Camino de Santiago. Santillana del mar - Comillas

Camino de Santiago. Santillana del mar - Comillas

El itinerario

El día discurrirá por cuatro municipios del occidente cántabro que engloban entre sí más de 30 localidades.

Si queremos visitar Santillana del Mar habrá que partir bien temprano del albergue e ir hacia Camplengo, donde tras un desvío a la derecha bajaremos hasta toparnos con la fachada lateral de la Colegiata de Santa Juliana. Este antiguo monasterio fue el origen de Santillana del Mar, villa que fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1943. Podríamos pasarnos todo el día visitando museos y callejeando entre palacios y casonas solariegas, ya que el pueblo bien lo merece. La ausencia, no ya de flechas pintadas, sino también de conchas de piedra obligan a imaginar la marcha. La salida parte desde la plaza de Ramón Pelayo, donde está el Ayuntamiento, para enfilar la calle de los Hornos.

Antes de llegar al camping hay una bonita vista de Santillana rodeada en parte por un gran prado. Vamos ahora a la cercana Arroyo a la que entramos tras pasar una carretera comarcal. Hay que dejar a mano izquierda la ermita asentada en la ladera para descender por un carretil de cemento hasta Oreña. Entramos así en el municipio de Alfoz de Lloredo. Llegando al pueblo veremos en la distancia la iglesia de San Pedro que se muestra como una atalaya en el alto. Iremos hacia ella y dejaremos este templo del siglo XVI para descender a Caborredondo. Lo cruzamos por carretera, pasamos sobre la CA-131 y al llegar a una casa con el nombre La Solana nos desviamos a la derecha para, junto a maizales, llegar hasta la imponente estampa de la iglesia de San Martín de Cigüenza. El templo fue levantado a mediados del siglo XVIII según los diseños del indiano Juan Antonio de Tagle y fue declarado Bien de Interés Cultural en 1992.

Tras contemplar San Martín seguimos hasta Novales, capital del municipio - es fácil no entrar en él porque antes hay un giro que ataja y que sube hasta la CA-356 hacia Cóbreces-. Novales es famoso por sus plantaciones de naranjos y limoneros que crecen gracias a un microclima especial que se da en esta zona. Ya en tiempos del Imperio los romanos cargaban sus naves con estos cítricos.

Abandonando este ambiente mediterráneo se sube a la carretera por la que se entra en Cóbreles. Lo mejor es seguir por ella, ya que la señalización obliga a meterse en el pueblo y dar una gran vuelta para volver a salir a la carretera a la altura de la Iglesia de San Pedro. La iglesia, terminada en 1910, tiene un característico color rojo y está inspirada en ejemplos del románico y gótico francés. Junto a la Abadía Cisterciense de Viaceli, de la que es ad vincula, forma las dos señas de identidad paisajista de Cóbreces.

La jornada continúa junto a la iglesia y por fin nos regala un tramo relajante entre un bosque de robles y hayas que puede estar embarrado. Merece la pena disfrutarlo porque de nuevo estamos abocados a volver a una pista de asfalto y salir a la CA-131 a la altura de la Venta del Tramalón donde más de uno ha tenido que refugiarse de la lluvia bajo la marquesina. Varios caminos y más carretera llevan hasta La Iglesia, pueblo de unos 150 habitantes que ostenta la capitalidad del Municipio de Ruiloba. Después vendrán Pando, donde hay un convento de las Carmelitas Descalzas del siglo XVIII, y más adelante Concha. Abandonamos así los núcleos de Ruiloba y nos dirigimos hasta nuestro final de etapa en Comillas. Tan solo kilómetro y medio para entrar en la localidad y deleitarnos con la vista del Cantábrico.

Dificultades

Nula señalización en Santillana del Mar. Dentro del casco histórico de Santillana no existe señalización jacobea alguna. Hay que salir de la localidad por la calle de Los Hornos que nace en la plaza del Ayuntamiento.

Observaciones

Hay alojamiento para peregrinos en Cóbreces y Comillas. En Cóbreces los monjes acogen en un edificio situado junto al monasterio. No hay problema de plazas ya que son 26 y no suele ser final de etapa. En Comillas, en cambio, hay espacio para 20 personas y es posible que en los meses de verano coincidan algún día mayor número de peregrinos. Comillas es una localidad turística de primer orden y es complicado encontrar plaza durante esas fechas.

Qué ver y qué hacer

Quién iba a decir entonces a los antiguos habitantes de Comillas, pescadores, agricultores y ganaderos durante la Edad Media, que su pequeño pueblo iría a convertirse en el siglo XIX en zona de veraneo de reyes y nobles. Esto sucedió gracias a Antonio López López, emigrante a América y poseedor del título de Marqués de Comillas, como premio a las aportaciones que hizo para la guerra de Cuba. Tras regresar del otro lado del Océano creó empresas navales y tabacaleras en Barcelona pero no olvidó sus orígenes: Comillas. Las invitaciones del Marqués al rey Alfonso XIII para que veranease en este lugar del Cantábrico surten efecto y trae consigo la llegada de nobles y adinerados. Comillas, y sus playas, se convierten así, junto a Santander, en uno de los lugares más prestigiosos para pasar la temporada estival y practicar los famosos baños de sol.

Palacio de Sobrellano. Construido entre 1881 y 1888 por el famoso arquitecto catalán Joan Martorell y Montélls por encargo de Antonio López, primer Marqués de Comillas. Está revestido con una fachada espectacular de piedra de Carrejo y decorada a modo de galerías abiertas. El edificio se compone de dos pisos. En el inferior está el panteón y la capilla en el superior. Ésta es de planta poligonal y de una sola nave. El sitial, los reclinatorios y los bancos fueron diseñados por Gaudí. El palacio también alberga una buena colección de pinturas y esculturas.

Universidad Pontificia. Terminada de construir, también a instancias de Antonio López, en diciembre de 1890, fue en sus inicios un seminario para la formación de candidatos al sacerdocio procedentes de toda España, Hispanoamérica y Filipinas. El aumento de su actividad y el éxito, dada su calidad académica, hizo que el edificio fuera aumentando con varios anexos como los seminarios mayor y menor, el Colegio Máximo y el colegio Hispanoamericano. Tras 75 años de labor académica en 1968 se tomo la decisión de trasladar la actividad a Madrid. La Universidad Pontificia es hoy propiedad del Gobierno de Cantabria. El edificio está en rehabilitación. No puede ser visitado en su interior, pero merece la pena subir a la colina para descubrir la escala tan armoniosa a la que está hecha.

El Capricho de Gaudí. Máximo Díaz de Quijano, concuñado del Marqués de Comillas, planteó el proyecto de su estancia de veraneo a un joven Gaudí que todavía no había adoptado en su obra el sello que le haría famoso después. El resultado fue un palacete bautizado como el Capricho que está revestido en gran parte por cerámica y donde su estructura y torre recogen influencias orientales. El restaurante merece la pena.

El puerto de Comillas. Fue terminado en el año 1716 y en él se invirtieron miles de ducados provenientes de los bolsillos de los propios vecinos de Comillas. En su época fue defendido por tres garitas y un fuerte con cuatro piezas de artillería. Comillas mantuvo la tradición de la pesca de la ballena hasta el siglo XVIII, a la que salían en chalupas armados de arpones. La lonja de pescado es un edificio montañés de 1942 que se construyó sobre los cimientos de un antiguo almacén de minerales. La actividad pesquera es hoy muy escasa.

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