Objetivos nutricionales y guías dietéticas

De la preocupación exclusiva por los aspectos cuantitativos de la dieta se ha pasado, de manera gradual, a considerar la importancia de los aspectos cualitativos y moleculares del proceso alimentario. Para conseguir mejoras colectivas de la ingesta alimentaria, las autoridades sanitarias y/o las sociedades científicas cuentan con dos herramientas de gran valor estratégico en el contexto de la Salud Pública: los objetivos nutricionales y las guías alimentarias.

Objetivos nutricionales

El gran desarrollo científico de la Nutrición actual, especialmente en su relación con la consecución de la salud, ha obligado a establecer los denominados objetivos nutricionales, con las siguientes características:

• Su finalidad principal es la planificación alimentaria, útil para la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles o degenerativas.
  
• Los objetivos nutricionales se centran en los macronutrientes (cantidad y calidad), expresados en % de energía total, así como otros nutrientes (fluor, I) y componentes alimentarios no nutricionales (fibra, alcohol, colesterol,...). No se incluyen en estos objetivos las necesidades vitamínicas y la gran mayoría de los minerales.
  
• No sustituyen ni se subordinan a las IR, aunque sí las complementan.
  
• Para el establecimiento de los objetivos nutricionales se parte del conocimiento de los hábitos alimentarios de la población a los que van a ser dirigidos. El objetivo que se marque debe ser alcanzable con modificaciones aceptables de los hábitos alimentarios, por lo que a veces se han de establecer objetivos nutricionales intermedios. Por eso, muchas veces los objetivos nutricionales no llegan a corresponderse exactamente con las IR.
  
• Mientras las IR se establecen por grupos de edad, sexo y situación fisiológica, los objetivos nutricionales suelen ser idénticos para toda la población.
  

Guías alimentarias

Las ingestas recomendadas y los objetivos nutricionales constituyen la base científica para lograr un mejor estado nutricional que conduzca a una salud óptima, pero, a menudo, esos valores no son fácilmente comprendidos por el consumidor.

Este hecho hace necesario el desarrollo de formas de comunicación más educativas como las Guías Alimentarias (orientadas a el consumidor) y la Guía Dietética. Estas guías constituyen un punto de referencia para la educación nutricional en los distintos grupos de población y como sugerencia o marco de referencia en la planificación de la industria alimentaria.

Las guías, por tanto, representan la forma práctica de alcanzar los objetivos nutricionales en una población determinada con unos hábitos alimentarios particulares, indicando los aspectos que deberían modificarse. Están orientadas hacia el consumidor y, por ello, se escriben en 2ª persona del singular y se expresan de modo amable, permisivo y a modo de sugerencia. Se trata siempre de dar orientaciones positivas y de relativamente fácil cumplimiento. La mayor parte de los cambios que se aconsejan se dirigen a la población total aunque algunas guías dietéticas contemplan distintos grupos vulnerables.

Una manera de facilitar la información de las guías alimentarias es a través de distintas representaciones gráficas de las mismas como son la conocida "Rueda de alimentos" y, más actualmente, "La Pirámide Nutricional".

En el año 1994, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) confeccionó las primeras Guías Alimentarias para la población española, revisadas posteriormente, y con una última actualización publicada en el 2001. La traducción gráfica de estas guías se concreta en la Pirámide de la alimentación saludable.