Ermita de Cristo de la Luz

Ermita de Cristo de la Luz Situada junto a una de las puertas del recinto amurallado es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura hispano-musulmana y mudéjar en España. Pequeño como las joyas, este valioso edificio milenario, supone un ejemplo único de la pervivencia del arte de Al-Ándalus: una mezquita o pequeño oratorio de época califal a la que dos siglos después, al ser transformada en iglesia se va a añadir un ábside siguiendo el estilo del edificio primitivo dando lugar al arte mudéjar, en perfecta combinación y simbiosis. La inscripción descubierta en 1899 permitió fechar el edificio en el año 999 de nuestra era y vincularlo a la prestigiosa familia de los Banū l-Hadīdī: Basmala. Hizo levantar esta mezquita Ahmad ibn Hadidi, de su peculio, solicitando la recompensa ultraterrena de Allah por ello y se terminó, con el auxilio de Allah, bajo la dirección de Musa ibn Ali, el arquitecto, y de Saada, concluyéndose en Muharraq del año trescientos noventa (Inscripción fundacional, 13 de diciembre del año 999/11 de enero del año 1000). Aún así, desconocemos si la mezquita tuvo condición de lugar privado vinculado a la residencia de la familia, o bien fue erigida como fundación piadosa para todo el pueblo.

Se levantó en un barrio importante en el que se han localizado casas-palacio de personajes ilustres, por su proximidad a la Alcazaba, denominada Al Hizam o Ceñidor, junto a una de las principales vías de acceso a la medina o ciudad y frente a una de sus puertas. El edificio original fue sobresaliente por su gran suntuosidad, al estar originalmente exento y elevado con respecto a la cota de la calle, con una pequeña plaza en su lado norte desde la que se accedía por una escalinata.

No se descarta que esta mezquita, tal como ocurrió en las mezquitas fatimíes del norte de Egipto con planta similar a ésta, fuese utilizada como lugar de enseñanza, o madrasa, puesto que su disposición espacial es propicia para acoger a las halqa-s de estudiantes en torno al maestro. Los estudiosos tampoco descartan un carácter funerario para el edificio y su uso como mausoleo.

La Mezquita recibe el nombre árabe de Bab al-Mardum por la cercana puerta de este nombre, tal como se la llamaba en el momento de la conquista de Toledo por Alfonso VI (1085) aunque un siglo después pasó a ser de los Caballeros de la Orden de San Juan como ermita de la Santa Cruz. Pero el nombre más habitual que recibe: del Cristo de la Luz, se debe a distintas historias sin base documental que forman parte de la tradición desde la reconquista cristiana y de las que tan solo quedan los testimonios de la talla de un Cristo llamado de la Luz, actualmente en el Museo de Santa Cruz y de una desaparecida imagen de la Virgen de la Luz.

Un documento de 1183 incluido en el Libro de Privilegios de la Orden de San Juan de Jerusalén nos da noticia de la donación por parte de Domingo Pérez y su mujer Juliana de la llamada casa de la Santa Cruz que fuera mesquita de moros junto a la puerta de Beni Abardom a esta Orden militar para que la conviertan en su capilla y oratorio. Es extraño que tras la reconquista de la ciudad pasase a manos privadas y no a la mitra arzobispal, como el resto de edificios de culto islámico. Quizá era propiedad privada ya desde el asesinato de al-Ma`mūm, cuando la familia de los Banū l-Hadīdī cayó en desgracia y sus posesiones fueron enajenadas.

Tres años después, el arzobispo Gonzalo consagra este lugar que pasa a ser llamado iglesia de Santa Cruz, de los hermanos hospitalarios. Su peculiar estructura arquitectónica complicaba su adaptación al uso parroquial por lo que finalmente se convirtió en capilla privada al añadírsele un ábside en su costado oriental. En el siglo XVII la iglesia aún recibía el nombre de la Cruz, en el Plano y Vista de Toledo del Greco.

