 arcos de herradura enjarjados de los cuales el central, de mayor luz, tiene su arranque izquierdo en potente tajamar saledizo en ambos sentidos. Los arcos laterales, de 2,70 metros el de poniente y 2,30 metros el de levante, acomodan sus luces al perfil transversal del terreno para conseguir la rasante impuesta a la caja. Casi toda la obra conserva el enlucido original, realizado mediante mortero de cal y arena pintado en blanco, sobre el que se disponen motivos pintados a la almagra que reproducen el despiece del aparejo. Asimismo, las albanegas de los arcos conservan restos de pintura a la almagra con motivos vegetales de su antigua decoración. Valdepuentes fue declarado Monumento Histórico-Artístico por Decreto de 3 de junio de 1931 (Gaceta de Madrid, de 4 de junio de 1931).

Asentamientos vinculados con Medina Azahara

Por último, del conjunto de asentamientos vinculados a Madinat al-Zahra destacamos los siguientes:

Almunia al-Rummaniyya

Esta almunia se encuentra a unos 2 kilómetros al oeste de la muralla occidental de Madinat al-Zahra. Fue excavada por R. Velázquez Bosco en 1910, dejando a la luz un conjunto edificado de extraordinaria importancia, constituido por estructuras de habitación asociadas en uno de sus costados a una inmensa alberca de 49,70 metros de longitud y un ancho medio de 28 metros y una altura conservada de aproximadamente 4,10 metros. La alberca, situada sobre una plataforma elevada, domina tres amplias terrazas vacías de edificación limitada al N y E por muros de contención de sillería con la clásica alternancia soga y tizones en proporción de 1 a 2. Las terrazas constituyen el perímetro irrigado de uso agrícola por la alberca, lo que confiere al yacimiento un extraordinario valor como documento histórico para el conocimiento de los sistemas de cultivo y especies de la agricultura andalusí. En 1984, Manuel Ocaña Jiménez, a la luz de los nuevos textos árabes traducidos (sobre todo el Muqtabas V) revisa la historia del yacimiento identificándolo con la munyat al-Rummaniyya construida por el tesorero del califa al-Hakam II, Durrir al-Sagir, que finalmente, en el año 973 éste le regala a su señor con todas sus pertenencias, tal como señalan las fuentes. El yacimiento fue declarado Monumento Histórico-Artístico por Decreto de 3 de junio de 1931 (Gaceta de Madrid de 4 de junio de 1931).

Yacimiento de Las Pilas o Las Pitas

Se trata de un importante yacimiento situado a unos 600 metros al oeste de la muralla occidental de Madinat al-Zahra, cuya ocupación comienza, al menos, en época romana. De esta época son cuatro cisternas, una de las cuales, de grandes proporciones, tiene forma rectangular y unas dimensiones de 9 x 21,60 metros, disponiéndose en sus lados cortos sendos ábsides. Al sur de estas cisternas, y del camino que conduce al cortijo, se han detectado los vestigios de una importante almunia medieval. Por otra parte, al norte del cortijo se conservan los frentes de una pequeña cantera de piedra calcarenita y los restos de un horno para la fabricación de cal.

Yacimiento Cerro de los Pinos

Pequeña explotación agrícola situada en plena sierra, junto a un arroyo. Su importancia radica en su buen estado de conservación general, así se conservan casi intactos los muros de aterrazamiento para la creación de bancales, construidos para el aprovechamiento de una orografía bastante escarpada. Del mismo modo, hay que destacar la existencia de una pequeña alberca construida sobre una fuerte pendiente, por lo cual la alberca tuvo que ser provista de un gran muro de contención.

Ninfeo de Vallehermoso

Conjunto de tres depósitos, de cronología romana, interrelacionados y de funcionalidad poco clara, alineados con el acueducto de Valdepuentes. Tal vez se trate de la salida del sifón de éste con el que salvaría la vaguada al oeste de los depósitos, o quizá fuera una fuente decorativa o ninfeo. En época califal fueron empleados probablemente como albercas junto al camino.

Yacimiento Córdoba la Vieja

Se aprecian vestigios de muros reutilizados y embutidos en las construcciones modernas del cortijo y restos de sillares dispersos. También un depósito hidráulico rectangular construido mediante fábrica de "opus caementicium" con contrafuertes en su lado sur.
Fuente y bibliografía:
Instituto andaluz del Patrimonio Histórico

Fotografías de Medina Azahara

Dispones de 22 fotografías de Medina Azahara

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