Iglesia de Santa María de Lebeña

Iglesia de Santa María de Lebeña

Historia

A sólo 12 km de Santo Toribio de Liébana - que entonces se llamaba San Martín -, en una pequeña meseta que forma un oasis de vegetación dentro de un impresionante entorno montañoso, encontramos uno de los monumentos más bellos y mejor conservados del arte español del siglo X. Es en el cartulario de dicho monasterio donde se encuentran los documentos que nos informan de que fue fundado por Alfonso y Justa, condes de Liébana, posiblemente mozárabes procedentes de Sevilla, hacia el año 924, lo que significa que su construcción es algo posterior a las de Iglesia de Santa María de Wamba, Monasterio de San Miguel de Escalada y la Iglesia de San Cebrián de Mazote y contemporánea de las de Sahagún y Peñalba.

Documentos datados en 924 vinculan los nombres de los condes de Liébana, Don Alfonso y Doña Justa, con la fundación del templo, aunque no hay nada seguro al respecto. Tradicionalmente se les atribuye a estos nobles la erección de Santa María en la citada fecha.

En nombre de Dios. Sea notorio y manifiesto que yo el conde Alfonso y mi esposa, la condesa Justa, edificamos la iglesia de Santa María de Lebeña para trasladar el cuerpo de Santo Toribio a ella y mis siervos lo tomen y entierren, y como lo hubiesen tomado para enterrar, fui castigado por el juicio divino y quedé ciego hasta el presente, y mis soldados, que eran inocentes, al empezar a cavar con azadas quedaron también ciegos. Entonces ofrecí mi cuerpo y todo cuanto tengo en Liébana a Santo Toribio y a ti, abad Opila, y a los clérigos que allí sirven a Dios...

Este texto, recogido en el Cartulario del Monasterio de Santo Toribio de Liébana y fechado en el año 925 (aunque parece ser una trascripción del s. XIII) nos relata el origen de este monumento, patrocinado por los condes de Liébana para depositar los restos de Santo Toribio, desde el monasterio cercano de San Martín de Turieno (hoy Santo Toribio) donde se encontraban. Tras perder la vista -por no ser del agrado del santo- volvieron a recuperarla cuando desistieron de su empeño y dieron sus heredades al citado monasterio.

Dos siglos más tarde, en 1187, el rey castellano Alfonso VIII donó la iglesia de Lebeña al abad del monasterio benedictino de San Salvador de Oña, aunque el propio rey desconocía como había llegado a ser de su propiedad. Es posible que al haber sido una fundación condal, en algún momento hubiese pasado a la corona.

Sin embargo, desde el siglo XI y hasta el siglo XVI en que se convierte en parroquia, cae, junto con sus pertenencias, bajo la dependencia del abad de Santo Toribio. Los monjes cobraban las rentas de esta iglesia y poseían abundantes propiedades en el pueblo. Muchos vecinos de Lebeña donaban tierras al cenobio para la salvación de sus almas. Otros arrendaban o intercambiaban campos y sobretodo viñas, que constituían una de las principales riquezas agrícolas de la comarca.

En el siglo XVI (al menos desde 1510) comienzan a surgir pleitos a causa de que los vecinos de Lebeña no reconocían el señorío del prior y se negaban a pagar los diezmos al monasterio. Con el tiempo, acaban desligándose del mismo y consiguen la creación de una parroquia autónoma, que ha perdurado hasta nuestros días.

Descripción

Construida en mampostería, con grandes sillares en las esquinas, su planta de 16m de largo por 12 de ancho, muy semejante a la de Wamba, en la que podría estar inspirada, tiene forma de cruz griega inscrita en un rectángulo, casi un cuadrado, del que sobresalen tres ábsides planos, algo más largo el central, que es de la misma anchura que la nave central, siendo los laterales en forma de trapecio, algo más estrechos que las naves correspondientes. Su planta está claramente relacionada con las del conjunto de iglesias cruciformes visigodas a que dio origen la importación del modelo del Mausoleo de Gala Placidia en Rávena para la construcción de San Fructuoso de Montelios, que desde nuestro punto de vista, como ya hemos indicado en otras ocasiones, fue seguido en iglesias como Santa Comba de Bande, San Pedro de la Mata, Santa María de Melque ó San Miguel de Tarrasa y que continuaría en edificios carolingios como Germiny-des-Prés. Pero en Lebeña es también muy significativa la influencia del arte asturiano en la forma de su cabecera tripartita, plana e irregular, así como los tres compartimentos que existen en el lado opuesto, que recuerda a los pórticos de las iglesias asturianas, y en el que posiblemente estuviera la entrada principal, sustituida posteriormente por la puerta lateral actual al añadir el pórtico del costado sur.