Los viajeros del siglo XIX iniciaron el redescubrimiento de este edificio que había quedado oculto bajo construcciones aledañas, revestimiento de muros y otros elementos. Escritores norteamericanos y dibujantes franceses dieron a conocer la mezquita al mundo. Amador de los Ríos y Gustavo Adolfo Bécquer trataron de despojarlo de las leyendas y titubeos en su comprensión, apuntando a la evidencia de su arquitectura que entonces permitía vislumbrar la convivencia entre el edificio musulmán y la cabecera cristiana. La historia de la restauración del edificio, llena de dificultades y abandonos, es ardua y se dilata en el tiempo hasta bien entrado el siglo XX. El descubrimiento de las pinturas murales en 1871 y de la inscripción fundacional en ladrillo en 1899, impulsa la euforia crítica y las visitas de sabios y curiosos. Desde entonces, la belleza de sus formas, el refinamiento exquisito de su traza en arquerías y bóvedas y el descubrimiento en sus sencillísimas formas de una complicada y múltiple combinación de líneas, no ha dejado de fascinar a cuantos han querido acercarse a este rincón arcano del patrimonio artístico de Toledo.

Sus elementos constructivos y decorativos, como bóvedas, arcos de herradura con peralte, dovelaje, arquerías, cimacios de planta cruciforme…, tienen una inspiración clara en la Mezquita de Córdoba, y especialmente en la ampliación de la sala de oración ordenada por el califa Al-Hakam II, tan solo 30 años antes. Las bóvedas son réplicas fragmentadas o completas de las bovedillas trazadas en la capital de Al-Ándalus. Sin embargo aquella se construyó en piedra y en ésta, los muros se construyen en ladrillo con mortero de cal, las fachadas con mampostería encintada y el muro de quibla, al sureste y el muro suroeste reutiliza la sillería.

Su planta es prácticamente cuadrada de pequeñas dimensiones, alrededor de los 8 metros cuadrados, distribuida mediante cuatro columnas en 3 naves paralelas cruzadas por otras 3 naves en sentido transversal, quedando el espacio dividido en 9 tramos cuadrados, cubiertos con bóvedas totalmente distintas. Las columnas son reaprovechadas, sin basa y con capiteles visigodos de labra tosca en tres de ellas, y el cuarto, reconstruido tras la restauración de 1909, como bien recuerda la fecha inscrita en él. Sobre ellos, los cimacios cruciformes distribuyen arcos de herradura en todas las direcciones. Un segundo cuerpo contiene paramentos horadados por vanos adecuados en torno a los ejes del edificio: un eje longitudinal en la nave central y otro transversal paralelo al muro de la quiblasituado en el lienzo sureste.

Los estudios del profesor Ewert han subrayado la existencia de un esquema en T, en el que la nave central y la última de las transversales previa a la macsura, son las más ricas y mejor decoradas, con el uso exclusivo de arcos lobulados en su traza. Existe por tanto una intencionalidad clara de reforzar con la arquitectura estos espacios a fin de orientar al fiel hacia el muro de quibla, y por consiguiente hacia la Meca.

La fachada de la calle del Cristo de la Luz que es la que ostenta la inscripción, está formada por tres arcos: de medio punto el central, pentalobulado el izquierdo, y de herradura prolongada el derecho. Según los arqueólogos en origen nunca fueron puertas sino ventanas de la fachada lateral. Por encima, un segundo cuerpo con arcos de herradura ciegos entrecruzados, y sobre ellos, una franja calada de ladrillos formando una red de rombos, enmarcada por ladrillos en esquina que sirve de base a la inscripción en letra cúfica.

La que fuera fachada principal, hoy al noroeste tiene tres arcos de herradura prolongada, cobijados por tres arcos de medio punto enmarcados con cintas de ladrillo, en referencia a las múltiples y dobles arquerías de la Mezquita de Córdoba. En el tercer cuerpo una franja de arcos de herradura ciegos bajo arcos trilobulados es coronada por una doble franja de ladrillos en esquina.

El presbiterio en su interior se decora con pinturas al fresco, hoy muy deterioradas. De acuerdo con la iconografía del románico en la bóveda se representa el Pantócrator o Cristo en majestad rodeado por el Tetramorfos, los cuatro símbolos de los evangelistas. En los muros laterales figuras de santas y un personaje masculino revestido en el que se ha querido ver al arzobispo o clérigo comitente de la obra. Todavía es bien visible la representación de unos ángeles llevando el alma de un difunto, en forma de niña, pintura posterior, más cercana al mundo gótico del siglo XIV.

