Casco Antiguo de Poza de la Sal

Casco Antiguo de Poza de la Sal Poza de la Sal se localiza al nordeste de la provincia burgalesa, en un territorio conocido como el balcón de la Bureba por constituir la frontera natural entre el páramo de Masa, las estribaciones de las Loras y el llano de la Bureba, a 700 m de altitud, que culmina con la Sierra de Oña y los Montes Obarenses.

Las condiciones geográficas y geológicas de Poza, son especialmente singulares: la llanada de la Bureba cubierta de cereal y regadíos y apaciblemente surcada por el Homino y sus afluentes, deja paso en esta comarca a accidentadas formas caracterizadas por plegados desniveles y encrestados calizos con bosques en los espacios más expuestos y abruptos. Sobre uno de esos inverosímiles roquedos se conserva, presidiendo la villa salinera, el castillo de los Rojas, una de las fortalezas con más personalidad de Burgos. (ver entrada Castillo de Poza de la Sal o de los Rojas, Poza de la Sal, Burgos).

Destaca en este entorno de fuertes contrastes, el conocido diapiro de Poza, una de las estructuras geomorfológicas más espectaculares de la provincia. En el centro de la depresión, de casi 2,5 km de diámetro, emerge el cerro del Castellar, sobre el que se localizó Salionca, el primer asentamiento de la población. El conjunto forma un amplio cráter, en el que afloran los materiales salinos, en forma de anfiteatro de gran desnivel en relación a las laderas próximas.

Las salinas fueron desde la época del Neolítico el principal atractivo de esta zona, concentrando en un primer momento a población celtíbera, los autrigones, y posteriormente a los romanos, que fueron los que llegaron a organizar un complejo y eficaz sistema, tanto para extraer la sal, como para transportarla desde un lugar tan alejado de las principales vías de comunicación hacia poblaciones importantes como Briviesca , Amaya y las ciudades cántabras (ver entrada Salinas, Poza de la Sal, Burgos).

El asentamiento actual de Poza data del s. X, ya que las constantes incursiones medievales, obligaron a que la zona quedara despoblada durante siglos, razón que condicionó la nueva localización, a media ladera y protegida por el castillo. Poza surgió dentro del proceso repoblador del conde Fernán González y el reinado de Alfonso VII. La villa fue fronteriza entre el reino de Castilla y Navarra, al que llegó a pertenecer durante un breve periodo, hasta que finalmente se consolidó como villa castellana llegando a convertirse en cabeza de un pequeño alfoz.

El núcleo de Poza está formado por dos recintos, el casco amurallado localizado en la alda de la ladera, reservado para aquellos que intervenían en la producción y el comercio de la sal, y el arrabal de San Blas, al otro lado del arroyo el Torca Salada, donde residían los agricultores.

La muralla determina el perímetro triangular de la villa con un espacio intramuros de pequeña extensión. El pueblo se adapta a una complicada topografía generando un recinto compacto de manzanas lineales e irregulares, cortadas por estrechos callejones para la escorrentía de aguas. El trazado es laberíntico y se conserva una estrecha parcelación medieval que condiciona la volumetría de las construcciones de hasta cuatro alturas. El conjunto es compacto y homogéneo, con pavimentos empedrados sobre los que se forman plásticas composiciones a partir de la ofita negra y canto rodado.
Algunas importantes actuaciones han configurado los espacios más importantes del núcleo, como la plaza Nueva, que se consolidó en el s. XVII, cuando la plaza Vieja, de la que queda separada tan solo a través de un arco, quedó pequeña a las necesidades comerciales de la villa.
Fuente y bibliografía:
Portal de Patrimonio Cultural de Castilla y León

Fotografías de Casco Antiguo de Poza de la Sal

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