Iglesia de San Miguel y San Julián de Valladolid

Edificada por los Jesuitas entre 1579-91, antes de su actual advocación estuvo dedicada a San Antonio de Padua y San Ignacio de Loyola, fundador de la Orden. El conjunto, atribuido a Juan de Nates, se articula en torno a una sola y espaciosa nave. La fachada principal muestra una imagen gótica de San Miguel, los escudos de los Condes de Fuensaldaria aquí enterrados y el real de Carlos III. Guarda una apreciable colección de tallas, retablos y pinturas de artiscas como Gregorio Fernández, Pedro de Sierra o Gil de Mena.
Iglesia de San Miguel y San Julián de Valladolid El origen de la iglesia de San Miguel y San Julián de Valladolid está en la fundación de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en 1543 por los Padres jesuitas Pedro Fabro y Antonio de Araoz que vienen desde Lisboa. Van a traer la devoción de San Antonio de Padua, poniendo la casa bajo su advocación.

La protagonista de la fundación de un patronazgo a favor de la Compañía va a ser la Condesa de Fuensaldaña Dª Magdalena de Borja y de Oñez y de Loyola, que estaba emparentada con los Jesuitas. En su testamento dona todos sus bienes bajo la condición que pusieran como titular a su tío-abuelo Francisco de Borja si llega a ser cononizado, y así fue.

Después compartió advocación con San Ignacio de Loyola. Esta fundación de patronazgo se efectuó en 1610. La Iglesia y el Colegio de San Ignacio mantuvieron una vida muy activa. Tenemos noticia que la botica se renovaba en el 1733, también se hizo un nuevo tabernáculo para el altar mayor en el 1765.

El Rey Carlos III en el 1767 expulsa a la Compañía de Jesús del territorio español, quedando el edificio sin uso, pero conservando todo el rico patrimonio artístico. Va a ser en 1775 mediante la concesión de una Real Cédula, cuando se procede a la unificación de las parroquias de San Miguel y San Julián y Santa Basilisa, que poseían edificios ruinosos, trasladándose al edificio de los jesuitas, por eso el nombre de Real Iglesia Parroquial.
El templo sigue los modelos jesuíticos, es de planta rectangular con capillas laterales que se comunican entre sí, presbiterio también rectangular y a ambos lados dos pequeñas estancias, una de ellas dedicada a Capilla Relicario. Posiblemente los planos fueron realizados por Juan de Nates. Se cubre con bóveda de cañón y arcos fajones, lunetos para ventanas termales; el crucero y las capillas tienen bóvedas vaídas. Todo el conjunto sujeto a una bella armonía, potenciándose la tensión hacia el altar mayor. No hay duda respecto a sus modelos. Viene a repetir muchos de los elementos de la Colegiata de Villagarcía de Campos, que fue el verdadero modelo.

El edificio está construido con ladrillo y tapial, pero se reserva la piedra para capiteles, portada, encintados de placa, etc... La fachada principal se dispone en dos cuerpos aletones y frontón, siguiendo el modelo del arquitecto Viñolas, está todo trazado con un sentido proporcional. La superficie se divide en espacios rectangulares, por medio de listeles, hay una gran armonía muy estudiada en tal división espacial, a la división en dos cuerpos, se opone el verticalismo proporcionado por el avance de la calle central, frente a las alas remetidas, que corresponden a los contrafuertes y capillas laterales. La portada es de piedra y adintelada. Coronada por un frontón curvo y partido. Arranca de aquí la hornacina, donde antes estuvo la escultura de San Ignacio, y hoy se halla la de San Miguel Arcángel, que ocupara el nicho principal de la vieja parroquia de San Miguel. A los lados vemos dos escudos de los Condes de Fuensaldaña para que quede patente su patronazgo. Más arriba tenemos el escudo real de Carlos III, colocado en el 1775, para sustituir al JHS jesuítico. Sobre el frontón y esquinas de las alas, hay basamentos coronados con bolas de piedra, peculiar motivo ornamental postescurialense. Entre las numerosas capillas, retablos y obras de arte que se encuentran en la iglesia destacan:

  • Capilla de San Siro. Guarda un retablo barroco del siglo XVIII, con banco, cuerpo principal y ático, éste preparado para incorporar la ventana, está realizado todo el conjunto reaprovechando elementos de otros retablos, probablemente las columnas sean las del retablo mayor de la vieja iglesia de San Miguel, la capilla se decoró después del 1.775.

