Conjunto histórico de la Villa de Sequeros

Conjunto histórico de la Villa de Sequeros Situada en la comarca serrana al sur de Salamanca, la villa de Sequeros, es un interesante ejemplo de arquitectura popular que comparte junto a otros conjuntos históricos declarados de la zona de la sierra, como el Conjunto Histórico Artístico la Villa de la Alberca, el Conjunto Histórico Artístico Villa de Mogarraz, el Conjunto Histórico de la Villa de Miranda del Castañar y el Conjunto Histórico-Artístico de San Martín del Castañar, las características y tipología constructivas típicas de la arquitectura serrana.

En el corazón de la sierra de Francia, en la falda de un suave cerro conocido como del Mariscal a unos 950 m. de altitud, se yergue la villa de Sequeros, Su privilegiado emplazamiento le ha valido la merecida denominación de Mirador de la Sierra, obteniéndose desde Sequeros algunas de las más bellas perspectivas de toda la provincia, con especiales vistas a la Peña de Francia.

Situado a 75 km. de Salamanca, 52 de Ciudad Rodrigo y 50 de Béjar, el conjunto municipal de Sequeros lo encontraremos situado en la franja Sur de la provincia de Salamanca (al suroeste de la Comunidad Autónoma de Castilla y León), ocupando parte del espacio geográfico en el que se halla la Sierra de Francia. A 75 kilómetros de distancia hasta la capital charra.

El municipio de Sequeros se alza sobre 930 metros respecto al nivel del mar, lo cual tiene repercusiones en el clima de la región. El territorio municipal supera los 6 kilómetros cuadrados y sobre ellos residen alrededor de 230 habitantes.

La anécdota: a falta de documentos históricos, las leyendas ocupan un espacio vacío de desinformación. Circulan voces populares sobre la Sierra de Francia que señalan el origen del territorio en la repoblación francesa iniciada por Raimundo de Borgoña.

Como el resto de los pueblos de la zona, su mayor atractivo es su maravilloso entorno natural y el bello entramado urbano que sus habitantes han puesto especial celo en cuidar y conservar, por lo que el simple paseo por sus calles, plazas y rincones, produce una impresión inolvidable.

Atestiguan su antiguo pasado, restos de lo que pudo ser un antiguo castro, así como algunos vestigios romanos y visigodos. Más tarde, en el siglo XII, las crónicas la incluyen en el obispado de Santiago y después en el condado de Miranda del Castañar, hasta que en 1756 Fernando VI le otorgó el definitivo título de villa, pasando en 1833 a convertirse en cabeza de partido.

Recomendamos al viajero que abandone su vehículo antes de adentrarse en la villa, cerca del Ayuntamiento, junto a la carretera que discurre hacia Béjar. Desde allí podrá arrancar un relajado paseo por sus calles, a la búsqueda de rincones, plazuelas, casas singulares, dinteles labrados, balconadas… recursos todos que sorprenderán agradablemente al paseante.

Rodeada de frondosos bosques, la villa tuvo gran importancia comarcal en el siglo XIX, como queda patente en el teatro del Liceo, hoy llamado Teatro León Felipe en homenaje al poeta zamorano que vivió aquí su niñez.

Recorrer sus calles te permitirá admirar su trazado sinuoso, la plaza porticada del Altozano, la torre del concejo, los pasadizos, balconadas y callejones… hasta llegar a la ermita del Humilladero y a la Iglesia de la Virgen del Robledo, donde se funden magistralmente naturaleza y sentir religioso. En el interior, además de un soberbio artesonado mudéjar, se guardan los huesos del peregrino francés Simón Vela y de la profetisa Juana, la "Moza Santa", personajes vinculados a la aparición de la Virgen de la Peña de Francia, patrona de la comarca.