La excavación efectuada en el año 2006 ofreció resultados sorprendentes. Por un lado el descubrimiento en la explanada norte de los jardines de la mezquita, de una calzada romana de grandes losas de granito de 5 metros de anchura que discurría en dirección norte-sur y bajo ella una cloaca que circulaba hasta la conocida cloaca de Valmardón, conservada bajo la puerta de este nombre. El sector del edificio de la mezquita se ha constatado que fue en el Toletum romano una cantera de roca, posiblemente relacionada con la construcción de la cercana muralla romana de la que muy cerca se conserva una torre circular bajo la actual Puerta del Sol.

Bajo el actual ábside medieval, de 60 cm. de grosor en sus muros, se ha localizado otro ábside mayor, de 1,60 metros de grosor y cuyo eje sigue la misma orientación este-oeste, aunque ligeramente desplazado del edificio actual. Pudo pertenecer a un edificio monumental fabricado a base de mampuestos con cal e integrado en la Toletum romana o visigoda al encontrarse perpendicular al eje de la calzada y marcar el inicio de esta hacia la ciudad, si bien también puede ser el cimiento del actual ábside. Lo más sorprendente es que en el interior de este ábside se ha descubierto una pequeña cueva excavada, resto de la cantera romana aquí situada. Su situación llevó a considerar que este espacio inusual fue creado por necesidades de culto, motivaciones devocionales o piadosas, entre las que no se descartaba el retiro de un eremita. Los arqueólogos en la actualidad se decantan por la hipótesis única de la cantera romana.

Adosada parcialmente al ábside existió una torre cuyas trazas se conservan en el subsuelo y cuya planta de 5 x 5 metros, similar a las otras torres documentadas de la ciudad, nos habla de la importancia que tuvo esta iglesia

La arqueología de nuevo ha encontrado adosados a la fachada norte restos de cimentación de muros que bien pudieron corresponden a capillas en las que sin duda se enterraron distintos individuos.

En la zona norte ocupando una extensión de unos 300 metros se ha localizado un cementerio cristiano con numerosos enterramientos en fosas simples o delimitadas con ladrillo y con forma antropomórfica, y que estuvo en uso entre los siglos XII y XV. En el reinado de los Reyes Católicos, a finales del siglo XV empiezan a enterrarse en el interior del templo. Son pocos los privilegiados, aunque lo harán en todas las épocas hasta el siglo XIX.

Es muy probable que la anómala altitud de los nueve tramos, ya señalada por Gómez-Moreno, sobre todo el central de 10, 30 m. para tramo de 2 m. de latitud (en la aljama de Córdoba los lucernarios de delante delmihrabde dos a tres de altura el ancho de la planta), sea consecuencia de las dos jornadas constructivas que defendemos tuvo la mezquita, una anterior al año 999 cuando se construye el primer cuerpo y se separan los 9 tramos por pilares y otra la de 999 forzada e inédita tanto en altura del interior como en el reforzamiento del exterior.
Hacemos nuevas observaciones sobre las cupulillas: en primer lugar las nueve cupulillas de tradición califal de Córdoba, son todas diferentes entre sí, sin que se vea aquí el 2-1-2= 1 con acompañamiento de dos figuras iguales, que vemos en el tramo de cúpulas de delante delMihrabde la mezquita aljama de Córdoba, anomalía que ya detectamos en los arcos de la fachada de la calle. Respecto a Córdoba, la trasgresión toledana resulta evidente: desorden en la ubicación de los dos modelos únicos plagiados de Córdoba: en el eje de la calle de en medio la cupulilla central y la extrema de noroeste; esta última que en Córdoba goza máxima jerarquía por su centralidad e ir delante delmihrabqueda ahora manifiestamente descolocada y vaciada de contenido simbólico o sacro, pues se la sitúa a los pies del oratorio, eligiéndose para el centro el modelo de las laterales delmihrabcordobés, si bien con trasgresión en la adaptación de la estrella de ocho puntas al marco octogonal: las puntas incidiendo en el centro de las trompillas, en lugar de hacerlo en los vértices del octógono, modelo que hizo fortuna en lo postcalifal. Y otro uso muy particular tiene este modelo que nos ocupa en el capulín de la izquierda del testero, esta vez sin trompas, con los puntas de la estrella incidiendo en los vértices y en el centro de los lados de base cuadrada.