  • Capilla de San Antonio de Padua. Conserva la decoración pictórica del siglo XVII, y dos letreros con la siguiente inscripción: "Esta capilla fundaron y dotaron los señores Juan de Benavente y Doña Antonia de Benavente, su hija, año de 1632. Esta capilla está dedicada a honra de Dios Nuestro Señor y del glorioso San Antonio de Padua, patrón de la iglesia de la Compañía de Jesús". Junto a los letreros, están pintados los escudos de la familia, dentro de láureas. Esta familia tuvo el privilegio de acceder a su capilla directamente por una puerta desde la calle Concepción, actualmente está tapiada, y se conserva la portada en piedra. Retablo de estilo barroco con influencia rococó del siglo XVIII, el ático incorpora la ventana, con una vidriera que representa uno de los milagros de San Antonio,en la hornacina central una escultura de vestir de San Antonio.

  • Capilla de la Virgen de Loreto y Santa María Magdalena. Fue fundada por la Marquesa de Viana Dª María Magdalena Pimentel, que proyectó por una escritura del 4 de enero de 1666 establecer su sepulcro en la sacristía del Colegio de San Ignacio, donando por ello 20.000 ducados, el sepulcro tenía que situarse en la pared de la sacristía, detrás del altar mayor, con los bustos de los Marqueses, imitando la disposición que tenían en la Iglesia los de los Condes de Fuensaldaña, enfrente estaría un altar. Aunque no llegó a realizarse, la Marquesa mantuvo su buena disposición con el Colegio, y en virtud de su testamento de 8 de noviembre de 1702 dejaba a éste como heredero de sus bienes, y dispuso que ardiese perpetuamente una lámpara en el altar de Nuestra Señora de Loreto, que tenía juntamente la imagen de María Magdalena, patrona de la Marquesa. Esta capilla por tanto se puede considerar como propia de los Marqueses de Viana, aunque no tenga los escudos. Existen referencias de misas de sufragios por ellos: Don Rodrigo Pimentel Ponce y Doña María Magdalena Pimentel Fajardo, precisando que ambos yacen bajo el suelo de dicha capilla.

  • Retablo de la Inmaculada. De estilo barroco con influencia rococó, finales del siglo XVIII. Presidido por una Inmaculada con el demonio a sus pies del círculo de Pedro de Sierra, ésta imagen es conocida popularmente con la advocación de la Virgen del Amor Hermoso.

  • Retablo de San Francisco Javier. Este retablo se hizo a la vez que el de San Ignacio situado en el otro testero de la Iglesia, los ensambladores fueron: Cristóbal, Francisco y Juan Velázquez. Se tomó por modelo la decoración que diseñó el año 1610 Girolamo Rainaldi para la fachada de San Pedro de Roma, con motivo de los actos de canonización de San Carlos Borromeo, verificándose la transmisión por medio de un grabado. Las esculturas y los bustos relicarios son obra de Gregorio Fernández y de su taller, realizado entre 1612 y 1622. Destacar la magnífica escultura de San Francisco Javier, obra de Gregorio Fernández, policromada por Marcelo Martínez en 1623, ojos de cristal, pliegues muy quebrados propios de éste escultor. Recientemente ha sido restaurada y ha participado en varias exposiciones.

  • Retablo del Altar Mayor. Comenzamos fijándonos en el monumento funerario situado en un arco-solio en el muro de la izquierda, la arquitectura fue concertada en el 1611 a Francisco de Praves, cobija las esculturas orantes de los Condes de Fuensaldaña en alabastro y una de las pocas obras realizadas en este material por Gregorio Fernández, y debajo una placa que relata la fundación del patronazgo por Doña Magdalena de Borja Oñez y Loyola ya viuda de Don Juan Urbán Pérez de Vivero.

    Esta mujer hizo testamento a favor de la Casa Profesa de San Antonio en Valladolid, que era el colegio de probación de los novicios de la Compañía de Jesús, el documento esta fechado el 29 de abril de 1621. Una de las condiciones es que en la capilla mayor no se han de enterrar ninguna persona, salvo los Padres y Hermanos de la Compañía.
    Dispone Doña Magdalena que el cuerpo del Conde su marido sea enterrado junto al altar mayor al lado del Evangelio, al igual que el suyo propio cuando fallezca, permita que a tres pies apartado de las gradas del altar mayor se puedan depositar los cuerpos de cualquier señor con título. También en el testamento dispone que más de tres mil ducados que la señora Emperatriz quedó a deber al Conde su marido, se usen para comprar unas colgaduras de terciopelo y damasco de la mejor calidad para la Iglesia, en la actualidad se conservan en las paredes las poleas para colocarlas.

    El retablo es de Adrián Álvarez, se conserva una carta de pago fechada el 29 de abril de 1595, se pagaron diez mil reales, esto se pagó al escultor, pero la obra en conjunto costó más, porque hubo que pagar a ensambladores, doradores, carpinteros y pintores. Por su estructura responde al modelo de El Escorial, reducido en un cuerpo, sigue la traza de Juan de Herrera. Tiene tres calles, y dos entrecalles dentro de las cuales se colocan esculturas. En el ático se hallan los monumentales escudos de los Condes de Fuensaldaña.