Juana Hernández, también conocida como Juana la Profetisa o La Moza Santa, vivió en Sequeros a principios del siglo XV. Conocida en el pueblo por su devoción a la Santa Cruz, enfermó y murió por una epidemia de peste que afectó a toda la Sierra de Francia. La leyenda popular cuenta que cuando su cuerpo era sacado por la puerta de su casa, éste se incorporó brevemente de su lecho de muerte para anunciarles a sus padres varias calamidades. Predijo, también, la aparición de una imagen de la Virgen en el cerro de la Peña de Francia, la construcción de tres conventos en los lugares que señalarían tres cruces luminosas la víspera de la festividad de la Cruz y finalmente, la protección del casco urbano de Sequeros frente al aparato eléctrico producido durante las tormentas. Según la tradición, todos los anuncios se cumplieron, lo que dio lugar a la veneración de la joven sequerreña. Por ello se le dedicó una calle y se conserva una cruz ante la que se postraba en oración junto a su casa.

La plaza del Altozano, que cumplió antaño las funciones de coso taurino y aun hoy de mercado, conserva excelentes balconadas, organizando uno de los pocos amplios espacios urbanos libres que pueden contemplarse en un entramado urbano con claras herencias árabes y judías.

Cerca de esta plaza se encuentra uno de los lugares más emblemáticos de Sequeros y quizá de toda la sierra, el Teatro. Este singular edificio, único en los alrededores, nació de la mano de la Sociedad del Liceo en 1870, época de esplendor de la burguesía de la villa.

Sin más, puede que descubra callejuelas como la del Infiernillo, donde los aleros dibujan una arquitectura intrincada de acercamientos imposibles y de suma estrechez. Otras muchas calles le sorprenderán por su bella factura, adornadas primorosamente en sus balconadas y solanas con flores, llevándole hacia fuentes y manaderos, al amparo de soportales y puertas con dinteles en los que se descubren enigmáticas inscripciones.

Una de estas calles, la del Concejo, le permitirá contemplar uno de los rincones más bellos de Sequeros, el que conforman la portalada con las torres de la iglesia de San Sebastián y la del Concejo, presidida por un histórico reloj colocado en tal lugar en 1638 y que desde entonces ha acompañado, con sus toques de campana, la vida y muerte de sus moradores.

La torre del concejo de Sequeros fue construida durante la Edad Media, formando parte de las Casas del Concejo, de donde procede su nombre. En un documento municipal del siglo XVI se refiere que en la Torre se presentaban al Conde de Miranda los cargos u oficios municipales, y desde ella se convocaba a la población para informarla sobre las disposiciones o propuestas que afectaban al municipio. Posteriormente la estructura de la torre fue modificada para incorporar un sistema de sonería que incluía una campana horaria y de cuartos. La antigua esfera del reloj de la villa, grabada en una gran losa cuadrangular de granito, se encuentra en el tejado de la torre a modo de cubierta.

Abandonemos ahora el caserío hacia poniente, hacia un crucero que destaca entre tapias de granito que forma parte de un extenso vía crucis y antecede a la Ermita del Humilladero de Sequeros, del siglo XVI. Allí podrá disfrutar de un breve descanso, al cobijo del Cristo de las Batallas, pues le proponemos que continúe hacia el sur, recorriendo la Llanada, hacia el Robledo.

Recibe tal nombre un amplio espacio poblado de arbolado que transforma su disfrute y contemplación, y la del santuario que lo preside -Iglesia de Nuestra Señora del Robledo-, al amparo del discurrir de las distintas estaciones. De histórica veneración, este templo parece remontarse al siglo XIII, aunque su factura actual se debe al siglo XVI. Más tarde, en el XVIII, se construyó la espadaña, el enlosado y se llevaron a cabo cambios en su camarín.

De regreso al pueblo el camino le llevará hasta la iglesia parroquial o de San Sebastián. El templo se construyó en el siglo XVIII bajo la dirección de Jerónimo García de Quiñones. De una sola nave y esbelta apariencia tiene características del barroco de transición, con retablos y notable imaginería.
Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de Conjunto histórico de la Villa de Sequeros

Dispones de 20 fotografías de Conjunto histórico de la Villa de Sequeros

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