Luego está el capulín de la derecha del testero imitación del modelo de la Capilla de Villaviciosa de la mezquita aljama de Córdoba con dibujo de nueve tramos iguales dos a dos, el central mayor, modelo que pasa a una de las bóvedas de mocárabes de la iglesia de San Andrés de Toledo. El modelo añade un aspilla en el centro, reiterada en cupulillas de las Tornerías. Novedoso es igualmente el capulín del centro del testero significado por una cruz de brazos iguales, los nervios de ésta y de los arcos de las trompas con dibujo de arco lobulado, modalidad presente por primera vez en la falsa cúpula de la Capilla Real de Córdoba. Al parecer según Ewert esa cruz está señalando almihrab. Los capulines más simples son uno de cuadradito sesgado y otro con dibujo de los nueve tramos iguales o nervios paralelos dos a dos, forma adoptada en la cupulilla del tramo central de las Tornerías. (Pavón Maldonado, LAS MEZQUITAS DEL CRISTO DE LA LUZ DE TOLEDO Y DE LAS TRESPUERTAS DE QAYRAWAN. ARQUITECTURA Y DECORACIÓN).

El descubrimiento bajo la Mezquita y frente a la puerta de Valmardón de un importante tramo de calle romana, pavimentada con losas de granito, revoluciona lo descubierto hasta el momento. De una parte, permite avanzar en el conocimiento de este tipo de vías en relación con la urbanística de ciudades como Toledo, de otra, amplía de forma significativa el famélico inventario de restos romanos en esta ciudad. Aunque el descubrimiento ha superado cualquier expectativa, en nada extraña su localización, al encontrarnos en una zona de la ciudad que, las fuentes antiguas, siempre habían descrito como su acceso principal. Así, los escasos hallazgos de esta época publicados nos hablan de la existencia a escasos metros de la muralla romana.

Esta muralla discurriría por la cota 500 y se habrían localizado tramos en el convento de Carmelitas y bajo la actual puerta del Sol. El resto mejor estudiado y que nos puede ayudar a comprender el entorno amurallado y urbano de esta zona es, sin duda, la torre descubierta bajo la puerta del Sol (Rubio Rivera y Tsiolis Karantasi, 2004: 231). La cronología del contexto arqueológico de la torre hace presuponer que la construcción de la muralla hay que situarla en la segunda mitad del siglo I d. C. Estos autores argumentan que en Toletum se promovió la construcción de la muralla en consonancia con la etapa en la que accedió a la municipalidad. De hecho, en esta misma dirección apuntan al diseño del entramado urbano ortogonal, con ejes cruzados y entrecruzados en ángulo recto y con una orientación coincidente con los puntos cardinales, así como la red de saneamiento hidráulica.

Pese a ello, el acceso principal a la ciudad romana seguía siendo una incógnita. Tanto Rubio como Tsiolis presupusieron en su día que el emplazamiento de Valmardon era un firme candidato para situar la principal puerta romana en esta vertiente (Rubio Rivera y Tsiolis Karantasi, 2004: 231). Algo indica que no estaban muy alejados en sus predicciones. El tramo de viario urbano localizado bajo el conjunto del Cristo de la Luz viene a completar parte del puzzle del entramado urbano del Toledo romano. La calle descubierta posee una dirección norte-sur, cuenta con 7 metros de longitud y 4 m de anchura (aunque su anchura real giraría en torno a los 6 metros). Este pavimentado está compuesto mediante lajas o placas de granito de grandes dimensiones que se disponen en hiladas o tongadas pseudo regulares, formadas por piezas de forma prismática, y en las que se alternan las hiladas formadas por placas de gran tamaño (120 x 40 x 15 cms), con las hiladas fabricadas con losas de menores dimensiones (60x 40 x 15 cms.). Cabe destacar que las placas que conforman la superficie de calzada o pavimento de rodadura, conservan marcas de los entalles realizados para facilitar el tránsito de las rodadas de los carros, así como resaltes y diferencias de nivel entre ellas, que facilitarían salvar la pendiente de la misma, frenando las ruedas de los vehículos en el sentido contrario de la marcha.

En el estado actual de nuestras investigaciones, el tramo de viario público excavado parece tener continuidad en sentido norte y sur. En el primer caso, la disposición del trazado permite plantear la hipótesis de su continuación en línea recta hasta la Puerta de Bab al Mardum, mientras que en sentido sur es claramente amortizada por la construcción de la Mezquita, que de esta manera ocupó un espacio que antes había sido dedicado a vía pública.

