Catedral de Zamora

Catedral de Zamora

La Catedral de Zamora

La construcción de la catedral se atribuye al obispo Esteban, sucesor de Bernardo, levantada seguramente sobre el local de la anterior, en lo mejor de la ciudad, junto al castillo, y patrocinada por Alfonso VII el Emperador y su hermana, la infanta-reina Sancha Raimúndez. Respecto a las fechas de inicio y final de las obras de la catedral, no hay acuerdo entre los autores, si bien existen una serie de datos que permiten hacer algunas precisiones.

Tradicionalmente se ha admitido que la fábrica se alzó de un solo tirón en tan solo 23 años (1151-1174), como parece atestiguar un epígrafe situado en el extremo norte del crucero en el que se copiaron otros más antiguos referentes a la breve historia de la catedral y epitafios de los tres primeros obispos.

Recientes y meticulosos análisis de la documentación existente han permitido asegurar que las obras, al menos las de cimentación, estaban ya en marcha en 1139, en tiempos del obispo Bernardo y que, a su muerte, ya estaban edificadas la cabecera, nave meridional y portada de este lado pues fue enterrado en el lado sur, correspondiendo la continuación de la construcción a Esteban que la consagró en 1174, aunque este último detalle no supuso la terminación de las obras, ya que las mismas continuaron durante el obispado de su sucesor, Guillermo (1176-1192), que levantaría el transepto y el cuerpo de la iglesia, en tanto que el claustro y la torre estaban en obras en el primer tercio del s. XIII.

La insólita celeridad de su fábrica se tradujo en una unidad de estilo poco frecuente en aquel siglo y en una extrema austeridad decorativa, más propia de lo cisterciense que de otros templos coetáneos de la península. Aun así, se proyectó según los cánones borgoñones clásicos y, sobre su marcha, se introdujeron sustanciales novedades en la cobertura por influencia cisterciense y oriental. Las bóvedas de ojivas de su nave central son de las más tempranas de España y anuncian ya el gótico.

Un sólo maestro, anónimo como es habitual, la proyectó y dirigió su construcción. Para Gómez-Moreno era foráneo y figura de primer orden, seguramente francés traído por el obispo Bernardo, y hubo de estar en contacto con los maestros al servicio de los normandos en Sicilia, donde los orientalismos estaban al orden del día. Sin embargo, no se le puede identificar con el "Guillermo maçonerius" o el "Munendo pedreyo" que figuran en documentos de la época, ni tampoco con el "magister Oddo" que aparece dirigiendo los trabajos en 1182. Su personalidad habría de imponerse a otras en otras construcciones del valle del Duero, especialmente en Toro, Salamanca, Ciudad Rodrigo y Benavente. En las últimas fases debió intervenir el maestro Fruchel cuya presencia está documentada entre el 1182 y 1204.

El exterior

Originalmente era un edificio de tres naves de cuatro tramos cada una, un crucero ligeramente marcado en planta y tres ábsides semicirculares, escalonados, con sus correspondientes tramos rectos. Sin embargo, ha sufrido una serie de modificaciones a nivel estructural y espacial que ha desdibujado su imagen primigenia.

El cimborrio, realizado en el último cuarto del siglo XII, es el elemento más emblemático de la catedral.

Aunque en su estructura, composición y decoración recoge influencias de la arquitectura oriental y occidental precedente (francesa, bizantina, cruzada y musulmana), se trata de una obra sin paralelo en la arquitectura medieval, que ofrece una genial, elegante y singular solución al problema de cubrir con cúpula la intersección de la nave central con el crucero. La propuesta fue tan acertada y bella que se convirtió en cabeza de serie de varias obras semejantes en Salamanca, Toro y Plasencia. Presenta un tambor cilíndrico con dieciséis ventanas que proporcionan luces al interior y cuatro torrecillas que reproducen a pequeña escala la estructura central. La cúpula, semiesférica y algo peraltada, contiene el mismo número de gallones decorados con escamas semicirculares y separados por unas crestas de arquillos. Coincidiendo con los puntos cardinales, se dispusieron salientes formados por un cuerpo de arquillos ciegos y agudos frontones triangulares rematados en cruz.