    Cuando se ubicaron las parroquias de San Miguel y San Julián en 1775 se colocaron esculturas de Gregorio Fernández: San Miguel sustituyendo a San Ignacio de Loyola en la hornacina central; San Gabriel y San Rafael fuera del retablo, ubicadas una a cada lado del presbiterio. San Pedro, San Pablo, San Felipe y Santiago, en las entrecalles laterales sustituyendo a otras que desaparecieron. Encima del tabernáculo con relieves de Gregorio Fernández, los co-patronos de la Parroquia, San Julián y Santa Basilisa que son de autor anónimo. La pintura es de Francisco Martínez: en el banco del segundo cuerpo las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, en las entrecalles seis pinturas de Santas mujeres y en el ático también hay pinturas. El estilo del retablo es renacentista apuntando ya el barroco y las esculturas de Gregorio Fernández son barrocas, principios del siglo XVII.

    En el presbiterio estuvo enterrada Doña Marina de Escobar, gran benefactora de la Compañía de Jesús, cuya lápida y enterramiento fue trasladado al Convento de las Brígidas. Según el diario de la Casa Profesa de Valladolid, se sabe que el P. Bernardo de Hoyos, difusor de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, fue enterrado en el crucero, tercera fila, lado del Evangelio. Va a ser beatificado en Valladolid el 18 de abril de 2010.

  • Retablo de San Ignacio de Loyola. Hace pareja con el de San Francisco Javier. Intervinieron en su ejecución los mismos artistas. Destacar la escultura de San Ignacio de Loyola con el atributo de llevar la Iglesia en la mano, es por ser fundador de una orden religiosa, muestra un total realismo, tiene ojos de cristal y se cuenta que el rostro está sacado de una mascarilla de cera del propio San Ignacio en el momento de morir, tiene encarnación mate, aunque barnizada, en el manto cenefa ancha con hermosa labor de pedrería fingida.

  • Retablo de la Virgen del Relicario. Es hermano al que se encuentra al otro lado del crucero, la talla de la Virgen del rosario del siglo XVII se encuentra en la sacristía y en su lugar está la Virgen Dolorosa de Ángel Trapote, escultor que falleció hace unos años.

  • Capilla de la Buena Muerte. Estamos ante un retablo barroco del siglo XVIII con influencias de la escuela de retablos andaluza, concretamente granadina, los dos quebradísimos estípites son un claro indicio. Las esculturas son de varios artistas, nos detenemos en el Cristo crucificado con rasgos del estilo de Juan de Juni, probablemente obra de algún discípulo, está acompañado de San Juan, la Virgen María y Santa María Magdalena abrazada a la cruz, según últimas investigaciones del profesor Don Jesús Urrea Fernández, son obra del escultor asturiano Juan Alonso Villabrille y Ron. En la parte alta del retablo una Virgen de la Piedad, que vino en procesión el uno de mayo de 1738 desde Santa Ana hasta el Colegio de San Ignacio, y la colocaron en el retablo de la Buena Muerte, tal como lo relata Ventura Pérez en una crónica de la época. Ésta imagen es diferente en su estilo al resto del conjunto, se podría atribuir a Alejandro Carnicero, también a Pedro de Correas por los datos históricos. En la parte baja podemos ver lo que se denomina un altar sepulcro, que tiene dos puertas con la representación de unos corazones, hacen referencia a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en ése momento histórico, éstas puertas se abren para enseñarnos una escena: el Cristo Yacente una de las últimas obras de Gregorio Fernández, es de cuerpo totalmente exento y muy realista, detrás está la Virgen de la Amargura, siguiendo el estilo de Juan de Juni, pero obra de principios del siglo XVIII al igual que las esculturas del Calvario. A ambos lados bustos de Cristo y la Dolorosa del estilo del momento. Unos relieves que representan: Jesús camino del Calvario, la Flagelación, Cristo prediciendo su Pasión y los Improperios; en la parte alta el Descendimiento y la Elevación de la Cruz. Y rematando todo el conjunto con una aureola, en el centro un corazón.

  • Capilla de la Inmaculada Concepción. Retablo rococó del tercer cuarto del siglo XVIII, fue realizado unos años antes de la expulsión de los jesuitas. La talla de la Inmaculada es del círculo de José de Rozas, realizada hacia 1670, está inspirada en una pintura ya que se dispone con el manto estirado en un plano, y está - Iglesia de S. Miguel y S. Julián acompañada de dos esculturas de jesuitas, de autor anónimo del siglo XVIII.