Dentro de la clasificación que los propios romanos, en función de su importancia y punto final de destino, hacían de sus vías públicas y que nos ha llegado por un documento administrativo redactado por Siculus Flaccus en el s. I d. C. (Adam, 1982: 300), las características de nuestro ejemplo permiten adscribirlo al primer tipo: las viae pvblicae, sufragadas por el Estado y equivalentes en el caso urbano a las grandes calles monumentales, bien cardini o decumani.
Fuente y bibliografía:
Toledo Monumental

Fotografías de Ermita de Cristo de la Luz

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Glosario de términos

Alcazaba
Palabra de origen árabe. Fortaleza que protege un recinto urbano o que se inserta en el mismo
Aljama
En los reinos hispanos medievales, institución juridica que agrupaba a los judios de un lugar.
Arco
Elemento sustentante, que descarga los empujes, desviándolos lateralmente, y que está destinado a franquear un espacio por medio de un trayecto generalmente curvo.
Basa
Pieza inferior de la columna que sirve de apoyo al resto
Cabecera
Testero de la iglesia o parte en que se halla el altar principal.
Calle
Franja vertical del ábside formado entre columnas o contrafuertes
Capilla
Edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular.
Capitel
Parte superior de una columna, compuesta de molduras y otros elementos decorativos. Elemento colocado sobre el fuste de una columna que sostiene directamente el arquitrabe, arco etc. Los capiteles pueden ser vegetales, historiados (con historias), figurados (con personajes), antropomorfos (se reconocen figuras humanas), zoomórficos (animales conocidos) y fantásticos (animales no existentes). La voz proviene del latín capitellum diminutivo de caput (cabeza)
Cimacio
Pieza en forma de tabla delgada que remata los capiteles, normalmente jonicos y corintios.
Convento
Del latín conventus (asamblea o congregación) derivado de conveniere (juntarse). Edificio donde habita una conjunto de religiosos.
Coro
Parte de la iglesia donde se situan los monjes o sacerdotes para cantar el oficio divino. A lo largo de la historia de la arquitectura su ubicación dentro del templo ha sufrido diversas variaciones, si se sitúa en la nave central se aísla mediante un cerramiento
Dovela
Cada una de las piedras labradas en forma de cuña y que forman un arco.
Ermita
De eremita. Capilla o santuario, generalmente pequeño, situado por lo común en despoblado y que no suele tener culto permanente.
Fresco
Técnica pictórica que utiliza pigmentos disueltos en agua que se aplican sobre una superficie previamente cubierta de una capa de yeso. Seca muy rápido y apenas permite hacer rectificaciones, al contrario que el óleo
Icono
1. Representación religiosa de pincel o relieve, usada en las iglesias cristianas orientales. 2. Tabla pintada con técnica bizantina
Macsura
En el mundo musulmán espacio que se situaba delante del mihrab, reservado para la oración del emir o del califa y su sequito. Generalmente estaba acotado mediante rejas o celosías de madera
Mausoleo
Monumento funerario y sepulcro suntuoso
Medina
Nucleo urbano de una ciudad musulmana, en ella se encontraba la mezquita, la madraza, la alcaicería y la zona comercial
Mortero
Mezcla de cal, arena y agua de consistencia plástica.
Nave
Cada uno de los espacios en que se divide longitudinalmente una iglesia.
Oratorio
Capilla privada fuera del ámbito eclesial
Paramento
Muro o pared
Pilar
Pilastra exenta, suele tener más consistencia que la columna.
Planta
Plano de la sección horizontal de un edificio.
Presbiterio
Zona elevada del templo cristiano en torno al altar.
Quibla
En el mundo musulmán, muro o pared orientado hacia la Meca y donde se encuentra el mihrab que es el punto hacia el que deben dirigir la oración.
Testero
Pared de un edificio que se encuentra frente a la entrada principal. Tambien se le relaciona con el muro de la cabecera de la iglesia.
Tetramorfos
Conjunto de los simbolos de los cuatro evangelistas según el Apocalipsis (hombre = San Mateo, buey = San Lucas, león = San Marcos y águila = San Juan)
Trompa
Elementos que sirven para hacer la transición de una base poligonal a otra circular u octogonal. Se usa preferentemente en los cimborrios.
Vano
Abertura o hueco abierto en un muro que realiza funciones de puerta, ventana, respiradero etc.
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