Cuevas de Laño

Cuevas de Laño Existe un agujero negro en la historia del que se sabe muy poco, el período comprendido entre el siglo V y el VIII, la época posterior a la caída de Imperio Romano. Uno de los fenómenos que nos pueden ayudar a comprender ese momento de oscuridad es el eremitismo. Se trata de una corriente de duro ascetismo, propugnado por un obispo hispano, Prisciliano (siglo IV), que se convirtió en el primer hereje ajusticiado por un tribunal eclesiástico. Sus ideas de rechazo de la unión de la Iglesia con el estado imperial se extendieron por todas partes, pero fue en el Norte Peninsular donde han pervivido. Los priscilianos buscaban la perfección cristiana en la soledad, en lugares recónditos y de difícil acceso.

Esas son las características del pequeño valle de Laño, en el término municipal de Treviño, una de las principales concentraciones de cuevas rupestres de la Península. Separadas por un río y la carretera que conduce a la aldea del mismo nombre, las Gobas –goba en euskera es cueva– fueron excavadas en roca caliza, muy fácil de trabajar. Sendos caminos marcados permiten visitarlas y descubrir su magia en los sencillos habitáculos donde aquellos monjes vivieron y rezaron con radicalidad monástica. El enclave transmite la energía de los mundos perdidos y una gran paz.

De las 125 cuevas artificiales existentes en Álava, a la que algunos llaman ‘la otra Capadocia’, en Santorkaria, el farallón de la izquierda según se llega, se han contado hasta 18 recintos diferentes, algunos destruidos por el desplome de la pared. Tres de las grutas tienen planta basilical y fueron utilizadas como templos. En la ladera de Laño, a la izquierda de la carretera, se pueden ver 11 cavidades. Con posterioridad se excavaron tumbas porque se pensaba que las grutas eran el mejor lugar para esperar la resurrección. Grandes arqueólogos como Aita Barandiarán, Agustín Azkarate o Paquita Sáenz de Urturi, han estudiado esta cuna del misticismo.

Las cuevas de Treviño y los hombres que las excavaron son todavía un misterio. Parece probado que ya en el siglo V vinieron a vivir ermitaños solitarios, después comunidades de monjes que conocieron la conquista musulmana y finalmente, aquí se refugiaron familias de campesinos hasta que las cuevas fueron definitivamente abandonadas en el siglo XI para crear los pueblos de la llanura. Pero todavía resultan inexplicables algunas cuevas colgadas en el acantilado a las que sólo se podría acceder con cuerdas o con peligrosas escalas. Tal vez fueron celdas especiales para aislar a monjes castigados o necesitados de un periodo de reflexión en completa soledad o simplemente eran graneros de trigo a salvo de los roedores y de cualquier banda de salteadores. Lo que es seguro es que estos barrancos vivieron una época de actividad sorprendente y febril que no volvió a repetirse jamás.

Fotografías de Cuevas de Laño

Dispones de 14 fotografías de Cuevas de Laño

Top