Castro de Cabeza de Navasangil

Castro de Cabeza de Navasangil

El pueblo visigodo y la ocupación de Hispania

En el año 409, pueblos de origen germánico cruzan los Pirineos y se distribuyen por Hispania sin encontrar resistencia. Tras largos años de saqueos y luchas entre ellos se asientan, repartiéndose el territorio: vándalos hasdingos en la Gallaecia NE, vándalos silingos en la Bética, suevos en la Gallaecia SO, y los alanos en la Lusitania y zona oriental de la Cartaginense; la zona Tarraconense no se ocupa.

Los visigodos, pueblo germánico, hostigan la frontera romana del Danubio desde el s. III, manteniendo una estrecha relación con la cultura latina por las habituales incursiones bélicas en territorio romano, por la condición de vecinos y por formar parte de los ejércitos como mercenarios.

A partir de mediados del siglo IV, Roma establece tratados con pueblos bárbaros, por lo que algunos de ellos, los visigodos, se asientan en territorios del Imperio en calidad de foederati: tratarán de impedir la presión en la frontera y el avance de pueblos hostiles al Imperio romano.

En 418 fundan el Reino de Tolosa al norte de los Pirineos, en Aquitania, interviniendo Hispania en representación del poder romano, cuando los suevos, en el año 453, rompen la paz e inician actos de saqueo. Estos acontecimientos provocan que Teodorico II penetre en Hispania en el 455, derrotando al rey suevo Rechiarius.

Consecuencia de la derrota sufrida ante los francos, el año 507 supone la entrada masiva y definitiva del pueblo visigodo, fundándose el Reino de Toledo. Hasta ese momento la presencia visigoda había consistido en el mantenimiento de guarciones defensivas que asegurasen los centros de poder y las grandes vías de comunicación.

La Cabeza de Navasangil

El poblado de Navasangil, integrado en la zona arqueológica del Castro de Ulaca, se asienta sobre la cima amesetada de un promontorio granítico, a 1375 m de altitud, en el reborde meridional del Valle de Amblés, dentro de las primeras estribaciones de la Sierra del Zapatero. De fácil defensa por sus condiciones naturales, supone una elevación con pronunciadas pendientes rocosas y encajonada en la horquilla fluvial formada por la confluencia del arroyo de Garganta Honda en el arroyo de los Potrillos; cuenta con un amplio dominio visual del valle, haciendo del lugar un enclave estratégico, reforzado con una muralla que perimetra un espacio de 1.8 hectáreas. Las estructuras domésticas, de planta rectangular, se distribuyen salvo alguna excepción, intramuros.

Historia de la investigación

Las primeras excavaciones fueron realizadas por Enrique Pérez Herrero en 1977 y 1979, incidiendo en la estructura que ha sido identificada como un posible centro de culto.

A finales de los años 90 del siglo XX el Ayuntamiento de Solosancho promueve la Escuela Taller Ulaca, como respuesta de potenciación de uno de los recursos más importantes que este municipio tiene, el relacionado con el Patrimonio Arqueológico. Bajo estos auspicios se llevaron a cabo dos campañas de excavaciones (1997-98 y 2001-2), y de puesta en valor de las extructuras exhumadas, poniendo al descubierto un interesante conjunto arquitectónico.

Periodización y cronología

La Cabeza de Navasangil arroja luz a la indefinición cronocultural de los amurallamientos tardoantiguos en el ámbito rural. Si bien la adaptación al medio físico de los establecimientos tipo castro hace que la tipología de sus estructuras defensivas siga un patrón común, lo cierto es que en todos ellos prevalece el valor estratégico. Este se traduce en el control del territorio ejercido por su dominio visual sobre el Valle de Amblés, paso natural entre las dos submesetas a través de la Calzada romana del Puerto del Pico. Pero tampoco hay que olvidar su funcionalidad militar, que en Navasangil viene refrendada por el hallazgo de un interesante grupo de armas y la destrucción del poblado por un violento incendio, muy posiblemente originado por un enfrentamiento bélico.