Si no consideramos dicho pórtico - construido, a la vez que la sacristía existente en el costado norte, en el siglo XVIII para lo que también se modificó la parte oeste del muro sur y el tejado de la cámara del ángulo sudoeste, dejando al aire en su interior un bello conjunto de modillones - su imagen exterior, en la que cada compartimento corresponde a una altura y un tipo de cobertura diferenciada, recuerda a San Miguel de Tarrasa, excepto en que los dos tramos delanteros de la nave central forman un único elemento de mucho mayor altura que el resto de la iglesia. El resultado es un bello conjunto de once tejados, los ocho del cuadrado básico y los tres de la cabecera, independientes, a distinta altura y todos ellos a dos aguas excepto el que se modificó para enlazar con el pórtico, terminados en grandes aleros de losetas de piedra soportados por modillones decorados, tan habituales en las construcciones mozárabes, que a su vez se apoyan sobre bandas horizontales, también decoradas. El resultado es un conjunto bien proporcionado y de gran belleza situado en un paisaje impresionante.

Pero más impactante es su interior, dividido en doce cuadrados, todos comunicados entre sí excepto los dos compartimentos laterales del costado oeste y los dos ábsides laterales, que en ambos casos están separados del central por muros cerrados. En el sistema de cobertura, independiente para todos los tramos, no se ha utilizado ninguna de las técnicas habituales en las construcciones mozárabes, volviendo a las visigodas y asturianas, ya que todos los espacios están cubiertos por bóvedas de cañón a distintas alturas, dispuestas de forma longitudinal en la nave central, en la cabecera y en los tres compartimentos del último tramo, mientras que en los dos compartimentos centrales de las naves laterales están situadas de forma perpendicular a la alta bóveda de la nave central, proporcionando una mayor consistencia al conjunto, mediante una solución que ya hemos encontrado en la cabecera de la iglesia visigoda de Santa Lucía del Trampal y en las naves laterales de la ramirense San Miguel de Lillo. Mientras los arcos de acceso a los tres ábsides son de medio punto, con el central enmarcado en un alfiz, el resto de los espacios están comunicados mediante arcos de herradura prolongados entre 1/3 y 1/2 del radio, excepto los dos compartimentos laterales del costado occidental, cerrados y con puertas adinteladas. En todos los casos los arcos se apoyan sobre columnas adosadas a los muros en las laterales y a pilastras, semejantes a las habituales en los monumentos asturianos, en las dos centrales.

En su estructura interna volvemos a observar una interesante simbiosis entre el arte visigodo, el asturiano y la influencia árabe: a pesar de que el diseño básico de su planta corresponde al de una iglesia cruciforme visigoda, si se accediera por la que debió ser la entrada original, en el muro oeste, la sensación al entrar en la iglesia sería la de una basílica asturiana de tres naves, sensación reforzada por los arcos de medio punto de los ábsides, la visión de la alta bóveda longitudinal de los dos tramos centrales y por el triple porche occidental. Sin embargo el acceso actual, al estar situado en el costado sur y también descentrado respecto al eje transversal ofrece una perspectiva oblicua, completamente diferente, de arcos de herradura, columnas, capiteles y bóvedas independientes y de distintas alturas en cada espacio, que genera una clara apariencia de mezquita árabe.

Esta sensación de independencia de los diversos espacios está muy marcada por la diferencia entre las alturas de las bóvedas, lo que genera también arcos prácticamente del mismo tamaño pero de distinta altura entre los diferentes compartimentos, para lo que se ha optado por una solución muy original mediante la utilización de columnas de distinta longitud adosadas al mismo pilar, todas ellas de fuste cilíndrico sobre basas áticas, terminadas en capiteles de tipo corintio, con decoración vegetal y collarines de sogueado asturiano, y sobre ellas cimacios en forma de tronco de pirámide invertida. El resultado final, de una estética sorprendente, es que a cada costado de una pilastra existen columnas y capiteles muy semejantes, pero situadas de forma escalonada, formando una especie de espiral óptica que aumenta la sensación de ligereza del conjunto.

Mención especial merece la decoración escultórica existente tanto en el interior como en el exterior de la iglesia, en la que también encontramos antecedentes visigodos, asturianos y mozárabes. En el interior se debe destacar una gran losa de piedra que estaba mostrando la cara posterior en el frente del altar y, a mediados del siglo pasado, fue puesta a la vista por su párroco. Está decorada con un gran círculo de 90cms de diámetro en el que hay inscrita una esvástica de 16 radios, rodeado por otras seis rosetas decoradas, todo ello de tipo visigodo o quizá anterior. Todo el conjunto de capiteles, de tipo corintio con dos o tres filas de hojas de acanto es claramente mozárabe, semejante a los de Mazote, aunque con collarines sogueados típicos del arte asturiano.

