Cascadas de Oneta

Cascadas de Oneta

Este impresionante lugar ha sido declarado Monumento Natural de las Cascadas de Oneta (Declarado por Decreto 44/2001 de 19 de abril) en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Asturias (PORNA).

Localización: en el concejo de Villayón, en las cercanías de la localidad de Oneta.

Acceso: el acceso más fácil a Oneta discurre por la Carretera Local AS-36, que une la capital municipal con la villa de Luarca. Desde el caserío de la aldea, se toma un camino ancho y llano, que entre casas, prados y tierras de cultivo alcanza la senda de empinado descenso a las cascadas.


El recorrido descrito, poco más de media hora de cómoda andadura, forma parte de la Red de Senderos Locales del Principado de Asturias, con la clave SL.AS-5, y se encuentra adecuadamente señalizado, existiendo folletos a disposición del visitante en las oficinas del Ayuntamiento de Villayón.

Las Cascadas de Oneta son un conjunto de tres saltos de agua que se escalonan en pocos metros, jalonando el curso del Arroyo del Acebo. La primera y más espectacular, la de La Firbia, se precipita verticalmente en un salto de algo más de quince metros.

En torno a la cascada, las piedras arrastradas han formado un circo sobre el que rompen con estruendo las aguas y las paredes rezumantes del roquedo aparecen densamente cubiertas de musgos, helechos y otras especies fontinales.

Por debajo de ésta y casi inaccesibles, existen otras dos cascadas de menor belleza, la segunda por ser de trazado menos vertical, la de Ulloa, y la tercera, la de La Maseirúa, por su pequeña altura.

En Oneta, el río no es más que un pequeño reguero que serpentea entre maizales, campos de patata y prados de siega, flanqueado por una estrecha hilera de alisos. Pinares y praderías aparecen a media ladera entre los cuales asoman afloramientos rocosos de pizarras de Luarca y cuarcitas blancas; de forma muy escasa aparecen robledales y abedulares en las vaguadas, donde tampoco faltan eucaliptos.

Después del pueblo, el sedero continúa por un camino ancho y empedrado; al principio es llano y discurre por la margen derecha del río, hasta alcanzar un rodal de castaños, robles y abedules, que se descuelga ladera abajo; el camino da un pequeño rodeo para acercarse al río, se adentra en la masa arbolada y llega al pie de la primera cascada, la cascada de Firbia. Dentro de sus pequeñas dimensiones, es una cascada espectacular, que se precipita en una caída casi continua, si bien el agua golpea la roca formando pequeños peldaños. El agua cae ruidosamente a un pequeño pozo poco profundo, de cuyo fondo asoman algunas cuarcitas.

La alta humedad propicia una exuberante vegetación en los alrededores, donde abundan alisos, laureles, robles, abedules y castaños, acompañados por un sotobosque en el que abundan helechos, violetas, madreselvas,...

Siguiendo el curso del río por un camino estrecho alcanzamos en breve la segunda cascada, o Ulloa, y más abajo el pequeño salto de agua de la tercera, o Maseirúa.

Fotografías de Cascadas de Oneta

Dispones de 2 fotografías de Cascadas de Oneta

Top