Durante el siglo XIII, tras la conclusión del templo catedralicio, se edificó una torre en el ángulo noroccidental. Se trata de un auténtico baluarte de carácter defensivo, con 37 metros de altura, que destaca por su aspecto colosal y macizo.

La portada meridional o del Obispo es la única de la fábrica antigua que se conserva íntegramente y se puede contemplar en su totalidad. En ella confluyen y se integran armónicamente diversos elementos de procedencia clásica, francesa, oriental e hispanomusulmana. De ella destaca la puerta, abocinada y de medio punto, con el intradós lobulado y cuatro arquivoltas decoradas con arquillos de herradura muy cerrados que producen un original e intenso efecto de claroscuro.

Las calles laterales contienen magníficos relieves escultóricos. La de la izquierda acoge las figuras de San Pablo y San Juan Evangelista en actitud de diálogo y de marcha. La de la derecha está dedicada a la maternidad divina de la Virgen María, representada como Theotokos o Sedes Sapientiae, con el Niño Jesús sobre su rodilla izquierda, y ambos cobijados por un baldaquino y flanqueados por dos ángeles turiferarios. Por debajo, asoma una cabeza masculina; la leyenda afirma que este enigmático busto recuerda a un ladrón que entró en el interior del templo para sustraer el dinero destinado a su edificación y que al intentar escapar la ventana se estrechó impidiendo su huida.

La portada norte, proyectada en 1592 por el arquitecto Juan del Ribero Rada, es un claro ejemplo de la sobriedad propia del clasicismo. Por encima de la puerta de acceso podemos ver una escultura pétrea del Salvador, a quien está dedicada la iglesia.

El interior

El retablo mayor, diseñado por Ventura Rodríguez y ejecutado por Juan Bautista Tammi y Andrés Verda, fue realizado entre 1765 y 1775 con mármol, jaspes y bronce. El relieve central de la Transfiguración, obra Jerónimo Prebosti en torno a 1773. En los intercolumnios se sitúan las imágenes de San IIdefonso (izquierda) y San Atilano (derecha), patronos de la ciudad y de la diócesis, respectivamente, esculpidas en Granada en 1771.

En la capilla mayor se hallan también el retablo de Nuestra Señora de la Majestad, tallado por Juan Falcote y primorosamente estofado por Juan de Durana y Alonso de Remesal el Joven a fines del siglo XVI. Su hornacina acoge una imagen de la Virgen con el Niño, labrada en piedra en torno a 1300 y estofada en el siglo XVI; es la Virgen de la Majestad o de la Calva, así denominada por su despejada frente. Y el retablo del Santo Cristo, tallado en 1546, con una imagen del Crucificado de la misma época.

Las rejas que cierran la capilla mayor y el coro forman uno de los conjuntos más extraordinarios de la rejería castellana del primer renacimiento. Su factura revela un tracista excepcional y ha sido atribuida al taller del célebre rejero fray Francisco de Salamanca, a quien se adscriben también los púlpitos, todo ello realizado en torno a 1500.

Son diversas las capillas que se añadieron circundando el edificio románico. En la nave el evangelio, la capilla de San Miguel o del Santísimo, la capilla de San Nicolás, y la capilla de San Pablo, la capilla de Santa Inés, donde se conservan la denominada Cruz de Carne, reliquia ofrecida por un ángel a un monje benedictino llamado Ruperto cuando suplicaba el cese de la Peste Negra, asegurándole que mientras fuese venerada en Zamora, la ciudad se vería libre de cualquier tipo de peste, y la talla del rey San Fernando, que realizó el escultor vallisoletano Alonso Fernández de Rozas en 1671, año en que el santo zamorano nacido en Valparaíso fue canonizado por el papa Clemente X.

