Plantas perennes o menos veces anuales, herbáceas o de base y cepa más o menos leñosas, hemiparásitas; glabras o casi. Tallos normalmente múltiples, de ascendentes a erectos, de ordinario algo ramificados, mucho en ocasiones.
Hojas alternas, en general lineares, enteras o denticuladas en el borde, verdes o amarillentas.
Inflorescencia paniculiforme o, menos veces, racemiforme (con todas las ramas prolongadas por una sola flor), con brácteas y bractéolas, insertas indefectiblemente las últimas y con frecuencia las primeras -por recaulescencia- en la base de las flores.
Flores hermafroditas, epíginas.
Perianto monoclamídeo, con (3)4-5 lóbulos, externamente verdes e internamente de un blanco neto; generalmente con dos pequeñas expansiones laterales en la base, a modo de aurículas.
Estambres, por lo general, cada uno con un fascículo de pelos que une la antera con el lóbulo periántico correspondiente. Disco nectarífero inconspicuo o apenas desarrollado.
Ovario tricarpelar, unilocular, ínfero, con 3 rudimentos seminales, de los que solo se desarrolla uno; estigma subcapitado.
Fruto nuciforme, con tantos nervios primarios como lóbulos periánticos y otros tantos secundarios, más o menos ramificados, coronado por los restos, muy persistentes, del perianto y asentado sobre un pedículo en torno al cual se almacenan materias grasas que juegan un papel importante en la dispersión del fruto por las hormigas. Semilla 1, sin episperma, y eso aunque inicialmente haya vestigios de tegumentos, que son luego consumidos en la formación del endosperma; éste, abundante, amiláceo como caso general, aunque se han hallado en él grasas y aleurona.
Plantas entomógamas, productoras de néctar; aunque se autopolinizan ocasionalmente. Hemiparásitas polífagas, cuyos haustorios han sido mucho mejor estudiados que sus relaciones como tales hemiparásitas con hospedantes a los que no parecen dañar en exceso -por más que alguna vez se haya considerado a Thesium humile una verdadera peste de cultivos cerealísticos (v.gr., en algún punto de Palestina y Andalucía)-. Se dice que a las europeas nunca se les atribuyó virtud curativa ninguna, pero en Cataluña y Baleares alguna especie es o ha sido usada como diurético. La mayoría de los nombres vernáculos que se mencionaron parece valer muy poco: tiñuela sería el más generalizado -en alusión, al igual que matapán y lobillo, al parasitismo dicho-.