  • Capilla de la Virgen del Carmen. Con retablo barroco del siglo XVIII, aprovechando elementos de otros retablos, tiene añadidos y reformas posteriores. Esculturas de San Nicolás Tolentino y San Roque del último cuarto del siglo XVII, del círculo de José de Rozas. Una escultura de San Blas de buena factura, que seguramente estaría presidiendo esta capilla.

  • Capilla relicario. Se accede por puerta y reja del siglo XVII, contiene un rico patrimonio con pequeños relicarios tipo arquetas, brazos, bustos, estatuas, pirámides; imágenes de Pasión, Niños Jesús, Cruces. Destacar el retablo-relicario que contiene un apostolado completo y los evangelistas de gran perfección y detalle, son de la escuela de Gregorio Fernández. Existen otras muchas piezas de estimable valor, todo el conjunto se decoró durante la primera mitad del s. XVII en pleno barroco, incluido el zócalo de azulejería castellana a imitación de la de Talavera.

Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de Iglesia de San Miguel y San Julián de Valladolid

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Glosario de términos

Altar
En el culto cristiano, especie de mesa consagrada donde el sacerdote celebra el sacrificio de la misa
Arco
Elemento sustentante, que descarga los empujes, desviándolos lateralmente, y que está destinado a franquear un espacio por medio de un trayecto generalmente curvo.
Banco
Es la parte inferior del retablo el que se apoya el mismo. Si el banco lo forman dos pisos el inferior se llama sotobanco
Barroco
Estilo artístico basado principalmente en el exceso de énfasis y abundancia de decoración, en contraposición al clasicismo renacentista. Se situa entre 1600 y 1750 y su nombre proviene de la palabra barrueco que significa perla irregular, ya que este estilo marcaba exageradamente las formas irregulares y onduladas
Basa
Pieza inferior de la columna que sirve de apoyo al resto
Calle
Franja vertical del ábside formado entre columnas o contrafuertes
Capilla
Edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular.
Capitel
Parte superior de una columna, compuesta de molduras y otros elementos decorativos. Elemento colocado sobre el fuste de una columna que sostiene directamente el arquitrabe, arco etc. Los capiteles pueden ser vegetales, historiados (con historias), figurados (con personajes), antropomorfos (se reconocen figuras humanas), zoomórficos (animales conocidos) y fantásticos (animales no existentes). La voz proviene del latín capitellum diminutivo de caput (cabeza)
Contrafuerte
Construcción destinada a contrarrestar el excesivo empuje sufrido por una pared.También llamada estribo.
Coro
Parte de la iglesia donde se situan los monjes o sacerdotes para cantar el oficio divino. A lo largo de la historia de la arquitectura su ubicación dentro del templo ha sufrido diversas variaciones, si se sitúa en la nave central se aísla mediante un cerramiento
Crucero
Espacio en que se cruzan la nave central de una iglesia y la que la atraviesa.
Girola
Pasillo que rodea por detrás el presbiterio o capilla mayor, prolongando las naves laterales. También se llama deambulatorio.
Hornacina
Hueco coronado por un cuarto de esfera, generalmente practicado en un muro y destinado a recibir una estatua, jarrón, tumba u otro objeto decorativo.
Listel
Moldura de perfil cuadrado o rectangular.
Luneto
Bovedilla en forma de media luna abierta en la bóveda principal para dar luz a esta
Planta
Plano de la sección horizontal de un edificio.
Portada
Puerta ornamentada o decorada.
Presbiterio
Zona elevada del templo cristiano en torno al altar.
Retablo
Obra formada por un conjunto de tablas de escultura o pintura religiosa para ser colocada detrás de un altar. Se divide verticalmente en calles, la central más ancha se llama espiga, y horizontalmente en pisos, el inferior se llama predela. El retablo está protegido por el guardapolvo o polsera. La palabra procede del latin retaulus y este a su vez de retro (detras) y tabula (tabla).
Sepulcro
Es la obra que se construye para dar sepultura a una persona, generalmente en piedra y elevada respecto del suelo
Tapial
Técnica constructiva consistente en la realización de un encofrado de madera, que era rellenado por piedras y hormigón (mezcla de cal, arena y agua). Esta técnica constructiva consiste en el uso de encofrados de diversa anchura rellenos de todo tipo de materiales mezclados con cal que de por sí no son resistentes, pero que mezclados y sometidos a secado y presión, adquieren gran dureza. Cada encofrado tenía, aproximadamente unos 90 cm. de altura. Las sucesivas superposiciones obtenían la altura deseada.
Testero
Pared de un edificio que se encuentra frente a la entrada principal. Tambien se le relaciona con el muro de la cabecera de la iglesia.
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