A los pies de la nave central, la capilla de San IIdefonso, fundación del cardenal zamorano Juan de Mella, que alberga los grupos del Nacimiento y el Calvario, tallados por Juan de Montejo el Viejo a fines del siglo XVI, diversas pinturas murales y numerosos sepulcros, entre los que destaca el del maestrescuela Juan Romero. Para el altar de esta capilla Fernando Gallego pintó un retablo en la década de 1470, la obra más temprana de cuantas de él se conservan. Y en la nave de la epístola, la capilla de San Juan Evangelista, con el espléndido sepulcro mural del doctor Grado, labrado poco antes de su fallecimiento, acaecido en 1507, con una representación del árbol de Jesé; y la capilla de San Bernardo, en la que recibe culto la sobrecogedora imagen del Cristo de las Injurias, un Crucificado de mediados del siglo XVI que procede del desaparecido monasterio de San Jerónimo de esta ciudad.

La sillería del coro, situada en la nave central, fue realizada en madera de nogal por el taller de Juan de Bruselas entre 1 502 y 1 505. El programa iconográfico, de profunda carga teológica, contiene una espléndida síntesis de la historia de la salvación. La humanidad, que ha perdido el paraíso por su caída en el pecado (representado en las atrevidas escenas de las misericordias), es redimida por Cristo, el Mesías cuya venida fue anunciada por los personajes y las profecías del Antiguo Testamento (sillería baja); en él se fundamenta nuestra fe, cimentada sobre los apóstoles y fortalecida por el ejemplo de los santos (sillería alta).

La tabla del trascoro representa a Cristo Salvador del Mundo en su Gloria, entre los bienaventurados. Se trata de una obra pictórica relevante, del primer tercio del siglo XVI.

El claustro actual sustituye a otro medieval que fue destruido por un incendio en 1591. De proporciones y equilibrio admirables, fue diseñado por Juan del Ribero Rada en 1592, y en él trabajaron diversos maestros, entre los que se cuenta Hernando de Nates Naveda, que lo finalizó en 1612. A través de él se accede al Museo Catedralicio.

Museo

El Museo Catedralicio de Zamora fue inaugurado en 1926 con el objetivo de albergar obras procedentes tanto de la propia Catedral como de otras parroquias de la diócesis, con el objeto de ser mostradas al público. El Museo tiene su acceso desde el claustro de la Catedral. En él se expone parte de una magnífica colección de tapices flamencos, entre los que destaca el de Tarquino Prisco, obra maestra tejida en Flandes hacia 1475; los de la Guerra de Troya, procedentes de los talleres de Tournai y confeccionados en el último tercio del siglo XV; los tapices de la viña, elaborados en Bruselas en torno a 1500; los de la historia de Aníbal, confeccionados por el licero bruselense François Geubels en torno a 1570, y los del rey David, de fines del siglo XVI, confeccionados posiblemente en un taller de Audenarde.

También destaca la custodia procesional, cuya obra original fue finalizada por Pedro de Ávila en 1515, a la que añadió un basamento el platero Antonio Rodríguez en 1598. La Virgen con el Niño y San Juanito, labrada en mármol blanco de Carrara y atribuida al escultor burgalés Bartolomé Ordóñez.

Y las tablas de la aparición de Cristo resucitado a María Magdalena y Pentecostés, pintadas por el taller de Fernando Gallego en torno a 1495, que formaron parte del antiguo retablo mayor de la catedral. Tras una rocambolesca historia volvieron a ella en 1925. Dicho retablo fue desmontado en 1715 y sustituido por uno barroco de Joaquín Benito Churriguera, vendiéndose aquél a la parroquia del cercano pueblo de Arcenillas. Con la desamortización, diecinueve de las tablas que lo componían fueron a parar a manos de la familia Ruiz-Zorrilla, dos de cuyos descendientes acabaron donando al Cabildo sendas obras.