En el exterior, además de fijarnos en las ventanas, muy estrechas, terminadas en arco de herradura tallado en una piedra, con derrame interior, es interesante destacar la influencia visigoda en la decoración de los modillones - restaurados a finales del siglo XIX, a la vez que se construyó la torre exenta no existente en la iglesia original -, formada por de 4 a 6 círculos en cada costado, en los que hay inscritas esvásticas y rosetas de seis ramas, y en la de los frisos que los soportan, que incluyen dibujos vegetales y geométricos que recuerdan a los de San Juan de Baños.

Como resumen, Santa María de Lebeña es un monumento de visita obligada, no sólo por ser un edificio prerrománico de gran belleza e interés, sino también por tratarse de una de las obras en la que se puede analizar con mayor claridad la fusión entre los estilos visigodo, asturiano y mozárabe.

El altar

En la actualidad se encuentra adosado al basamento de piedra del retablo mayor. Se trata de un gran bloque de piedra arenisca, de forma prismática, de 173 cms. de largo en la parte superior, 162,5 de largo en la parte inferior y 103 cms. de altura, con un fondo de 20 cms. Su ubicación primitiva sería entre las dos primeras columnas de la nave central, como elemento de separación del espacio dedicado al coro -delante del presbiterio- y de la nave.

El frontal alberga siete círculos grabados, rehundidos o pintados en la piedra, (cuatro mayores en los ángulos, de 30 cms. de diámetro y dos menores, intermedios, de unos 19 cms. de diámetyro) que se distribuyen simétricamente en toda la superficies a partir de un gran motivo central.

Analizando en una lectura global el contenido del frontal, parece obvio destacar su significado cristológico y escatológico, temáticas ambas muy utilizadas por los pueblos germánicos cristianizados y en el arte prerrománico.

Los dos círculos de los ángulos inferiores harían referencia a la vida terrenal, representada por la metáfora del árbol (los árboles cruzados) y la medida del tiempo (el horologio). Los triángulos o montañas (líneas quebradas inferiores) y la línea del cielo, que enlazan ambos círculos, subrayarían este concepto.

La zona intermedia con los dos círculos más pequeños, -cuyas dimensiones no son producto de su menor relevancia, sino que su tamaño está justificado por los imperativos del espacio en relación con el gran círculo central-, indicarían carácter espiritual del cielo cristiano a través de la resurrección (estrella de ocho puntas).

En la zona superior, los dos círculos están dedicados a la salvación de Cristo, (flores de cuatro pétalos circunscritas, sobre cruz patada o sobre cruzada con otra flor, acompañada de rombos o piedras preciosas), que se manifiestan de una forma más elocuente y cosmogológica en el gran círculo central, que indicarían las esferas o círculos celestes (círculos concéntricos) y el carácter espiritual del cielo cristiano a través de la resurrección (estrella de ocho puntas).

Los retablos

El retablo mayor, en madera policromada y drada, es una obra del barroco decorativo, fechada en 1745. En su hornacina central se venera la imagen de la Virgen de Belén, obra hispano-flamenca del siglo XV. El resto de las imágenes son de la época del retablo. En las capillas posteriores se conservan dos pequeños retablos de estilo renacentista, fechados en 1584. están dedicados a San Roque y Santa Cecilia. Existe en la nave de la epístola otro retablo, dedicado a la Virgen del Rosario, con San Antón y el Niño Jesús, de finales del siglo XVIII.

El tejo y el olivo

La iglesia fue construida a los pies de un tejo bajo el cual se celebraba el concejo del pueblo, algo bastante habitual que se realizó durante años para cristianizar las gentes de los pueblos paganos de aquella época. Cuando los condes de Lebeña se hicieron los representantes del lugar, decidieron traer junto a la iglesia y el tejo un árbol que representara su origen, y por eso decidieron plantar un olivo al otro extremo de la cabecera de la iglesia. El olivo perdura hoy día, pero el tejo fue lamentablemente destruido por un temporal a finales de marzo de 2007. Este tejo tenía una circunferencia en la base de 3.30 metros y un diámetro de más de ocho metros en su copa; estaba catalogado con el número 10 en el Inventario de Árboles Singulares de Cantabria. La Asociación de Amigos del Tejo está cuidando de una rama que recogieron del mismo para volver a replantar el árbol en su lugar.