Cronología de La Cabeza de Navasangil

  • Siglos V - principios del VII. La ocupación del cerro pudo tener algo que ver con la entrada de los Suevos, Vándalos y Alanos en la Península a partir del año 409, o más probablemente con las guerras entre Suevos y Visigodos del 468, como una de las guarniciones de tipo militar que los visigodos fundan en Hispania como federados romanos en la segunda mitad del siglo V.

  • Con la marcha de estas gentes, el poblado destruido por las llamas, continuará un lento proceso de destrucción que convertirá las estructuras en ruinas, estado en el que encontrarán el asentamiento las gentes hispanovisigodas que reconstruirán el poblado en el siglo VII.
    Es una etapa más pobre, en la que se construyó con precipitación, tal vez motivado por una inminente e inesperada situación de inestabilidad. No cabe pensar que se trate de un asentamiento permanente, puesto que las condiones climáticas del lugar son extremas, descartándose que en una situación de paz se ocupasen zonas inhóspitas cuando el valle ofrece mejores condiciones económicas y de habitabilidad.

    Esta conflictividad podría venir provocada por alguno de los enfrentamientos entre grupos aristocráticos por alcanzar el poder real, e incluso, por la invasión musulmana que pone fin al reino de Toledo en 711.

  • Tras un largo periodo de abandono, se volverá a ocupar un pequeño espacio de Cabeza de Navasangil. Esta última ocupación se realizará a partir del s. XIII. No cabe suponer que se tratase de un nuevo poblado, sino un establecimiento de una unidad familiar, dedicada muy posiblemente a la ganadería de montaña.


El emplazamiento

Este emplazamiento defensivo se reforzó mediante defensas artificiales, con una cerca de mampostería de granito de la que queda en superficie un derrumbe significativo.

En superficie se pueden identificar las estructuras de habitacion, bien por que se visualizan los muros, bien por que se visualizan los monticulos con un cráter central, que suponen los derrumbes. El levantamiento realizado por la Escuela Taller de Ulaca arroja un resultado de entre 35-40 estructuras de habitación, visibles en superficie, la mayoría de ellas configurada por 2 ó más estancias.

Tanto al interior como al exterior de la muralla se adosaron estructuras domesticas. Se pueden distinguir entructuras abiertas entre ellas: calles de entre dos y cuatro metros. La planta de todas estas estructuras domesticas es de tendencia cuadrangular o rectangular, por lo general disponen de dos o tres estancias. La factura es de mampostería de granito, utilizándose un mortero de barro anaranjado. Se construye a doble espejo, rellenando el interior con cascajo.

Las caras exteriores de los mampuestos están bien desvastadas, siendo los mampuestos de pequeño-medio tamaño.

De las excavaciones realizadas se han obtenido gran cantidad de restos, procediendo el gran grueso del material de los estratos relacionados con el periodo de ocupación visigodo o tardorromano. De esta época se recuperó abundante cerámica, en buen estado de conservación (se pudo reconstruir la encontrada en el interior de las estancias); destacan los cuencos, fuentes, jarras y platos, algunos con decoración (estampillada y moldeada). Entre los materiales de construcción aparecieron grandes tejas curvas con ondulaciones digitales que crean diversos motivos geométricos, ladrillos planos, baldosas con escotaduras laterales, baldosas con decoración... Entre el material litico, molinos de granito, afiladeras de cuarcita, hoces de silex, pero también elementos metalúrgicos, ya que se supone que de produccion local (horno) al menos una parte de la hallada; herramientas y útiles de todo tipo, clavos y elementos de suspensión, armas (cuchillos, espada, un hacha), cencerros, un caldero... Aparece algún objeto de cobre y bronce fundamentalmente objetos de adornos, remaches...

Fotografías de Castro de Cabeza de Navasangil

Dispones de 4 fotografías de Castro de Cabeza de Navasangil

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