El museo sufrió una importante remodelación con motivo de la celebración de Las Edades del Hombre en 2001. Desde el 2005 la visita se realiza de forma conjunta al museo y la Catedral, lo que ha repercutido en un aumento del número de visitantes.
Fuente y bibliografía:
Wikipedia, Catedral de Zamora

Fotografías de Catedral de Zamora

Dispones de 81 fotografías de Catedral de Zamora

Glosario de términos

Altar
En el culto cristiano, especie de mesa consagrada donde el sacerdote celebra el sacrificio de la misa
Baldaquino
Dosel que cubre una tumba o altar. El tipo más común descansa sobre cuatro columnas
Baluarte
Obra de fortificación que sobresale en el encuentro de dos cortinas o lienzos de muralla y se compone de dos caras que forman ángulo saliente, dos flancos que las unen al muro y una gola de entrada.
Barroco
Estilo artístico basado principalmente en el exceso de énfasis y abundancia de decoración, en contraposición al clasicismo renacentista. Se situa entre 1600 y 1750 y su nombre proviene de la palabra barrueco que significa perla irregular, ya que este estilo marcaba exageradamente las formas irregulares y onduladas
Basa
Pieza inferior de la columna que sirve de apoyo al resto
Cabecera
Testero de la iglesia o parte en que se halla el altar principal.
Cabildo
Órgano ejecutivo eclesiástico encargado del cuidado y gobierno de las iglesias mayores de la misma en sus aspectos litúrgicos y organizativos
Calle
Franja vertical del ábside formado entre columnas o contrafuertes
Capilla
Edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular.
Cimborrio
Torre normalmente cilindrica que sirve de base a la cúpula y descansa inmediatamente sobre los arcos torales. Construcción elevada sobre el crucero de las iglesias que tiene forma de torre cuadrada o poligonal
Claustro
Galeria cubierta alrededor de un patio generalmente cuadrangular y separada de él por columnas o arquerias. Suele estar adyacente a la iglesia y formando parte de un complejo mayor (catedral, monasterio etc.). Su etimologia procede de claustrum = cerrado.
Coro
Parte de la iglesia donde se situan los monjes o sacerdotes para cantar el oficio divino. A lo largo de la historia de la arquitectura su ubicación dentro del templo ha sufrido diversas variaciones, si se sitúa en la nave central se aísla mediante un cerramiento
Crucero
Espacio en que se cruzan la nave central de una iglesia y la que la atraviesa.
Gallones
Cada uno de los segmentos en los que se divide una cúpula, similares a los gajos de una naranja
Hornacina
Hueco coronado por un cuarto de esfera, generalmente practicado en un muro y destinado a recibir una estatua, jarrón, tumba u otro objeto decorativo.
Icono
1. Representación religiosa de pincel o relieve, usada en las iglesias cristianas orientales. 2. Tabla pintada con técnica bizantina
Intercolumnio
Espacio entre dos columnas
Monasterio
Conjunto de edificios donde se agrupan los monjes para vivir en comunidad. Voz proveniente del latín monasterium y este a su vez del griego monastérion
Monje
Persona que perteneciendo a una orden religiosa vive en comunidad en un monasterio. La voz proviene del occitano monge, que a su vez procede del latín monicus que a su vez procede del griego monachus.
Nave
Cada uno de los espacios en que se divide longitudinalmente una iglesia.
Planta
Plano de la sección horizontal de un edificio.
Portada
Puerta ornamentada o decorada.
Retablo
Obra formada por un conjunto de tablas de escultura o pintura religiosa para ser colocada detrás de un altar. Se divide verticalmente en calles, la central más ancha se llama espiga, y horizontalmente en pisos, el inferior se llama predela. El retablo está protegido por el guardapolvo o polsera. La palabra procede del latin retaulus y este a su vez de retro (detras) y tabula (tabla).
Sepulcro
Es la obra que se construye para dar sepultura a una persona, generalmente en piedra y elevada respecto del suelo
Tambor
Cilindro o anillo donde se apoya la semiesfera de la cúpula
Theotokos
La que dio a luz a Dios. La Madre de Dios (La virgen María)
Transepto
Espacio transversal que aísla el ábside y el coro del espacio de la nave. Sobre él se eleva generalmente el centro arquitectónico o eje vertical mayor del conjunto, cubierto con bóveda y flanqueado de vanos.
Venera
Motivo decorativo en forma de concha marina, similar a las conchas de peregrinos
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