Acceso

La iglesia se encuentra en el pueblo de Lebeña, en el Desfiladero de La Hermida, que atraviesa la N-621 que une Panes (Asturias) con Potes (Cantabria). El acceso a la misma está perfectamente señalizado. El teléfono de contacto es el del Obispado de Santander 942840317. La entrada cuesta 1 €.
Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de Iglesia de Santa María de Lebeña

Dispones de 34 fotografías de Iglesia de Santa María de Lebeña

Horarios y contacto

[email protected]
http://www.santillanamuseodiocesano.com/liebana.htm
Tel.:+34 942840317/ +34 942840380
Fax.:+34 942840380

Glosario de términos

Acanto
Planta que se toma como motivo decórativo para capiteles corintios
Alero
1. Parte inferior del tejado, que sale fuera de la pared y sirve para desviar de ella las aguas de lluvia. 2. Borde de un techo.
Alfiz
De origen árabe, moldura que enmarca un arco de herradura. Se suele utilizar tanto en puertas como en ventanas.
Altar
En el culto cristiano, especie de mesa consagrada donde el sacerdote celebra el sacrificio de la misa
Arco
Elemento sustentante, que descarga los empujes, desviándolos lateralmente, y que está destinado a franquear un espacio por medio de un trayecto generalmente curvo.
Barroco
Estilo artístico basado principalmente en el exceso de énfasis y abundancia de decoración, en contraposición al clasicismo renacentista. Se situa entre 1600 y 1750 y su nombre proviene de la palabra barrueco que significa perla irregular, ya que este estilo marcaba exageradamente las formas irregulares y onduladas
Basa
Pieza inferior de la columna que sirve de apoyo al resto
Cabecera
Testero de la iglesia o parte en que se halla el altar principal.
Capilla
Edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular.
Capitel
Parte superior de una columna, compuesta de molduras y otros elementos decorativos. Elemento colocado sobre el fuste de una columna que sostiene directamente el arquitrabe, arco etc. Los capiteles pueden ser vegetales, historiados (con historias), figurados (con personajes), antropomorfos (se reconocen figuras humanas), zoomórficos (animales conocidos) y fantásticos (animales no existentes). La voz proviene del latín capitellum diminutivo de caput (cabeza)
Cenobio
Sinonimo de monasterio. Casa o convento, ordinariamente fuera de poblado, donde viven en comunidad los monjes
Cimacio
Pieza en forma de tabla delgada que remata los capiteles, normalmente jonicos y corintios.
Coro
Parte de la iglesia donde se situan los monjes o sacerdotes para cantar el oficio divino. A lo largo de la historia de la arquitectura su ubicación dentro del templo ha sufrido diversas variaciones, si se sitúa en la nave central se aísla mediante un cerramiento
Derrame
Disposición oblicua del interior de un vano por la que es distinta la abertura de un lado al otro del muro.
Friso
Faja decorativa de desarrollo horizontal y especificamente la parte entre el arquitrabe y la cornisa en los ordenes clásicos.
Fuste
Parte de la columna situada entre la basa y el capitel
Hornacina
Hueco coronado por un cuarto de esfera, generalmente practicado en un muro y destinado a recibir una estatua, jarrón, tumba u otro objeto decorativo.
Mausoleo
Monumento funerario y sepulcro suntuoso
Monasterio
Conjunto de edificios donde se agrupan los monjes para vivir en comunidad. Voz proveniente del latín monasterium y este a su vez del griego monastérion
Monje
Persona que perteneciendo a una orden religiosa vive en comunidad en un monasterio. La voz proviene del occitano monge, que a su vez procede del latín monicus que a su vez procede del griego monachus.
Nave
Cada uno de los espacios en que se divide longitudinalmente una iglesia.
Pilar
Pilastra exenta, suele tener más consistencia que la columna.
Pilastra
Pilar de planta rectangular adosado a un muro.
Planta
Plano de la sección horizontal de un edificio.
Porche
Entrada o galeria adosada a un edificio tiene arcadas y está cubierta. Soportal.
Presbiterio
Zona elevada del templo cristiano en torno al altar.
Retablo
Obra formada por un conjunto de tablas de escultura o pintura religiosa para ser colocada detrás de un altar. Se divide verticalmente en calles, la central más ancha se llama espiga, y horizontalmente en pisos, el inferior se llama predela. El retablo está protegido por el guardapolvo o polsera. La palabra procede del latin retaulus y este a su vez de retro (detras) y tabula (tabla).
Sillar
Bloque de piedra labrado y asentado en hiladas, con forma, dotado de seis caras.
Sogueado
Decorado con sogas o adornos con forma de cuerdas.
Venera
Motivo decorativo en forma de concha marina, similar a las conchas de peregrinos
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